Mensaje de odio: cinco argumentos para entenderlo y contrarrestarlo

El 18 de junio se celebra el Día Internacional para contrarrestar el mensaje de odio, momento oportuno para reflexionar si como padre o madre, estamos preparados para abordar éste fenómeno con nuestros hijos menores, en particular con aquellos que son activos usuarios de las plataformas digitales.
Recién concluye un estudio que coordiné en la asociación civil Eccos de Paz, en el cual, se planteó preguntar a los padres y madres si percibían que ante los riesgos que supone el uso de las plataformas digitales se sentían que eran parte de la solución, tanto por la información que manejan sobre el tema como porque están conscientes que pueden hacer algo para contrarrestarlos.
La respuesta a la encuesta de uno 83 padres de Alcobendas y Arganda del Rey en Madrid, nos arrojó que el 53,6% sienten que de alguna forma se puede contribuir a contrarrestar los riesgos existentes, pero hay un 36,9% que no está seguro y sólo un 9,5% afirmó que no es posible hacerlo. En ese universo, el 74,7% de los padres afirman que de alguna forma hacen monitoreo al contenido que revisan sus hijos menores cuando usan el internet, lo cual es importante para poder conocer ese entorno digital y particularmente, para valorar el nivel de exposición que puede tener el menor a los mensajes de odio.
En un artículo anterior, hice referencia al estudio publicado en el 2024 por la Fundación Fad Juventud del Centro Reina Sofía, titulado: Desde el lado oscuro de los hábitos tecnológicos: Riesgos asociados a los usos junveniles de las TIC, destacando que en las encuestas realizadas por el mencionado estudio en un universo de 1.510 jóvenes entre 15 y 29 años, el 52.8% reconocieron que con mayor frecuencia recibían en sus redes sociales mensajes de odio con contenido racistas, homófobos, antifeministas, etc…. (1)
Hay otra investigación que se plantea revisar cómo se percibe los mensajes de odio desde la perspectiva adolescente pero desde la variable del género, titulado: Los Mensajes de Odio en Adolescentes:¿Una Perspectiva de Género?, que fue publicado recientemente en la Revista Internacional de Educación para la Justicia social de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) (2) y en el que participaron un total de 598 estudiantes de la Educación Secundaria Obligatoria en Murcia, de los cuales 315 eran chicas y 283 chicos, en cuyo contenido se concluye que hay diferencias significativas a favor de las mujeres en la identificación y conceptualización de mensajes de odio; han sido más objeto de mensajes de odio; hacen un mayor ejercicio de denuncia; y, por último, reciben más mensajes de odio en el ámbito social, familiar, personal y académico.
Estos son sólo dos estudios de muchos otros, pero los tomo como referencia porque confirman o evidencian que los mensajes de odio recorren las redes sociales, potenciando así la capacidad para llegar a muchas personas, en particular a los niños y jóvenes; además, en estos tiempos donde la incertidumbre y la inestabilidad global se imponen, no se pueden ignorar esos mensajes porque siembran intolerancia y con ella se debilita la convivencia armónica.
UNICEF (3) recomienda a los padres y madres ayudar a los niños y adolescentes a reconocer el discurso de odio y saber qué hacer o como responder al mismo cuando es recibido y para ello sugiere conversar con los hijos sobre el tema, precisamente que en el estudio que previamente hice comentario realizado en la asociación civil Eccos de Paz, se evidencie que hay una mayoría de padres que afirman hacer monitoreo a las páginas web que usan sus hijos, representa un primer paso para poder conversar sobre el tema, valorando el potencial riesgo.

Los cinco puntos para hablar sobre el mensaje de odio

Para esa conversación, destaco cinco puntos que considero importantes y esenciales para abordar el problema de los mensajes de odio, a saber:

El mensaje de odio no es nuevo, lo novedoso es el uso de la tecnología para ampliar su impacto y alcance

Los mensajes de odio no son nuevos, siempre han estado presentes en los distintos momentos de la historia, ello principalmente, porque el odio es un sentimiento humano, por lo tanto, siempre ha acompañado, acompaña y seguirá acompañado al individuo.
Para el catedrático de Filosofía de la Universidad Carlos III de Madrid y doctor en Filosofía por la Universidad Complutense, Carlos Thiebaut, nos presenta al odio como una “emoción humana que consiste en desear causar mal, como mal, a una persona, o un género de personas o animales –objeto–, tiene tendencia a ser permanente –circunstancia temporal– y frío y podría tener como causa la ira –que “crece hasta el odio”–, la envidia, el resentimiento o el asco –causa–.” (4)
Precisamente por ser una emoción, Thiebaut advierte que en el ámbito de lo político, puede ser manipulada, especialmente por los demagogos; agrega además, que a lo largo de la historia el odio ha tenido un gran poder movilizador.
En lo político, el odio, nos dice Thiebaut, puede “nacer de un desprecio a las mujeres, a los homosexuales, entre otros, pero se consolida porque lo odiado se entiende como amenaza, como peligro que, a su vez, nos odia”; y advierte, que “los odios públicos buscan causar mal a un colectivo concreto y suelen ser caldo de cultivo para diversas manifestaciones, como los delitos de odio o los genocidios.”
Para Thiebaut, aún cuando “en los casos extremos de lenguaje del odio, el Derecho puede intervenir, la educación en derechos humanos es la clave para que las identidades y las alteridades tengan una relación armoniosa más allá del odio.”
Si buscamos los antecedentes sobre el concepto mensaje de odio, la Recomendación del Comité de Ministros a los Estados miembros sobre la lucha contra el discurso de odio, nos dice que este concepto presenta un origen y evolución fuertemente condicionados por la experiencia histórica de cada país, conformada –entre otras– por las circunstancias sociales, económicas y religiosas, e incluso las políticas.
Por su parte, Paloma Viejo Otero, investigadora en el Centro Nacional de Recursos e Investigación Anti-Bullying de Dublin City University (5), el discurso de odio es un concepto occidental, que ha evolucionado al compás de la guerra fría y de las tensiones ideológicas de la época.
Viejo Otero es autora de la Guía para entender el discurso de odio, en su contenido realiza una interesante revisión al proceso de conceptualización del discurso de odio en los años 40, 60 y en los 80, destacando que a lo largo de esos períodos se puede evidenciar que el “concepto que se originó en un contexto internacionalista y universalista como fueron los Derechos Humanos y que hubo intentos para proteger grupos históricamente oprimidos que nunca proliferó optando por la protección universal de los individuos.”
Específicamente el antecedente más remoto lo ubica en el marco del debate para lograr definitivamente aprobar la redacción del artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 y que expresamente dice: Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación.
Así mismo, reconoce que los instrumentos para regular el odio se desarrollaron y refinaron en el contexto estadounidense en los 80 y la colisión frontal contra la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que prohíbe la creación de cualquier ley con respecto al establecimiento oficial de una religión, que impida su libre práctica, que reduzca la libertad de expresión, que vulnere la libertad de prensa, que interfiera con el derecho de reunión pacífica o que prohíba el solicitar una compensación por agravios gubernamentales.
Paloma Viejo Otero nos dice que el concepto de discurso de odio se ha desarrollado en un contexto histórico que le permite afirmar que el mismo es “fruto de una batalla entre ideologías liberales e ideológicas de corte histórico materialista”.
En España, la Circular 7/2019, de 14 de mayo, de la Fiscalía General del Estado, sobre pautas para interpretar los delitos de odio tipificados en el artículo 510 del Código Penal, nos dice que existe un consenso generalizado en que la conciencia colectiva sobre las conductas de odio surge a partir de la Segunda Guerra Mundial y evoluciona como respuesta frente al fascismo, el nazismo, el antisemitismo o el comunismo.
Posteriormente, se puede leer en la Circular, se puso de manifiesto por motivos racistas o de segregación racial, para concretarse más adelante en torno a conflictos étnicos o mediante la utilización de métodos terroristas como instrumento para la consecución de fines políticos y en la actualidad, el discurso del odio se expresa en diversas formas como la homofobia, la transfobia, la discriminación sexista o de género, la xenofobia derivada de los movimientos migratorios, o la intolerancia religiosa, sin obviar manifestaciones como la romafobia (el odio a la etnia gitana), la mesofobia (el odio a la mezcla o la interculturalidad), la aporafobia (el odio al «pobre», o persona sin recursos o en riesgo de exclusión social) o la gerontofobia (el odio a las personas mayores).
La preocupación por este fenómeno, en sus diversas variantes, se ha venido traduciendo en numerosos textos normativos de carácter internacional en los que se ha ido conformando el concepto de discurso del odio (6), así como también, en el caso particular de la Unión Europea, ha tomado medidas para poder regular el comportamiento de las plataformas digitales, a través de instrumentos como el Reglamento Europeo de Servicios Digitales, que en su contenido se busca contrarrestar la desinformación y el mensaje de odio, entre otros aspectos.
A lo largo de los últimos años, distintas organizaciones algunas de educación superior y en otros casos Organizaciones No Gubernamentales han venido registrando a través de estudios algunos efectos negativos en el uso de las plataformas sociales por parte de los niños y adolescente; además, han ocurrido escándalos que involucran a las principales plataformas digitales, entre algunas de ellas, algunas denuncias de manipulación de sus algoritmos y sin olvidar, el potencial riesgo de la desinformación y sus efectos en los procesos electorales, todo ello, ha llevado a muchos gobiernos a colocar en agenda política pública el tema, incluso llegando a considerar el tema como un asunto de seguridad nacional.
Además, la preocupación por los efectos de la tecnología en los niños y adolescentes, dentro de los cuales debemos hablar del mensaje de odio, también ha llevado en concreto a muchos colegios en varios países europeos a prohibir el uso de los móviles en horas escolares y se debate sobre legislar para regular la edad para que los niños puedan usar móviles.
Si bien el odio es un sentimiento humano, el concepto de discurso de odio aún no logra un consenso universal, tal vez no lo necesite, ello en respuesta al reconocimiento de la diversidad global, pero a ese debate complejo de su definición, se agrega ahora el tema del impacto de la tecnología digital como canal de divulgación de los mensajes de odio.

La crisis exacerba el mensaje de odio

El INADI en Argentina afirma que los discursos de odio son narrativas sociales que circulan y se reproducen principalmente en el espacio público, ya sea en los medios de comunicación, redes sociales e internet, y que trasmiten prejuicios y estereotipos negativos sobre un grupo o colectivo de personas en particular, teniendo por objetivo justificar, legitimar e incitar la confrontación y/o la violencia social de un sector de nuestra sociedad sobre otro. Si bien pueden no materializarse en violencia física explícita, si carga un alto nivel de violencia simbólica con un gran costo para toda nuestra sociedad y nuestra democracia. (7)
Cuando esa narrativa social se ve influida por alguna crisis, el estudio realizado por el Comité Director sobre la lucha contra la Discriminación, la Diversidad y la Inclusión (CDADI) publicado en el 2023, advierte que el discurso de odio en ese contexto puede basarse en narrativas discriminatorias o de odio ya existentes, pero también puede desencadenar y multiplicar nuevas narrativas.
El estudio analiza el discurso de odio que se dio en Europa durante las crisis de los últimos años, como la pandemia del Covid-19 y la agresión militar a gran escala de Rusia contra Ucrania desde febrero de 2022, las respuestas de las autoridades estatales y de otros actores, basándose en datos recogidos en redes sociales y en entrevistas en 7 países: Albania, Alemania, la República Eslovaca, Italia, Letonia, el Reino Unido y Rumanía.
Sobre la pandemia del Covid-19, el estudio habla de “infodemia” que es exceso de información sobre la crisis sanitaria, incluida información falsa y engañosa, y destaca que se ha evidenciado un enorme aumento del discurso de odio contra individuos y grupos, particularmente menciona a chinos, personas de ascendencia asiática, migrantes, refugiados y minorías nacionales. Así mismo, identifica que el antisemitismo se ha renovado a través de teorías conspirativas y narrativas de odio entrelazadas.
Sobre la agresión militar de Rusia contra Ucrania, el estudio nos dice que ha fomentado una retórica violenta y deshumanizadora y un discurso de odio en algunos países y a lo largo de Europa, oponiéndose a la Federación de Rusia y a “Occidente” y diseminando odio contra Ucrania, los ciudadanos ucranianos y los refugiados de Ucrania a través de campañas de desinformación.
Reconoce el estudio que el discurso de odio nacionalista ha sido utilizado para desencadenar y alimentar el conflicto. Su circulación también representa un reto para el sector mediático y los intermediarios de internet, a los que se pide que desmonten las narrativas de odio y proporcionen al público información objetiva sobre la agresión de la Federación de Rusia.
Con relación a los migrantes y refugiados, el estudio destaca que siguen siendo uno de los principales objetivos del discurso de odio en tiempos de crisis en todo el continente. Pero advierte que el odio contra las personas lesbianas, gay, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) -y en particular contra las personas transgénero- se refuerza durante las crisis, lo que exige intervenciones institucionales efectivas. Las grandes crisis suelen también alimentar el discurso de odio antisemita. (8)
Ante la realidad que supone que el discurso de odio se propaga cada vez más a través de Internet y más allá de las fronteras de un solo Estado miembro, es necesaria, dice una de las recomendaciones de la Comisión, una mayor cooperación internacional para prevenir y combatir su proliferación a escala internacional. (9)
En este sentido, recordemos una noticia de noviembre 2023, publicada en The New York Times que señaló que luego del ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre, la etiqueta “#HitlerWasRight (#HitlerTeníaRazón) apareció en X, antes conocido como Twitter. A lo largo del mes siguiente, más de 46.000 publicaciones usaron la etiqueta, a menudo junto a expresiones que llamaban a la violencia contra los judíos. (10)
La noticia agrega que el aumento de los mensajes de odio antisemita e islamófobo es mayor de lo que los académicos e investigadores que vigilan las redes sociales dicen haber visto antes, representado por millones de publicaciones, a menudo explícitamente violentas, en X, Facebook, Instagram y TikTok.

El discurso de odio está en boca de todo el mundo

“El discurso de odio está en boca de todos”, así inicia el texto de un artículo sobre esta materia publicado por el Observatorio de Pluralismo Religioso de España, lo cito, porque me parece muy apropiada la frase para destacar que en la actualidad, muchos hablan y denuncian mensajes de odio, quedando ese mensaje en la memoria del colectivo, porque no hay muchas de esas denuncias que se concreten en una decisión porque no todo mensaje de odio puede ser tipificado como delito, como se destacará en el siguiente punto.
Pero además de las denuncias, hay un elemento que debe ser valorado y no puede ser ignorado y que tiene que ver con el modelaje político en su narrativa o en sus discursos, que cada vez más parecen advertir que la intolerancia va ganando terreno y se va perdiendo el concepto de debate de ideas y respeto en el marco de las diferencias, sin hablar del valor de la cooperación y colaboración como principios en una sociedad diversa.
Así como hay un consenso en todos los estudios revisados sobre el papel de los docentes y los padres en un uso de internet saludable y seguro, no es menos importante, el modelaje del político, más aún, cuando el mensaje intolerante o con un contenido que podrían calificar algunos de odio, proviene de una autoridad pública, la razón es muy clara, y podría decir, que hasta muy similar al argumento que se usa para hablar del mensaje de odio a través de redes sociales.
Si bien un político o una autoridad no tiene la capacidad de una divulgación masiva del alcance de las redes sociales, su discurso, sus posiciones, tienen un alcance que podría llamar masivo pero más limitado que las redes, pues depende de los medios su divulgación y por supuesto, su mensaje llega a todos sus seguidores, a toda la base de su partido y simpatizantes, que creen y confían, en muchos casos con los ojos cerrados.
Precisamente en Europa la Resolución del Parlamento Europeo, de 25 de noviembre de 2020, sobre el refuerzo de la libertad de los medios de comunicación: protección de los periodistas en Europa, discurso del odio, desinformación y papel de las plataformas (2020/2009(INI) (11) expresamente ha expresado preocupación por los “niveles crecientes de discurso del odio empleados en la comunicación política por Gobiernos y partidos políticos de toda la Unión; pide a los Estados miembros que condenen y sancionen con dureza los delitos de odio, el discurso del odio y la búsqueda de chivos expiatorios por parte de políticos y funcionarios públicos, a todos los niveles y en cualquier medio de comunicación, ya que estos fenómenos normalizan y refuerzan directamente el odio y la violencia en la sociedad, y que eviten la retórica discriminatoria y de incitación en la comunicación gubernamental, dado que resulta perjudicial para la sociedad.”
La Resolución, destaca también, que las sanciones siempre deben cumplir las normas internacionales de libertad de expresión; en consecuencia pide a los Estados miembros que, dentro de los límites establecidos por la ley, garanticen y favorezcan la libertad de expresión, incluida la libertad artística, que es esencial para la vitalidad del debate democrático; recuerda que la libertad de expresión no ampara el discurso racista y xenófobo”
Y sobre los mensajes de odio a través de las redes sociales, advierte que se ha generalizado cada vez más en los últimos años y la razón de ello está en el hecho que “algunas personas y agentes disruptivos utilizan el poder de las plataformas en línea para difundir información de odio”. Reconoce y menciona la Resolución que ese “fenómeno perjudica al interés público colectivo, dado que el contenido perjudicial mina el discurso público respetuoso y honesto y supone una amenaza para la seguridad pública, habida cuenta de que el discurso del odio en línea puede incitar a la violencia en el mundo real.”
Es interesante que ese argumento que aporta la Resolución como causa de los peligros en la red social, es reconocida por los jóvenes consultados en el estudio realizado por la Fundación FAD Juventud del Centro Reina Sofia, previamente mencionada, quienes afirmaban la necesidad de protegerse de las malas prácticas de algunos usuarios de las redes sociales.
Quiero destacar 4 ejemplos concretos cómo entre los políticos españoles hay acusaciones mutuas sobre la promoción de mensaje de odio, veamos:
  1. El 6 de junio 2024, en La Vanguardia, la candidata a elecciones europeas, Teresa Ribera, acusa al PP de blanquear los discursos de odio hacia colectivos vulnerables.  (12)
  2. En diciembre 2023, en EsDiario de Comunidad Valenciana, el PP denunciaba a la concejala del PSOE en Moncada y ex senadora Feliciana Bondía, por las palabras que calificaron de “odio” dirigidas a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de quien dijo en pleno, “que lo va a pagar como Rita Barberá” que falleció”. (13)
  3. En diciembre 2023, en El Independiente, una noticia es titulada de la siguiente manera: Sánchez: «El discurso de odio de Abascal debe hacer reflexionar a Feijóo sobre los aliados que tiene».  En ese nota se cita al Presidente calificando a Vox como un partido de odio. (14)
  4. Septiembre 2023 una noticia publicada en Libertad Digital, dice La izquierda y el separatismo repiten el mismo discurso de odio contra cualquier derecha que les pueda echar del poder» (15)
¿Cómo perciben y procesan esos mensajes los jóvenes que interesados en la política siguen a sus líderes?, claramente mientras más acusaciones de esa naturaleza se hagan de manera pública y se divulguen, así como aquellas en las que cada uno se acusa de mentirosos, la democracia va perdiendo credibilidad y se va debilitando porque el elector empieza a desconfiar o a simplemente ignorarla.
Piedad Bonet, previamente mencionada, ya lo advertía en su obra sobre el odio, cuando nos decía que «el discurso del odio, que promueve la intolerancia y la agresión contra determinados grupos sociales (negros, judíos, extranjeros, homosexuales, musulmanes, etc.), no solo abunda entre personas del común, y redunda en incidentes y en delitos de odio, sino que ha empezado a aparecer, de manera descarada, exhibicionista, entre los poderosos y con impunidad (16), por lo tanto, pareciera acertada la afirmación Rafael Alcácer Guirao, en su articulo sobre el tema en el Observatorio de Pluralidad Religioso de España que califica al mensaje de odio como un “problema endémico en nuestra sociedad”. (17)

Los mensajes de odio y la intolerancia continuada, aliados contra la cohesión social

Para Rafael Alcácer Guirao, en publicación realizada en el Observatorio del Pluralismo Religioso en España sobre el discurso de odio (18“nos hemos convertido en una sociedad de ofendidos, cada vez más sensible a las intensidades propias del discurso ideológico y, por ello, menos tolerante frente a opiniones extremas, incendiarias u hostiles. Pero esa sensibilización creciente no se corresponde realmente con un incremento en las cifras de delitos relacionados con el discurso de odio.”
Esa cita la registro porque me resulta interesante como reflexión para entonces explorar si es que acaso nos hemos vuelto menos tolerantes como sociedad, es decir, ¿se han reducido los niveles de aceptación y respeto por los demás, reconociéndolos en su condición de seres humanos, con sus particularidades y diferencias?
Hay que explorar las causas para identificarlas y contrarrestarlas, pues la tolerancia es un valor esencial entre los individuos, las familias y en las comunidades, tal y como lo reconoce el mundo a través de la Declaración de Principios sobre la Tolerancia adoptada en el año 1995, en el cual se advierte, que el aumento de la intolerancia y de los conflictos, representa una amenaza universal que no se limita a un país en concreto (19) y que sin duda alguna, en el tiempo actual hace que experimentemos la incertidumbre y la inestabilidad que arropa a la sociedad global.
Como lo afirma el pensador norteamericano, John Rawls, el tolerante sólo puede limitar o restringir la libertad del intolerante, cuando, sinceramente y con razón, cree que su propia seguridad y la de las instituciones de libertad están en peligro, destaca que el único fundamento para negar las libertades equitativas es evitar una injusticia aún mayor. (20)
En ese contexto es muy apropiado citar un artículo firmado por Odón Elorza, quien afirma que el discurso de odio «supone un ataque sistemático al diferente, una manifestación continua de intolerancia e incompatible con los elementos que vertebran la convivencia constitucional. En definitiva, asistimos a un ataque frontal al sistema de derechos y libertades contemplado en nuestra Constitución.” (21)
Además por su experiencia política es importante destacar que en su artículo reconoce que “sufrimos una exaltación de posiciones extremas, de estrategias de división y polarización de la sociedad que cultivan el odio y la confrontación y atacan un clima de pacífica convivencia, dificultando los avances sociales y los consensos legislativos.”
Esa realidad alimenta la intolerancia y con ella la oportunidad para que el mensaje de odio se presente y progresivamente deteriore los niveles de cohesión social, entendida como aquél pegamento que hace posible que la sociedad permanezca unida. Cuando los límites de la tolerancia se superan, el derecho está para tomar las medidas respectivas, pero cuando supera al derecho, entramos entonces en un campo minado, oscuro y peligroso, que sin duda es posible identificar las causas, pero imposible, definir el tiempo y el costo para reestablecer la tolerancia necesaria que recupere ese pegamento social.

No todo mensaje de odio supone delito de odio

Jorge Navarro, abogado y socio de Molins defensa penal, afirmó que odiar no es delito y agregó que expresarlo es una forma de ejercer la libertad de expresión, recordando que ese derecho fundamental supone la posibilidad de expresar, compartir y transmitir ideas o pensamientos.
Si bien Navarro afirma que “bajo el paraguas de la libertad de expresión, cabe el odio, la parodia, el insulto, el amor….y la estupidez”, reconoce que también existen ciertos límites. (22)
Las Recomendaciones del Comité de Ministros a los Estados miembros sobre la lucha contra el discurso de odio, nos recuerda que existen tipos de expresiones ofensivas o perjudiciales que equivalen al discurso de odio, pero que no conllevan responsabilidad penal, civil o administrativa; pero que sin embargo, puede causar o amplificar los prejuicios, la intolerancia y el odio, suscitar inquietud en términos de tolerancia, civismo, inclusión y respeto de los derechos de los demás, y amenazar la cohesión social y la estabilidad democrática.
En ese mismo sentido, en España específicamente hay una Circular 7/2019, de 14 de mayo, de la Fiscalía General del Estado, sobre pautas para interpretar los delitos de odio tipificados en el artículo 510 del Código Penal, publicada en el BOE Núm. 124 Viernes 24 de mayo de 2019 (23), reconoce que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, viene considerando que la libertad de expresión no puede ofrecer cobertura al llamado discurso del odio.
Se reconoce que no es posible que el Legislador tipifique una sanción a toda conducta de odio, porque hay distintos matices en sus distintas expresiones que advierte la Circular no pueden ser arrodilladas por el juez penal con el argumento de que todo lo que no es acogible en la libertad de expresión resulta intolerable y por ello, necesariamente delictivo.  Esas distintas expresiones son:
  1. Aquel incita a la comisión de delitos.
  2. El odio que siembra la semilla del enfrentamiento y que erosiona los valores esenciales de la convivencia.
  3. El odio que se identifica con la animadversión o el resentimiento
La Recomendaciones del Comité de Ministros previamente mencionadas, identifica serie de factores que ha identificado el Tribunal Europeo a los fines de evaluar la gravedad del discurso de odio, para así “calibrar” las respuestas e identificar soluciones adecuadas, que considero oportunas sólo mencionarlas por su utilidad práctica:
  1. El contenido del discurso.
  2. El contexto político y social en el momento en que se pronunció el discurso.
  3. La intención del orador
  4. El papel y el estatus del orador en la sociedad.
  5. La forma de su difusión
  6. La forma en que se hacen las declaraciones y su capacidad -directa o indirecta- de provocar consecuencias perjudiciales, incluida la inminencia.
  7. La naturaleza y el tamaño de la audiencia.
  8. Las características del grupo destinatario, por ejemplo, su tamaño, su grado de homogeneidad, su especial vulnerabilidad o historial de estigmatización, y su posición con respecto a la sociedad en su conjunto.
Las Recomendaciones mencionadas nos dice que es la interacción entre estos diversos factores lo que resulta decisivo en un caso concreto, y no simplemente un factor tomado aisladamente. (24)
Por último y enfocando la mirada en España, debo señalar que en la Circular 7/2019, de 14 de mayo, de la Fiscalía General del Estado, sobre pautas para interpretar los delitos de odio tipificados en el artículo 510 del Código Penal. 24 de mayo 2019, mencionada previamente, se afirma que el denominado discurso del odio punible está caracterizado por tres notas concretas que a continuación sólo las mencionaré:
  1. La posibilidad de que se manifieste en una pluralidad de conductas.
  2. La relevancia de esa conducta.
  3. La motivación discriminatoria, recordando que no toda agresión es delito de odio, aunque denote un cierto desprecio hacia la víctima, y reiterando que la libertad de expresión no puede situarse por encima de la dignidad de otro ser humano.
Jorge Navarro, previamente mencionado, tal y como lo dicen muchos otros estudiosos y expertos en el tema, destaca la necesidad de promover el diálogo y una ética de la comunicación, sensibilizar sobre el tema y educar en concreto sobre la alfabetización mediática e internet y las contranarrativas, ello es fundamental en toda sociedad que se califique como democrática, para lograr identificar las causas profundas de ese discurso de odio a través de medidas no legales.

El discurso de odio en el Código Penal español

ley de inmigración
Por último es importante tener presente que en Código Penal de Español el artículo 510 tipifica lo que se conoce como delito de discurso de odio y opera en los siguientes supuestos:
  1. Quien públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo determinado-
  2. Quien produzca, elabore, posea con la finalidad de distribuir materiales que fomenten o inciten directamente al odio, la hostilidad, discriminación o violencia.
  3. Quien públicamente nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado”.
El delito de discurso de odio, debemos ubicarlo entre el grupo de delitos de odio, y en ese sentido, el Código Penal, tipifica varias conductas que cuando hay agravantes las califica de delitos de odio, un ejemplo claro de ello, está en el caso del Jugador del Real Madrid, Vinicius Jr, y los hechos ocurridos en Mestalla en mayo 2023.
Tanto la Fiscalía (25) como el Real Madrid (26) denunciaron aquellos insultos y ofensas de mayo 2023, calificándolas como delitos de odio, la decisión judicial llegó en junio 2024 y tipificó los hechos como delitos contra la integridad moral con agravante de odio por insultos racistas; la condena a 3 aficionados es por 8 meses de prisión, prohibición de acceso a partidos de Liga o Federación por 2 años y además, elaboraron carta de perdón al jugador, al club y a todos los que pudieran sentirse ofendidos. (27)
Destaco el ejemplo porque así como ese delito hay otros previstos en el Código Penal que cuando se evidencian hechos que pueden calificarse como agravantes, entonces se tipifican como delitos de odio.
Pero más allá del Código Penal, más importante que una decisión judicial, el respeto como valor y el reconocimiento del otro como ser humano, resultan dos ingredientes claves del antídoto necesario para preservar el valor de la tolerancia y contrarrestar el mensaje de odio.
Los padres y las madres, acompañados de los docentes son los llamados para crear ese antídoto, que será más fuerte, si el Estado contribuye a ello.
El antídoto hoy es más necesario que nunca antes, porque las redes sociales se han convertido rápidamente en herramientas muy atractivas, que en la medida que se van desarrollando, vamos identificando y evidenciando hechos que advierten sobre los efectos que pueden generarse cuando maliciosamente se quiera potenciar la intolerancia a través de mensajes de odio.
@carome31
https://iberoeconomia.es/opinion/mensaje-de-odio-y-presencia-de-los-padres-en-uso-de-la-tecnologia-por-parte-de-los-adolescentes/
Acerca de Carlos Romero 168 artículos
Director de Asociación Civil Eccos de Paz. Estudioso e investigador de temas locales y de participación ciudadana, con experiencia en docencia universitaria y autor de varios libros y artículos sobre institucionalidad local.