El veganismo no es una tendencia nueva. Se trata de una práctica hinduista, que existe desde hace siglos por motivos espirituales.
Lo que sí parece nuevo es la escalofriante tendencia a forzar al veganismo, inclusive bajo presión de establecer leyes para ello.
El veganismo es la tendencia a rechazar todo alimento, artículo u objeto de origen animal, y se diferencia con el vegetarianismo, en que el vegetariano si consume derivados del animal vivo como la leche y los huevos.
Las motivaciones de sus seguidores son: prácticas religiones orientales, para prevenir el maltrato animal (57%), por presuntos beneficios a la salud (21%), o simplemente porque está de moda y es ‘trendy’, pero ¿será este es el verdadero trasfondo de quienes buscan imponerlo a la fuerza?
Vemos en las noticias que el veganismo, más que una libre elección personal, se está transformando en un ataque a los sectores de la población con otros estilos de vida o alimenticios.
Los grupos radicales están impulsando, como si fuese una secta de amantes de la naturaleza, la imposición del veganismo.
Existen ejemplos preocupantes como el de la adolescente norteamericana de 12 años de edad que pertenece al grupo ‘Million Dollar Vegan. La joven, durante la cuaresma del 2019, le propuso al Papa llevar una dieta vegana durante los 40 días de cuaresma, a cambio de un millón de dólares.
La polémica propuesta hace pensar que el trasfondo del veganismo radical va más allá de la salud o protección de los animales.
Desde los grupos radicales también buscan promover mensajes como “comer animales es pecado”. Una afirmación que desde el catolicismo desmienten, recordando que el mismo Cristo comió pescado, y el famoso milagro de la multiplicación de los panes y peces.
A pesar de que estamos de acuerdo que debemos respetar y tratar sin crueldad a los animales, pero eso no compartimos la limitación de las libertades personales y aún menos la manipulación de valores religiosos para imponer un modelo de vida o de alimentación.
Con el impulso de campañas como los “lunes sin carne”, se busca de manera dictatorial obligar a todos a seguir una tendencia. Una iniciativa que comenzó en Estados Unidos y que ya está teniendo copias en otros países como España, de la mano del partido de extrema izquierda Podemos.
Llama la atención los grupos de veganos por su forma de vivir y actuar. Más parecidos a un clan que a un movimiento saludable.
Estos grupos existen en todos los países, se valen de adeptos jóvenes para captar más adeptos que formen parte de su organización, estos jóvenes captadores de otros son casi siempre personas de muy joven edad, proveniente de familias rotas o disfuncionales, con carencias emocionales importantes, donde cala muy bien el adoctrinamiento y el estilo de vida al cual lo obligan, deben socializar solo con personas de la misma línea vegana, sin hacer objeción a los gurús y guías espirituales del Veganismo.
Debajo de la falsa careta de “ecologistas” que aman a la naturaleza y a los animales, se esconden organizaciones con jefes que controlan a todos sus miembros, entran a escuelas para hacer este “convencimiento” a pensar y actuar como ellos bajo un sinfín de medias verdades, se organizan para destruir mataderos, y atacar a propietarios de empresas de alimentos de origen animal.
Además, aprovechan de famosos, artistas e influencers que se unen a esta onda, para influenciar a otros a seguir esta tendencia, vendiéndola como buena.
Ciertamente hasta allí, queda en el criterio de cada uno la decisión, ahora bien, lo que es alarmante es que a través de leyes nos obligan a seguir la tendencia prohibiendo comer carne los lunes, bajo la máscara de “cuidadores de nuestra salud” y/o “cuidadores de la naturaleza y animales”.
¿Es el Veganismo realmente tan saludable como lo pintan?
La ciencia de la nutrición y alimentación nos ha demostrado y confirmado desde hace mucho tiempo que el cuerpo humano para mantener un adecuado estado nutricional que garantice su salud debe consumir diariamente 50% de carbohidratos complejos de bajo índice glicémico y ricos en fibra dietéticos (cereales, tubérculos, raíces, semillas, y leguminosas), retirando los azúcares simples, además debemos consumir un 25% debe provenir de frutas y vegetales; y un 25% de proteínas de alto valor biológico (origen animal).
Los veganos carecen en primer lugar de vitamina B12 porque se privan de los alimentos que lo contienen: carne, pollo, pescado, huevos y leche. Situación que los obliga a depender de suplementos de esta vitamina o vivir con la carencia. Cuando una persona tiene carencias de vitamina B12 sufre de: anemia megaloblástica, cansancio, debilidad, depresión, problemas de conducta y humor, déficit neurológicos y de memoria. Por ende, no podemos afirmar que sea saludable limitarse de vitamina B12, ni afirmar que es mejor la vitamina B12 de la farmacia que la proveniente de los alimentos.
Otra carencia importante en el Veganismo, es la falta de hierro. Este mineral es vital para la vida del ser humano, pues es quien se encarga de transportar el oxígeno por la sangre. Este mineral se encuentra y absorbe dos veces más en alimentos de origen animal que vegetal.
El Zinc, mineral tan importante para nuestro sistema inmune, sobre todo en momentos como estos que afrontamos una tremenda pandemia. Ninguna planta logra garantizarnos la cantidad suficiente de zinc para cubrir el requerimiento diario, además que es un mineral difícil de absorber. Los veganos tienen carencia de este mineral. Las consecuencias son: debilitación del funcionamiento del sistema inmune, caída del cabello, diarreas frecuentes, retraso en las cicatrizaciones, e inapetencias. Este termina siendo otro mineral que deben consumir artificialmente en forma de suplemento.
El caso de los omega 3: éstos son los famosos ácidos grasos esenciales que se necesitan para gozar de buena salud. Su principal fuente son los pescados, especialmente los conocidos pescados azules. El omega 3 es necesario para la formación y salud del cerebro y del sistema neurológico además de la vista. Es antiinflamatorio y disminuye los valores de LDL y VLDL (colesterol malo). Otro elemento del cual carecen los veganos y es tan importante especialmente en tiempos de pandemia.
En el caso de la vitamina D, otra importante para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, presenta carencias en los veganos. En el caso de esta vitamina las carencias son menos severas si el vegano vive en zonas geográficas con mayor exposición solar, de lo contrario, deben tomar otro suplemento más.
En conclusión, es una tendencia que no es saludable. Vivir tomando vitaminas y suplementos artificiales en vez de alimentos frescos no tiene sentido. Tampoco pueden afirmar que les previene la obesidad, porque una gran parte de veganos sufre de sobrepeso y obesidad, causado por: consumen más carbohidratos para poder llenarse, (recordemos que las proteínas dan mayor saciedad), consumen más cantidad de carbos fritos, no necesariamente el vegano hace deporte cardiovascular que le proteja el corazón y sistema circulatorio, no se libran de padecer cáncer, ya sea por debilidad del sistema inmune, como por genética que no pueden modificar. Definitivamente no es una tendencia saludable como la venden ni para el cuerpo, ni para la mente. Creo cada quien debería ser libre de elegir y no imponernos esta tendencia.
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