Liderar con el ejemplo, es algo que muchos miembros de las élites de la sociedad, sobre todo la política, intentan, pero no todos consiguen, y esto se debe a que el ejemplo que se da viene con el carácter de la persona, esa conducta o forma de ser, adquirida y moldeada con el tiempo, la educación, los valores y el conocimiento utilizados para enfrentar y superar los obstáculos y las adversidades a lo largo de la vida.
Traigo esto a colación, para poder continuar el artículo de la semana pasada.
Imaginemos dos ámbitos que nos afecten como sociedad, más allá de preferencias políticas, religión, raza o valores; pensemos, en los ámbitos de la sanidad y en la educación.
Ahora, pensemos en Venezuela y España -casi seguro que cualquier país sirve, usted escoja-, estoy seguro de que, muchos de ustedes pueden hacerse una idea bastante clara y objetiva a cerca de estos ámbitos en cada uno de estos países.
Pensemos en una Venezuela donde desde hace más de veinte años, incluso antes de la llegada del autoritarismo, el sistema de salud público ha venido decayendo, perdiendo capacidad de acción y reacción, que empezó perdiendo equipos e insumos que se compraban pero que, o nunca aparecían, o aparecían en clínicas e institutos de salud privados.
Hoy en día, la sanidad pública en Venezuela está perdiendo hasta sus profesionales, muchos de los cuales han emigrado en busca de un mejor futuro; y los que quedan, son víctimas al igual que sus pacientes, no sólo de las calamidades del día a día, sino de la mala gestión del COVD-19 por poner un ejemplo.
En cuanto a la educación, la situación es similar a la sanidad pública, a pesar de la capacidad intelectual y de la mística de los maestros y profesores que hicieron de los centros de educación pública, ejemplo a nivel internacional, hoy en día, hay escasez de docentes en física, matemáticas, química o biología, ni hablar de profesores de inglés.
Actualmente, muchos niños han dejado de ir a la escuela para trabajar y ayudar a sus familias, otros, todavía asisten con la esperanza que tienen sus padres de que, si bien no van a aprender mucho, por lo menos puedan comer algo en el mejor de los casos, porque a nivel educativo, los profesores deben pasar de grado a los alumnos así hayan suspendido materias o incluso, sin tener profesores para determinadas materias.
En España, la situación ciertamente es muy diferente, la fortaleza de las instituciones españolas es muy superior incluso, a las instituciones que tenía Venezuela antes de la llegada de Chávez al poder; sin embargo, también es cierto que esa fortaleza institucional, esa tradición democrática se ha visto atacada, con intentos de moldear y ajustar sus actuaciones a criterios netamente político-partidistas, una lucha determinante para el futuro de España, una lucha que se está dando hoy día.
La calidad del sistema sanitario español es alta, son conocidos los casos de personas de otros países de la UE que venían a aprovecharse los subsidios a los medicamentos que no tenían en sus países de origen, pero también es cierto, que la falta de personal calificado y los tiempos de espera para solicitar citas con especialistas u operaciones son demasiado largas, aún cuando en algunas comunidades haya disminuido.
La pandemia demostró que es necesario tener más hospitales y más personal calificado que pueda hacer frente a emergencias sanitarias como la que estamos enfrentando en estos tiempos.
Si nos fijamos en la educación pública, vemos que también es de alta calidad, pero con ciertos cuestionamientos a mi entender, sobre todo, en lo referente a la educación asumida como piedra angular del desarrollo de un país.
Por eso cuesta entender cómo un país desarrollado en cuarenta años de democracia ha sancionado ocho Leyes Orgánicas de Educación, una ley cada cinco años. Ningún país puede crecer de forma sostenida ni estable cuando cada pocos años le cambias los lineamientos educativos a su población. Todavía si fuera para mejorar, pero ese no ha sido siempre el caso.
Sabemos que, así como la educación y la sanidad cuentan con grandes profesionales con vocación de servicio probada; la política, también cuenta con grandes líderes y profesionales, con alta vocación de servicio y con amplia experiencia profesional; entonces ¿por qué se hace tan difícil llegar a acuerdos que nos beneficien a todos los ciudadanos?
Da igual que en Venezuela haya un sistema presidencialista y en España una monarquía parlamentaria; de hecho, tomo a Venezuela y a España como ejemplo, para demostrar que independientemente de las diferencias en cuanto a sus sistemas políticos y la fortaleza de sus instituciones, el problema y la solución de fondo son los mismos y aplican para cualquier país.