Los expertos advierten que los cambios climáticos disminuirán la producción y, por ende, aumentará su valor en los mercados internacionales.
Disfrutar de una «ambrée», «lager», «ale», «pilsen» y otros tipos de cerveza será un poco más difícil en los próximos años. El cambio climático amenaza con disminuir en forma drástica la producción de cebada, el cereal en el origen de las buenas maltas para su producción.
«Una caída de la producción mundial de cebada significa una caída aún mayor de la producción de cebada cervecera», señaló Dabo Guan, profesor de Economía del cambio climático en la universidad de East Anglia (Norwich, Gran Bretaña), destacando que «los cultivos de más alta calidad son los más sensibles».
Solamente la cebada de la mejor calidad (menos del 20 por ciento de la producida a nivel mundial) se dedica para la producción de cerveza.
Si el calentamiento global continúa al ritmo actual, los principales fenómenos adversos (sequías, olas de calor de gravedad inusitada) afectarán en el correr de este siglo a cada una de las principales áreas de cultivo de cebada al menos una vez al año, lo que provocará una caída del 16 por ciento de la producción mundial de cerveza.
Esto es el equivalente a lo que se bebe en un año en Estados Unidos actualmente, calcularon los investigadores en su estudio publicado en Nature Plants.
En el escenario más optimista posible (con un gran descenso inmediato de las emisiones de gases de efecto invernadero, que no es para nada el camino por el que se transita actualmente), unos 20 fenómenos climáticos mayores afectarían a las regiones donde se cultiva cebada hasta 2100, lo que reduciría la producción mundial de cerveza en el 4 por ciento y aumentaría su precio en un 15 por ciento.
Algunos países se verán particularmente afectados, de acuerdo al estudio. Entre las veinte principales regiones consumidoras (per cápita) actualmente se encuentran Europa, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia.
Los principales exportadores de cebada del mundo son Australia, Francia, Rusia, Ucrania y Argentina, seguidos por algunos otros países europeos. Los grandes importadores son China, Arabia Saudita e Irán, seguidos por tres monstruos cerveceros, Holanda, Bélgica y Japón.
En un mundo en el cual el clima también amenaza reducir la producción y el valor nutricional de otros cereales, como el trigo, el maíz y el arroz, la cebada también podría dedicarse de manera prioritaria para el uso alimenticio.
«El cambio climático podría reducir la disponibilidad, estabilidad y el acceso a los ‘bienes de lujo‘», afirma Guan.