El gobierno de España contra los españoles

Gobierno de España

En los poco más de dos años que faltan para las próximas elecciones generales, los ciudadanos nos enfrentaremos a grandes retos, individuales y colectivos, donde los segundos vendrán determinados por los primeros.

Cada uno ve estos obstáculos o retos desde su propia realidad, como no podía se de otra forma; sin embargo, es necesario ampliar nuestra perspectiva individual para ver como la nuestra y la de los demás, se entrelazan, formando una realidad de conjunto, que a fin de cuentas, nos afecta a todos.

En nuestra realidad, hacemos las veces de funambulistas existenciales, equilibrando como sea posible cada aspecto de nuestras vidas, para perder la menor cantidad de calidad de vida posible con unos sueldos para nada suficientes.

Me refiero por ejemplo al aumento constante de los alimentos que, de céntimo en céntimo, nos obliga a ir suprimiendo alimentos o, en el mejor de los casos, a sustituir algunos por otros de menor precio y por supuesto, de menor calidad.

También me refiero al aumento del gas y la gasolina, lo que en otro país sería un incentivo para la adquisición de coches eléctricos, en España no, porque la electricidad ha subido un trescientos por ciento en un año; además, a principios de este año, entró en vigor el aumento del impuesto de matriculación; con lo cual, casi que mejor nos quedamos como estamos.

Y si vives en Madrid peor, porque dentro de poco ya no podrás llevar el coche a casi ningún sitio del centro de la capital a no ser que este sea eléctrico o «eco friendly» gracias al Madrid Central reforzado del Ayuntamiento.

Por si fuera poco, la última noticia que tenemos es que se plantea la apertura de peajes en las autovías y carreteras españolas, lo que nos obliga poco a poco, a depender de un transporte público dentro y fuera de las ciudades casi siempre atestado de pasajeros, con huelgas y retrasos constantes en algunos de ellos. En mi caso, el ejemplo que vivo día a día es el de Madrid, pero seguro que vale para el resto de ciudades.

Luego tenemos el impuesto a los autónomos, que también ha sido aumentado, forzando el cierres de comercios y pequeñas empresas y, ahuyentando a posibles nuevos emprendimientos.

Pero tranquilos que, mientras esto sucede, el gobierno se prepara para repartir los miles de millones de euros en ayudas otrogadas por la Unión Europea. Eso sí, las ayudas se van a destinar como siempre, en forma de subvenciones tardías e insuficientes, aportando estrictamente lo justo para mantenernos ocupados equilibrando nuestras cargas individuales, sin percatarnos de las amenazas y retos colectivos que se nos vienen encima.

Estas tienen que ver con el control social y con la pérdida de libertades a manos del gobierno y que estamos viviendo en estos momentos.

La estrategia es la misma que el chavismo utilizó en Venezuela; aprovechar las crisis para su propio beneficio político, crear división y crispación social y, sobre todo, conseguir el control de la población y de las instituciones.

Para lograr esto en España, la estrategia es la misma, abrir todos los frentes posibles -atacar el sistema desde cualquier ámbito-, creando temas de discusión, propuestas o situaciones que, en realidad, lo que buscan es distraer de las verdaderas intenciones del gobierno, que no son otras que mantenerse en el poder sin importar las consecuencias.

Si, por un lado, el gobierno sube impuestos y aumenta las restricciones a nuestra vida diaria -siempre culpando a otros-, provocando el aumento de las necesidades de la población; por el otro, entrega ayudas para paliar dichas necesidades.

Así se crea el control social, mediante la constante dependecia de la población del gobierno para cubrir las necesidades generadas por los aumentos de impuestos implementados por el propio gobierno.

Recordemos que el gobierno da ayudas a colectivos conflictivos -okupas, menas, etc-, que se suman a esta dinámica de distraer y mantener ocupada a lanpoblación.

Otra forma de control social es a través de la educación, ya lo dijo Simón Bolívar en Venezuela, «Un pueblo ignorante es un un instrumento ciego de su propia destrucción», frase que sirve para cualquier país en cualquier tiempo, y que viene como anillo al dedo de la España actual.

Por eso es que repito que, un país que ha cambiado su Ley Orgánica de Eduacacion en ocho ocasiones, durante sus cuarenta años de democracia -a razón de una nueva ley cada cinco años-, no es un país que tenga una idea clara ni de a dónde quiere ir y mucho menos menos de cómo quiere hacerlo.

Y menos aún un gobierno que permita pasar de curso con suspensos, que pretenda eliminar los exámenes de reparación y que quiera eliminar la meritocracia para poder acceder a becas de estudio.

Un gobierno así, solo pretende en realidad, crear una sociedad de vagos, sumisa, y sin valores que será presa fácil no solamente de un discurso populista, sino que además participará de buen agrado en un gobierno populista, demagogo y controlador de la sociedad como este.

Y cada vez que haya elecciones, el gobierno se encargará de recordarnos que gracias a él y a sus ayudas, los ciudadanos hemos podido hacer frente a los golpes de la vida.

Es decir, el gobierno crea las condiciones necesarias para mantenernos diariamente luchando para sobrevivir y así mantener nuestro presente como individuos; pero solo para evitar que nos demos cuenta que la verdadera batalla es por nuestro futuro como una sociedad libre.

 

Del Día de la Hispanidad

Acerca de Daniel Lema Rincón 90 artículos
Politólogo, Master Seguridad y Defensa y en Adm. Pública. Gabinetes Estratégicos, Seg. Ciudadana y Campañas Electorales. Siempre me ha motivado ayudar a aquellas personas que lo necesitan, por eso, mi vocación me llevó al servicio público a través de la política; primero en España, luego en Venezuela.