Frases tan reconocidas como «si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos», o, «nadie le tira piedras al árbol que no da frutos» parecen encajar en la actitud de los actores políticos y muchos mediáticos con respecto a las posturas y actuaciones de VOX, especialmente a raíz de los acontecimientos en Ceuta de estos días.
La suspensión del mitin que VOX había convocado en Ceuta el lunes 24 de Mayo por parte de la delegación del gobierno, ha sido la última artimaña utilizada para acallar y cercenar los derechos de la agrupación que lidera Santiago Abascal y que, pique a quien le pique, es la tercera fuerza política de España y la primera de Ceuta.
Las denuncias hechas contra la política fronteriza del gobierno nacional, el apoyo de una buena representación de ciudadanos en Ceuta en el primer mitin de VOX, a los pocos días del paso de los más de 8000 personas de forma irregular, aunado a la también buena concentración obtenida frente al palacio de San Telmo, para denunciar la acogida del gobierno de Andalucía de menores no acompañados, así como el cese al apoyo al gobierno de Juanma Moreno por esta decisión, fueron claves en la decisión de de suspender el acto del lunes.
Se puede debatir si era necesaria la comparecencia en el lugar o si el momento era el preciso, pero lo que no da lugar a debates ni a dudas es el derecho a realizar un mítin por parte de cualquier partido político legal en cualquier parte del territorio nacional.
A VOX se le tacha de extrema derecha y de radical; sin embargo, su militantes nunca han atacado a la constitución ni a las leyes; por el contrario, desde el partido siempre se ha defendido la unidad y la identidad de España, la política responsable y con sentido común y la reducción del gobierno para garantizar una mayor libertad de acción de las personas y una menor burocracia.
En cambio, partidos como PODEMOS, ERC o EH BILDU, que, o han elogiado la dictadura del proletariado, o son herederos de bandas terroristas que nunca han condenado dichos asesinatos, o que buscan la separación y división de España, no sólo no son catalogados de extremistas, si se pide que se les apliquen «cordones sanitarios», sino que forman parge del gobierno de España y fueron decisivos para la aprobación de los presupuestos del Estado entre otras cosas.
Es ante este panorama, en el que nosotros como ciudadanos debemos razonar, pensar y debatir internamente, confrontar las ideas ajenas con las propias y decidir con coherencia y sentido común de que, si persigues, calumnias, limitas, atacas o haces cordones sanitarios a un partido que ni ha hecho ni ha dicho nada en contra del orden legal y constitucional del país, debe ser que lo haces por puro interés político partidista, no por el bienestar de nadie más.
Y a pesar de todos los esfuerzos, los ataques y hasta la indiferencia hacia VOX, éste ha sabido no sólo sortear los obstáculos para no desaparecer, sino que por el contrario, se ha hecho fuerte en el proceso.
Ejemplo de esto son los resultados obtenidos en Cataluña con Ignacio Garriga, o el aumento de un diputado más en Madrid, de la mano de Santiago Abascal y Rocío Monasterio que, a pesar de luchar contra el efecto Ayuso, también tuvo que hacer frente a los ataques de todo tipo orquestados desde la izquierda.
Ciertamente la estrategia ha funcionado, aunque también es verdad que falta algo, la demostración de ser buenos gerentes y buenos líderes, esa capacidad que sólo se consigue ejerciendo la autoridad política de poblaciones lo suficientemente grandes y complejas que permitan demostrar las cualidades políticas necesarias, pero eso se dará, si la estrategia se mantiene y se afina, ese escenario también se dará.
Y mientras tanto, siguen avanzando, porque las piedras siguen cayendo y los perros siguen ladrando.
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