Del Día de la Hispanidad

Dia de la Hispanidad

Con la llegada de Cristóbal Colón a lo que hoy en día conocemos como América, el 12 de octubre de 1492, la historia mundial daría un giro que nadie, en ese entonces podría imaginar.

Gracias a la necesidad -madre de toda evolución y proceso de superación donde los haya-, los reyes de España, los católicos Fernando e Isabel, patrocinan la empresa de un aventurero genovés llamado Cristóbal Colón, quien decía que se podía llegar al este -Medio Oriente y Asia-, viajando por el oeste.

Hoy puede parecer incomprensible, pero en ese entonces, era necesario restablecer la ruta de las especies para su comercialización en Europa y, que había sido cortada por la caída de Constantinopla ante el ejército otomano de Mohamed II en 1453.

La necesidad de encontrar una nueva ruta comercial con oriente, produjo una ola de expediciones y descubrimientos que marcaron el devenir de la historia, como fue la circunnavegación de África o la llegada de Colón a América.

Estos viajes, descubrimientos, encuentros o como se les quiera llamar, detonaron un crecimiento sin precedentes en todos los ámbitos de la vida, desde la geografía y la cartografía, hasta la alimentación, pasando por la botánica, el comercio y las ciencias.

A pesar de haber pasado más de quinientos años de lo sucedido, los movimientos de izquierda, a lo largo y ancho de occidente, se afanan -todos los años y antes de la conmemoración del doce de octubre- en reclamar un perdón sin sentido a España.

Exigen, que se les pida perdón no se sabe muy bien a quién, por las masacres, la destrucción y desaparición de pueblos y costumbres. Claman por el robo de botines y riquezas, exigen que se les pida perdón por la humillación y las vejaciones sufridas.

La verdad es que estas exigencias parecen solo un intento más de modificar la historia, de tener un relato que los ayude a seguir manipulando a la mayor cantidad posible de personas; personas que, puedan creer que su situación actual es culpa de esos españoles que llegaron hace más de quinientos años. Lo cierto es, que la izquierda solo busca perpetuar el discurso de la división, del victimismo y la retaliación, nada más.

Este año, los pronunciamientos sobre el tema, estuvieron a cargo del presidente López Obrador de México, del dictador Nicolás Maduro de Venezuela, incluso, del presidente Biden de los Estados Unidos de Norteamérica. Exigieron los dos primeros, la petición de perdón por parte de España a los pueblos indígenas. El tercero, comentó las atrocidades cometidas durante ese periodo histórico.

Y es menester nombrarlos para demostrar lo que digo. En el caso de México, Mayas y Aztecas, cada uno en su momento, a pesar de sus avances en astronomía, arte o construcción, también se dedicaban a la esclavización de otras tribus, así como a la realización de sacrificios humanos. Y me pregunto yo, ¿Quién le pide perdón a quién en este caso?.

En mi querida Venezuela, en la parte central del país habitaban tribus de la etnia Caribe, que dominaban parte de la costa venezolana y varias islas del Caribe y, que practicaban la antropofagia o canibalismo; es decir, comían carne humana, por lo general, la carne de sus enemigos muertos en combate, con la intención de hacerse con sus poderes y su fuerza.

Y, en el caso de los EEUU, es necesario recordar, que quienes diezmaron y aniquilaron a las tribus norteamericanas fueron las tropas de la corona británica, no solo a través de la guerra convencional de la época, sino a través de lo que puede ser una de las primeras guerras biológicas, cuando entregaban a los indígenas mantas infectadas con viruela para que se «protegieran» del frío.

Y si nos vamos por este camino, podemos hablar la invasión árabe a España que duró ochocientos años, la invasión de Europa por parte de Roma o la de Asia por parte de Gengis Khan.

Por eso digo que, es una discusión sin sentido, pero es importante no dejar prevalecer el discurso de división y victimismo de la izquierda; porque al final, las únicas víctimas de este discurso son, las propias personas que ingenuamente lo defienden.

Y es que, no fueron los españoles quienes dejaron el destino de los pueblos indígenas en manos de los carteles de la droga, con los que muchas veces se alían -dando cobijo, paso seguro a través de la selva o colaborando de otras formas-, para que los narcos no dejen que las empresas madereras y con concesiones por parte del gobierno, talen bosques ancestrales pertenecientes a estas tribus.

Tampoco son los españoles quienes han convertido a muchos indígenas en mendigos en su propia tierra, o peor aún, en víctimas de asesinos por denunciar el expolio del oro, diamantes y minerales raros que se encuentran en sus tierras ancestrales. Expolio realizado por mafias de minería ilegal, amparados y protegidos en algunos casos por miembros del gobierno.

Así mismo, quienes echaron a los indígenas a vivir en reservas no fueron los españoles -ni siquiera los británicos-, ni mucho menos quienes hace menos de ochenta años, obligaban a negros a comer, viajar, vivir o beber agua en zonas y espacios determinados para ellos por su color de piel.

Ciertamente, el proceso de la conquista de América, también tuvo sus sombras, pero como en cualquier proceso donde se enfrentan pueblos distintos, donde uno se impone al otro y; con la gran diferencia de que, España no buscó lo aniquilación indígena, por el contrario fomentó el mestizaje, tampoco nombró ni trató como colonias a los nuevos territorios -como sí hicieron los británicos-, España crea Virreinatos y Capitanías Generales, así como Provincias, con representación en las Cortes del Reino.

Como si esto fuera poco, gracias al encuentro de esos dos mundos, hoy en día somos unos setecientos millones de personas unidas por un mismo idioma, con nuestra historia y cultura entremezcladas; pero sobre todo, y si somos lo suficientemente sensatos, con un futuro brillante y prometedor en común.

Qué viva la hispanidad!

Acerca de Daniel Lema Rincón 90 artículos
Politólogo, Master Seguridad y Defensa y en Adm. Pública. Gabinetes Estratégicos, Seg. Ciudadana y Campañas Electorales. Siempre me ha motivado ayudar a aquellas personas que lo necesitan, por eso, mi vocación me llevó al servicio público a través de la política; primero en España, luego en Venezuela.