Tener una relación sana de pareja parte de un principio fundamental: la perfección en el ser humano no existe. Si la imperfección es uno de los rasgos que nos caracteriza como personas, no es posible entonces hallar la pareja ideal o perfecta para cada uno de nosotros. Una expectativa que va más acorde con la realidad sería tener una relación de pareja con alguien compatible con nosotros y a partir de esa compatibilidad, construir la relación de pareja que queremos.
Esta construcción se hace a diario y como toda relación humana tiene sus altibajos. Una relación de pareja es sana cuando sobrevive a estas fluctuaciones y se mantiene unida desde el amor a sí mismo, para pasar después al amor mutuo y otras cualidades que poco a poco se van consolidando en la relación.
Tal como hemos dicho muchas veces, es imposible dar lo que no se tiene, así que en primer lugar, el primer paso que podemos aportar a nuestra relación de pareja es nuestro amor por nosotros mismos. Ese amor autoadministrado tiene el poder de mostrarnos con claridad lo que queremos incluir en nuestras vidas. Amar desde el amor propio es fundamental, porque en ello reside nuestra protección contra una relación de pareja desbalanceada, abusiva o tóxica.
Amar a otra persona también implica entender que no podemos establecer una relación de pareja y seguir llevando la vida tal cual funcionamos en soledad. Si bien es cierto que no podemos dejar de ser nosotros mismos cuando nos enamoramos, vivir en pareja ameritaría como segundo paso, hacer ciertos ajustes en nuestras vidas que revelen la consideración, la estima y el respeto que sentimos por el otro.
Como tercer paso es importante atreverse a conocer esa parte imperfecta de nuestra pareja y de nosotros mismos, aceptar las diferencias individuales y manejarlas utilizando los principios de la Inteligencia Emocional es una buena manera de potenciar nuestras cualidades y de mejorar aquellos rasgos no tan deseables o que potencialmente pueden transformarse en obstáculos para la relación.
Conversando sobre este tema con una pareja joven, desde su experiencia compartieron las siguientes claves que pueden ser de utilidad, además de las ya mencionadas:
- Priorizar la comunicación de forma fluida, sincera y comprensiva, evitando suponer lo que el otro piensa, tratando al otro como cada uno espera ser tratado y escuchar sin juzgar, evitando pre-elaborar respuestas mientras se escucha.
- Acordar espacios para compartir momentos de calidad, de disfrute sólo en pareja, dejando la compañía de los hijos, amigos y demás familiares para otras ocasiones.
- Cuando hay diferencias evitar usarlas como armas para “atacar” al otro, más bien cada uno debe asumir su responsabilidad en la comunicación y en la relación, comprender las circunstancias del otro, perdonar y comprometerse a superar aquello que les llevó al conflicto. Muchas veces ello implica mejorar ciertos rasgos o comportamientos que originan las diferencias.
- Evitar hablar de sus conflictos con otras personas, a menos que ambos decidan que se requiere orientación, para lo cual es oportuno acudir juntos a un familiar con experiencia, buscar ayuda profesional o espiritual.
- No conformarse con percibirse como una pareja estable, sino actuar para construir esa estabilidad día a día, tener detalles, consideraciones con el otro, sabiendo que permanecer juntos puede no implicar estar unidos si se descuida la presencia del amor.
- Honrarse mutuamente, reconocerse el uno al otro las cualidades que aportan bienestar, alegría, amor y estrechan lazos en la relación. Crear ambientes de paz y felicidad donde quiera que se encuentren, aún en condiciones adversas, recordando en qué medida y las razones por las que se aman.
- Construir la relación un día a la vez, evitando cargarse con experiencias pasadas y superadas, eligiendo el perdón sobre el rencor y también construir el futuro desde el presente, enfocándose en qué y cómo materializar las metas. Delimitar lo más precisamente posible las metas sin que ello suponga una camisa de fuerza o agregue estrés innecesario, sobre todo en estos tiempos de incertidumbre mundial.
- Compartir la misma creencia espiritual es de un gran apoyo. En ocasiones las parejas encuentran en sus creencias espirituales el ánimo, la palabra oportuna, reconfortar el alma y fortalecer la unión desde el amor.
- Apoyarse en sus familias extendidas en momentos felices o complicados, mantener la comunicación con toda la familia, especialmente con los mayores. Esto los ayuda a recargarse de amor familiar, energizando la pareja y reconectarse con su propósito de vida.
A estas recomendaciones agregaremos hallar momentos para dedicar tiempo a sí mismo, exteriorizar sus necesidades, procurando amar desde la libertad y no desde la posesión, pues ninguna persona pertenece a otra, sino que cada quien ha escogido compartir su vida con otra vida, desde su individualidad y su propia libertad para decidir.
Finalmente también es bueno recordar que en la vida de pareja la felicidad no está ni puede estar garantizada, todo depende de su construcción diaria y corresponsable, asumiendo siempre que la satisfacción, plenitud y felicidad que se experimenta cuando todo está bien es un producto a cuatro manos, dos cerebros y dos corazones, pero de la misma forma se asumen las dificultades, los momentos duros, los errores, las necesidades y los problemas.
Cómo equilibrar el ser/tener en la crianza: Estrategias (II)