«Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de los hombres ajenos de todo conocimiento político; económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia».
Simón Bolívar, Discurso ante el Congreso de Angostura, 15 de febrero de 1819
Esta reflexión de Simón Bolívar mantiene intacta su vigencia hoy en día y engloba, no solo la situación de Venezuela o cualquier país de América Latina sino también de Europa y en especial, de España.
La mentira, la traición a la palabra empeñada, el interés personal y, sobre todo, la carencia de valores éticos y morales permitieron la conformación del gobierno más nefasto que haya podido tener España durante los cuarenta años de la democracia. Un gobierno que está realizando cambios drásticos en nuestra forma de ver y vivir la vida, a través de un ataque sin contemplaciones, en varios frentes y de forma simultánea. Todo, para perpetuarse en el poder.
El gobierno reparte miseria, atraso y control social por la vía de altos impuestos; aplica indultos a quienes cometieron delitos graves contra la convivencia; ejecuta el acercamiento de terroristas sin arrepentimiento por sus crímenes, ni colaboración en aquellos que aún están sin resolver -más de setecientos-.
Además, las pagas, ayudas y subvenciones, que lejos de fomentar el desarrollo o el crecimiento económico, refuerzan la dependencia del estado, recompensado éste en época de elecciones; y, ahora, los cambios en la educación desestimulan la excelencia, el esfuerzo, y la recompensa por ese esfuerzo.
Si todos los caminos conducen a Roma, en este caso, todas las acciones del gobierno conducen a la creación de una población asfixiada-dependiente económicamente, dócil civilmente e ignorante académica y profesionalmente.
Económicamente va doblegando a los trabajadores, y académicamente va doblegando a esas generaciones futuras, con un sistema que premia por igual al que se esfuerza y al que no.
A nivel de la ESO -entre 12 y 16 años-, ya no habrá notas numéricas, se elimina la enseñanza cronológica de la historia, no importará tener uno, dos o cuatro suspensos, ya que una junta de evaluación del centro educativo decidirá si el alumno podrá desenvolverse bien en el siguiente curso. Para los que no lo saben, esto también se hizo en la Venezuela chavista.
A esto podemos sumar la degradación de nuestro idioma con el mal llamado lenguaje inclusivo, el derribo de estatuas o el cambio de nombre de lugares históricos. Todo tiene como fin último alterar la identidad de la población para completar el cambio de sociedad buscado. Mientras tanto, los ciudadanos estamos ocupados buscando la forma de sobrevivir, de llegar a fin de mes, de que no nos embarguen o no nos okupen la vivienda.
Este cambio social, al igual que en Venezuela, solo acrecentará la brecha entre ricos y pobres. Una mayor cantidad de pobres surgirán, de la ya maltrecha clase media española. Con cada vez más problemas económicos, y con una educación más deficiente, el círculo vicioso de pobreza y atraso al que nos quieren meter por la fuerza, será cada vez más difícil de romper.