Nuestro intestino, un órgano siete metros de largo, con un peso de 2 a 3 kilos, u un millardo de bacterias por centímetro cuadrado. También se le llama el segundo cerebro pues cada vez se encuentran más evidencias de la relación entre las funciones cerebrales y la salud del intestino.
Un estudio multicéntrico realizado este año 2016, por el Current Pharmaceutical Design confirma lo que se sospechaba en otros estudios precedentes, una alteración de las bacterias a nivel intestinal conocida como disbiosis, provoca la aparición de ansiedad, depresión y melancolía.
La disbiosis es el desequilibrio entre las bacterias patógenas (malas), y las benéficas (buenas). La microbiota intestinal está compuesta por millardos de microorganismos entre los cuales bacterias, hongos, virus, y protozoos. Cuando logran convivir pacíficamente, el intestino funciona bien y regular, produciendo muchos neurotransmisores ligados al bienestar como la dopamina, serotonina (secretada en un 80% en el intestino), y el GABA. Si por lo contrario, existe un desequilibrio de la microbiota, y predominan las “malas” o patógenas, nuestra salud se ve afectada.
El aumento de las cepas patógenas (malas) pro inflamatorias como la Echerichia Coli o la Salmonella, inhiben la acción de las antiinflamatorias como la Eubecteria, lo cual provoca una permeabilidad de la mucosa intestinal, conocida como intestino permeable, obteniendo un intestino agujereado por donde pasan restos de alimentos, toxinas, y bacterias a través del torrente sanguíneo, y al plexo nervioso ubicado por debajo del intestino. Esto trae como consecuencia, una inflamación, silenciosa que va haciendo su trabajo invisible sobre el cerebro a través de las terminaciones nerviosas.
En conclusión sabemos que el cerebro inflamado produce estrés, ansiedad y depresión, y que además el aumento de bacterias intestinales malas o patógenas, amenaza la producción de serotonina, bloquea la transformación del gultamato monosódico en GABA, un neutrotransmisor que provoca serenidad.
Cómo ayudar a la microbiota intestinal
La disbiosis se provoca por las dietas ricas en azúcar y grasas animal y pobre en fibra vegetal, stress, vida sedentaria, uso prolongado de antibióticos y esteroides, consumo de alimentos industrializados cargados de pesticidas, conservantes, colorantes y edulcorantes artificial.
Por lo tanto quien sufre de ansiedad, depresión y melancolía, debe manejar el estrés, iniciar una actividad física o deporte de su agrado, llevar una dieta libre de azúcar, grasas y alimentos industrializados y rica en fruta y vegetales, y mejorar su salud intestinal a través de desparasitación en caso de ser necesario y aumenta la flora buena con el consumo de prebióticos y prebióticos.
¿La psicobiótica nos salvará?
Parece ser que la ciencia se está avocando a tratar la psiquis desde el intestino, a través del uso de probióticos que reequilibren el balance de la flora intestinal. Un metanálisis, publicado en Agosto de este año en la revista Nutrients confirman que el uso de prebióticos sirve para combatir además el MDD (síndrome Depresivo Mayor).
Otro estudio publicado en Brain Behavior Immunity realizado a 40 personas: 20 tratadas con probióticos y 20 con placebos, demostró que el primer grupo después de 4 semanas refería haber mejorado los episodios de tristeza y melancolía.
Rosisella Puglisi – @Rosisellap