Cada día, aparecen más y más trastornos de la alimentación que, frecuentemente, presentan estructuras más complejas tanto desde el punto de vista psicológico como nutricional. Una demostración es la megarexia, trastorno del que se conoce poco por la poca información publicada al respecto, así como escasa presencia en los debates de opinión pública.
La megarexia cuenta, como todo trastorno alimenticio, con una base psicológica que degenera en consecuencias nutricionales, así como ocurre con el resto de la categoría (anorexia nerviosa, Bulimia, Vigorexia, Bing Eating o atracones entre otros). Sin embargo, la megarexia, no se conocía hasta 1992, cuando fue descubierta por el médico español Jaime Brugos.
En la megarexia se genera de una distorsión de la imagen corporal, tal como sucede en la anorexia nerviosa y en la dismorfofobia. Son personas con sobrepeso u obesidad las cuales al verse al espejo no se notan como tal, sino que, por el contrario, se ven siempre delgadas. Niegan su realidad y afirman estar sanas, por ende nunca toman medidas nutricionales para mejorar su peso corporal y su estado de salud física. Es más, afirman ser personas fuertes y vitales.
Los megaréxicos se alimentan en un 90% de comida chatarra, es decir ingesta de alimentos ricos en grasas, azúcar, calorías y pobre en nutrientes, trayendo como consecuencia obesos desnutridos o anoréxicas obesas.
Las consecuencias para la salud son devastadoras, ya que se unen las normales consecuencias físicas de la obesidad con las significativas consecuencias del tipo de alimentación que llevan (anemias, caída del cabello, resequedad de la piel, estreñimiento crónico, etc.)
En pocas palabras, cargan con las consecuencias de los obesos y de los desnutridos al mismo tiempo, y lo que empeora el cuadro clínico es su falta de percepción de la realidad y su incapacidad de pedir ayuda profesional al negar el problema.
El doctor Brugos cree que solo en España existen 5 millones de casos, pero que no han sido oficialmente diagnosticados y, mucho menos, tratados.
Otra de las principales características de quien padece este trastorno es el cansancio crónico, debido a la anemia y falta de macro y micronutrientes, lo cual creen poder resolver comiendo de nuevo comida chatarra o calorías vacías, transformándose en un círculo vicioso que los puede llevar a la muerte prematura por infarto al miocardio, derrame cerebral, diabetes mellitus, hipertensión arterial, síndrome metabólico o muerte súbita.
¿Cómo reconocer si alguien sufre de megarexia?
Los signos de alarma que deben detectar las personas más cercanas (pareja, padres, familiares, amigos, colegas) son:
- Niegan tener un problema de sobrepeso u obesidad
- Afirman estar delgados y sanos
- No han jamás realizado ningún tipo de dieta
- No tienen intenciones de llevar una mejor alimentación
- Jamás realizan actividad física
- Su alimentación de base en comida rápida, o chatarra, dulces, grasas y casi nada de frutas, verduras, hortalizas, granos
- Dicen ser felices como son
- Sufren de las consecuencias de la malnutrición: anemia, debilidad, cansancio, pérdida de cabello, resequedad cabello y piel
- Sufren de las consecuencias del exceso de peso: dislipidemia (colesterol y/o triglicéridos altos), hipertensión arterial, diabetes mellitus, hígado graso, infertilidad, enfermedades cardíacas etc.
- Sienten constantemente cansancio y lo reparan comiendo grandes cantidades de comida poco saludable
- Se niegan a recibir atención médica y nutricional
Tratamiento
Al igual que en todos los trastornos de la alimentación, la megarexia debe ser tratada con el psicólogo o psiquiatra, y por el nutricionista. El gran reto es hacerles entender que tienen un problema y que acudan al centro de atención allí los familiares juegan un rol principal.
Rosisella Puglisi – @Rosisellap
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