En ocasiones nos pasa que hacemos todo lo que está a nuestro alcance ante una situación, pero toca esperar para ver los resultados o finalizar procesos, es decir, llegó el turno de confiar en la vida. No se trata de ser conformista, sino de hacer lo máximo que se pueda con lo que se tiene. Tal vez lo máximo que puedo hacer con lo que tengo no es lo mejor, lo deseable o aquello que había soñado lograr, pero es lo mejor que puedo hacer dadas las circunstancias y los recursos disponibles, confiando en la vida y su propósito para cada uno de nosotros.
La vida tiene sus maneras de mostrarnos las cosas que debemos superar, pero ¿Cómo?. La respuesta es poniéndonos una y otra vez ante las mismas situaciones, hasta que aprendamos precisamente aquello que debemos aprender. Esa es una de las formas de identificar el camino de nuestro aprendizaje personal. También nos muestra lo que debemos superar cuando surge la pregunta: “¿Por qué este tipo de situaciones se me presentan una y otra vez?”, o cuando notamos que “lo que más me fastidia es lo que más nos persigue”.
Independientemente de tu edad, habrás notado que algunas situaciones que has experimentado ya las viviste, con otros protagonistas y en otras circunstancias, pero básicamente se trata de la misma situación pero, ¿Por qué ocurre esto?.
La vida nos presenta a todos las experiencias que son trascendentales para crecer. Aunque cada vida es diferente o vivamos bajo las mismas circunstancias, cada uno de nosotros la experimenta de forma única, dependiendo de nuestras vivencias y personalidad, aunque es cierto que algunos de los retos personales requieren esfuerzo adicional para ser superados.
Cuando las experiencias son buenas, refrescantes o nos benefician, lo normal es regocijarnos y ser felices, de lo contrario, tenemos la posibilidad de elegir entre lamentarnos de lo mal que nos va, de lo infelices que somos, o tomar las circunstancias adversas como una oportunidad para aprender y crecer, es decir, a partir de nuestras experiencias podemos elegir superarnos a nosotros mismos, si las tomamos como una oportunidad para crecer.
Superar las experiencias de la vida significa subir un peldaño en nuestro aprendizaje, asumiendo la situación de forma diferente pero constructiva, sin hacernos daño a nosotros mismos, ni a nadie más, haciendo lo mejor que pueda con lo que tengo, con disposición para saber, descubrir y aprender, percibiendo las situaciones que nos toca vivir como oportunidades para poder descubrir qué retos nos pide la vida afrontar.
Hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos tal vez no se acerque a la situación ideal, pero nos ofrece la oportunidad de elegir hacer lo mejor siempre, dentro de las limitaciones que no están bajo nuestro control. Lo contrario nos llevaría a frustrarnos y a sentir autocompasión, lo que nos empuja al foso de la inactividad. Darnos por vencidos es perder de antemano, sin confiar en que habrá otras oportunidades, es negar las oportunidades, no porque se hayan agotado, sino porque estamos cerrando los ojos ante ellas.
Sumar sabiduría a nuestro ser implica que todas nuestras experiencias vitales, malas o buenas, sean tomadas como oportunidades para centrarnos, revisar cómo las estamos viviendo, si tenemos disposición para aprender de ellas y a extraer eso que la vida trata de mostrarnos, aquí y ahora. Suele pasar que mientras más difícil nos parece la situación, más grande es la atención y el esfuerzo que debemos dedicarle, pero mayor será el crecimiento y la sabiduría que se derivará de ella.
¿Cómo saber entonces si la “prueba” está superada? Esto es muy importante, porque no hay calificaciones intermedias: se aprueba o no. Si se “aprueba” tendremos claro el aprendizaje y nuestra responsabilidad será soltar lo que deba soltar para disponerse a recibir lo mejor, no porque lo hemos merecido, sino porque estaremos en capacidad de reconocer todo lo aprendido. Si no se aprueba, tendré que rendir el “examen” una y otra vez, hasta que reconozcamos y valoremos lo aprendido.
En este último caso, la vida nos presentará otra vez las mismas circunstancias con diferentes protagonistas y se repetirá la historia, encargándose de confrontarnos con situaciones parecidas una y otra vez, hasta que logremos avanzar y autosuperarnos. Todo este proceso debe darse desde el amor, la armonía interior y exterior, desde la paz y el equilibrio con nuestra propia naturaleza, los demás y toda la vida que nos rodea.
En ocasiones esperamos fervientemente que algo ocurra y hacemos lo necesario para ello, sin embargo, algunas cosas suceden justo en el momento preciso, el que corresponden. Esta correspondencia generalmente se ajusta al instante en que subimos un nuevo peldaño en nuestra sabiduría interior.
Prepárate entonces para recibir lo que esperas de la vida, pero también para crecer, para dar y recibir amor, para apreciar la vida en todas sus dimensiones, para darte cuenta en el momento en que se presentan nuevamente aquellas experiencias que ya has vivido, para que continúes con tu crecimiento y sigas escalando los peldaños de sabiduría que te correspondan, en su preciso momento y lugar. Confía en la vida, cuando has asumido con responsabilidad tu parte y sólo toca esperar.