La emprendedora ha abierto, hace dos meses, un restaurante que combina alimentación y prácticas saludables de vida, como los talleres de reiki y mindfulness.
“Un oasis en mitad de Madrid”. Así es como la joven venezolana Michelle Rubio define Ohana Sana, su primer proyecto empresarial en la capital española. La iniciativa busca ir un paso más allá del concepto tradicional de restaurante. “Es un espacio para trabajar en el crecimiento personal tanto interior y exterior, una conexión para fomentar un bienestar integral que, evidentemente, pasa por una buena alimentación”, explica a IberoEconomía. Un concepto que, a pesar de contar con dos meses en el mercado, ha calado con fuerza en el barrio de Chueca.
La emprendedora venezolana, que con 17 años emigró a Michigan (Estados Unidos), sabe la importancia del ‘customer experience’. Un área en la que se especializó en Miami, en donde no sólo cursó un máster en Marketing y customer experience, sino que también trabajó en el aeropuerto de la reconocida ciudad norteamericana. No obstante, tras unos cinco años en el país, consideró que era necesario reinventarse, empezar de cero una vez más y encontrar un espacio para desarrollar su talento. “Inicialmente me valoré la opción de Holanda, pero mi madre me convenció que España era una opción con menos frío y chicos más guapos”, bromea.
Tras dos años preparando el concepto y la carta, Rubio abrió las puertas de Ohana Sana con el objetivo de marcar la diferencia gastronómica y de ‘customer experience’ en el corazón del centro de Madrid. “Todo el establecimiento está pensado para la comodidad del cliente. Desde el diseño de las sillas, hasta la altura de los tomacorrientes para que puedan cargar sus móviles o portátiles sin tener que agacharse”, matiza. Un modelo de negocio que ha encontrado su target, mayoritariamente, entre mujeres con edades que oscilan entre los 25 y los 32 años.
Ohana Sana, que ha requerido una inversión inicial estimada en unos 250.000 euros, no teme a la competencia. “Contar con competidores te da garra. Inconscientemente estás obligado a ir mejorando de forma constante y, si lo haces de la forma correcta, incluso es el motor que te permitirá ser el número uno”, advierte Rubio. A su favor tiene que, además de la comida, el proyecto está vinculado con un estilo de vida que se refleja en “todos los talleres que hemos venido celebrando sobre reiki y mindfulness, así como los eventos que hemos celebrado en el parque de El Retiro o las rutas de senderismo que tendremos cuando llegue el verano”.
Su pasión por el bienestar general no es una simple convicción empresarial. “Hace unos años, a mi padre le dio una angina de pecho en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Pensé que le perdería. Sin embargo, cuando se recuperó, empezó a cambiar sus hábitos de vida y pude ver la gran mejoría que tuvo tanto física como anímicamente. Por esto, es mi principal motivación para promover un modelo saludable de comer y de vivir”, apunta. Justamente, el público extranjero ha sido el que más se ha sentido identificado, lo que hace que exista una alta presencia de franceses, alemanes, británicos y otros europeos.
“Quise crear un oasis en el corazón de Madrid. Un espacio marcado por la buena vibra y el cuidado personal que va mucho más allá de comer cuatro lechugas”, matiza. Aún en un proceso de ajuste al mercado, Rubio adelanta que sumará nuevas creaciones a su carta, entre las que se encuentran arepas que tendrán en su masa zanahoria, remolacha o hasta espinaca. “También mantendremos nuestros postres totalmente ‘sugar free’, ya que son unos de los productos de los que nos sentimos más orgullosos”.
Aunque aún considera que es muy pronto para hablar de posible franquicia o de nuevas aperturas, su meta a medio plazo radica en consolidar su marca en la oferta gastronómica de la ciudad, así como seguir ‘sembrando’ innovaciones que crezcan sólidas en el nuevo ‘oasis’ de Madrid.