A pesar de que fue uno de los métodos más utilizado en los últimos años para acceder a España, la tendencia se ha volcado casi totalmente hacia el asilo político.
Venezuela fue el segundo país sudamericano con el mayor número de visas de estudio otorgadas por España durante 2013. Los datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social revelan que sólo Colombia (3.789 visas otorgadas) superó el total de 3.159 venezolanos que solicitaron cursar algún tipo de formación dentro del territorio español. Sin embargo, el protagonismo venezolano se ha ido diluyendo en los últimos años, a la par que han aumentado sus estadísticas en materia de asilo o solicitud de las residencias humanitarias.
La contracción es evidente. Venezuela, que pasó de 2.106 a 3.159 visados aprobados entre 2013 y 2014, comenzó un descenso constante durante los últimos tres años. Los datos oficiales, a los que ha tenido acceso IberoEconomía, apuntan a que en 2015 sólo se registraron 2.575 visados de estudiantes; una cifra que descendió hasta las 2.291 personas en 2016 y que volvió a contraerse en 2017, cuando el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social ha sumado 1.880 visados.
Los últimos datos públicos destacan que Venezuela ocupa el cuarto lugar de Sudamérica y el quinto de toda América Latina. En este sentido, cuentan con un mayor número de visas aprobadas: Colombia (4.131 visados aprobados), Ecuador (3.658 visados aprobados), México (2.953 visados aprobados) y Perú (2.380 visados aprobados).
Los motivos del cambio
Alexandre Rangel, director del Grupo SIEspaña, afirma a IberoEconomía que existen tres motivos que han repercutido en el descenso del número de visados de estudio otorgados por España a venezolanos. “El visado de estudio ha sido empleado, tradicionalmente, como excusa para emigrar a un país. Con el auge de las peticiones de asilo y sus ventajas para acceder al mercado laboral, estimamos que cerca de un 40 por ciento ha optado por cambiar de canal migratorio”.
Los otros dos motivos son “un incremento en el número de visados rechazados desde las organizaciones públicas de España y un importante aumento de los venezolanos que han descubierto la residencia no lucrativa y que, al contar con buenos recursos económicos, la han empleado para favorecer su ingreso legal en España”, apunta Rangel.