La igualdad de género es un imperativo económico que podría aportar a la economía global 12 billones de dólares según el estudio 2015 de McKinsey Global Institute. Las economías y las sociedades en América Latina, una de las regiones con más desigualdad en el mundo, podrían beneficiar enormemente si se invierte más en la mujer. Los inversores, las ONGs, los gobiernos y todas las empresas necesitan empoderarse y sumarse a este esfuerzo para cerrar la brecha de género y aprovechar los beneficios económicos que se están dejando a un lado a falta de la participación femenina. El compromiso de los hombres en este tema es crucial.
Al invertir en las mujeres y cerrar la brecha de género, el producto interno bruto y la productividad de la fuerza de trabajo pueden incrementarse significativamente a nivel global. La igualdad de las mujeres hace sentido a todos niveles y no podemos ignorar el gran valor económico.
Teniendo en cuenta que aproximadamente la mitad de las mujeres en América Latina no tiene participación en el medio laboral, incrementar su presencia como fuerza trabajadora se destaca como uno de los motores de crecimiento que aún no se aprovecha. Aunque estas mujeres no estén involucradas oficialmente en el mercado laboral, muchas de ellas cobran menos, trabajan más, ocupan menos puestos de responsabilidad en las empresas y su rol en la sociedad aunque pasa desapercibido por conllevar labores domésticas y del cuidado de los hijos que parecen no ser relevantes.
Las mujeres se han reinventado, y eso puede observarse en el aumento del número de mujeres que emprenden un pequeño negocio aprovechando las oportunidades, más que las necesidades. Algunos estudios como El Informe Mundial GEM 2017 (Global Entrepreneurship Monitor), indican que la actividad emprendedora es más alta en economías con menor desarrollo como la de América Latina y el Caribe donde alcanza el 18,5 por ciento.
Sin embargo, según investigaciones del Fondo Monetario Internacional se estima que en América Latina y el caribe unas 130 millones de personas viven de la economía informal. El informe mundial de emprendimiento registra que un 17 por ciento de estos emprendimientos tienen a una mujer como líder.
Quisiera detenerme en Perú donde según el Ministerio de la Producción (Produce), al término del 2017, existen 1.270.000 micro y pequeñas empresas lideradas por mujeres. Desde 1999, Pro Mujer, empresa social líder en la inclusión financiera en América Latina, otorga préstamos pequeños a grupos de mujeres microemprendedoras en el país, apoyándolas con servicios integrales financieros, de salud y de capacitación. Estas clientas de Pro Mujer a lo largo de los años, han demostrado la importancia de su rol activo en el desarrollo económico de sus comunidades, pese a las marcadas brechas de desigualdad que enfrentan.
En Perú la población ronda los 31 millones y la mitad de esa cifra son mujeres. Mujeres, cuya situación a nivel mundial es, tristemente, muy similar: un recurso subutilizado en el campo laboral. Mientras que los hombres tienen en promedio un 80 por ciento de participación en el mercado laboral, las mujeres con grandes esfuerzos logran un escaso 50 por ciento. Casi la mitad del potencial productivo de las mujeres permanece sin ser explotado de la manera correcta.
No podemos hablar sobre la igualdad de las mujeres sin reconocer la epidemia de violencia y feminicidio que se vive a diario en la región. En América Latina, las mujeres se enfrentan a las tasas más altas de violencia de género en el mundo: la violencia afecta al 53 por ciento de las mujeres y hay al menos 12 feminicidios por día según la Organización de Naciones Unidas. Catorce de los 25 países en el mundo con las tasas más altas de femicidio se encuentran en América Latina, donde 60.000 mujeres mueren cada año.
La eliminación de la violencia contra las mujeres salvaría vidas y a la vez aportaría a las economías. Las investigaciones indican que el costo de la violencia contra la mujer podría ascender a alrededor del 2 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial. Esto es equivalente a 1,5 billones de dólares.
Según el Banco Mundial, se estima que la violencia contra las mujeres les cuesta a los países de América Latina hasta el 3,7 por ciento de su PIB, más del doble de lo que la mayoría de los gobiernos gastan en educación.
Estamos bajo un panorama desalentador para las mujeres, es peligroso ser mujer en la región, sin embargo la intensión, las herramientas académicas y económicas están dadas junto a las oportunidades para generar el cambio en la región, invirtiendo en las mujeres de la base de la pirámide.
¿Cómo pueden los países de América Latina invertir en las mujeres?
Los países de América Latina deben fortalecer la calidad de la educación pero sobre todo garantizar el acceso a que las mujeres se eduquen, también deben concentrarse mucho más en asegurar que los sistemas de educación y capacitación desarrollen en las mujeres habilidades que las empresas necesitan, y los equipen para competir en un mundo cada vez más automatizado.
Desde Pro Mujer en América Latina, hemos aprendido a lo largo de tres décadas empoderando a mujeres en la región, que no es suficiente ofrecer préstamos, servicios de salud y educación, sino que debemos ofrecerles a estas mujeres una plataforma sostenible que provea servicios relevantes a lo largo de su ciclo de vida entre ellos, servicios profesionales y capacitación en alfabetización digital, facilitando educación en áreas de interés financiero fortaleciendo habilidades que las hagan competitivas en el campo laboral.
Además, estamos impulsando la alfabetización digital invirtiendo en programas que les brinde habilidades básicas que les permita acercarlas con confianza usar herramientas de creación de páginas de Internet, el uso de aplicaciones, la facilidad de la banca en línea entre otras herramientas pensadas en pro de mejorar sus vidas y las de sus familias. Pro Mujer invita a América Latina a evolucionar hacia una región más progresista en términos de género y le da la bienvenida a todos aquellos que están comprometidos con la igualdad en todo aspecto para las mujeres.
Estadísticas globales:
- 26% tasa de participación laboral
- 24% es el promedio global de la brecha salarial de género.
- 5x – Cantidad de tiempo que las mujeres pasan trabajando en labores domésticas sin recibir pago en comparación con los hombres.
- 75% del trabajo global no remunerado es hecho por mujeres.
- A nivel mundial, las mujeres representan el 50% de la población en edad de trabajar, pero generan solo el 37% del producto interno bruto.
- Para 2025, se agregarían 240 millones de trabajadores a la fuerza de trabajo mundial mediante el cierre de la brecha de género.
María Paula Cardona, directora de marketing y comunicaciones Pro Mujer.