Empatía, racionalidad, motivación, perseverancia o positividad. Se trata de términos que cualquier empresa quiere que estén presentes en su plantilla. Algo que suele desembocar en un creciente interés por incorporarlos, como conceptos a desarrollar, en la gestión del talento de sus propios equipos de trabajo. Pues bien, todos ellos tienen que ver con la inteligencia emocional. Entendiendo dicho concepto como la capacidad de comprender, controlar y dar sentido a nuestras propias emociones. No obstante, una vez conocida la teoría, ¿cómo podemos llevarla a la práctica en nuestra propia organización?
Inteligencia emocional como núcleo corporativo
La importancia de la inteligencia emocional en la empresa es tal que de dicho concepto dependerá la capacidad de tus trabajadores de adaptarse a la realidad cambiante del ámbito empresarial. Y esto es algo fundamental para todo el organigrama empresarial. Desde el profesional de base hasta el directivo de mayor rango. A continuación, os desvelamos algunas estrategias para potenciar, precisamente, la inteligencia emocional de tus empleados:
Capacidad de reconocer las emociones
La inteligencia emocional se nutre de combustible, pero también necesita un vehículo a través del cual desplazarse. Y ese no es otro que la toma de conciencia personal y social. Algo que deriva en que los individuos emocionalmente inteligentes no se dejen guiar por sus impulsos más viscerales. Para ello es necesario que ayudes y motives a tus trabajadores a ejercitar constantemente su capacidad de autocontrol y autorreflexión. Jornadas formativas, charlas, brainstorming… Cualquier «excusa» es buena para ello.
Empatía como valor
Ponerse en el lugar de los demás no siempre es una tarea sencilla. No obstante, se trata de algo fundamental, a todos los niveles, dentro de la cultura empresarial. No en vano, si somos capaces de conectar con nuestros compañeros de trabajo, aunque no estemos de acuerdo al 100%, lograremos crear unos lazos más firmes que nos ayudarán a evolucionar personal y laboralmente. Desconectar el chip «a la defensiva» y tratar de escuchar para comprender en lugar de para cuestionar resulta básico. Una estupenda forma de fomentar la empatía pasa por animar a tus empleados a comunicarse y charlar constantemente.
La crítica como una oportunidad de mejora
Asimilar las críticas como una ventana de oportunidad y aprendizaje es algo realmente interesante y productivo. Abordar los sentimientos surgidos tras recibir una crítica y lograr canalizarlos hacia un entorno de positividad tampoco es una tarea sencilla. No obstante, se trata de una cuestión de vital importancia para mejorar. La existencia de un departamento de psicología en la propia empresa es la oportunidad perfecta para poner en práctica todo lo anterior.
Es hora de relacionarse
Una vez perfeccionadas las técnicas anteriormente comentadas tus trabajadores, y tú mismo, contaréis con las herramientas adecuadas para desarrollar vuestra inteligencia emocional con total plenitud. Algo que, en última instancia, os ayudará a gestionar de la forma más correcta posible vuestras relaciones dentro, y fuera, del ámbito laboral. Esto, como os podéis imaginar, repercutirá muy positivamente en vuestro propio desempeño laboral, en la eficacia de vuestras acciones y en la propia confianza en los compañeros entendidos como una familia a la que cuidar y respetar.