Durante los años dorados, es común la ausencia del apetito, lo que conlleva a que nuestros abuelitos coman poco y mal, sufriendo como consecuencia de graves carencias nutricionales, más aún en nuestra Venezuela donde no les dan las fuerzas para aguantar tantas horas en una cola, ni el bolsillo para comprar en los costoso revendedores.
Hace solo algunos meses, se hablaba de malnutrición por exceso, es decir el Venezolano sufría de obesidad aunada a malnutrición, ¿posible? Sí, el cuadro de malnutrición era por el desbalance nutricional y las carencias de proteínas que se suplían con exceso de carbohidratos (granos, arroz, arepa, pan), desde inicios de este año los elevados costos de las proteínas “populares” como los granos y el huevo, aunado a la casi desaparición del arroz, harina de maíz pre cocida y el pan han hecho que el venezolano ya no tenga más que comer, presentando desnutrición por déficit, es decir bajo peso + pérdida de masa + desnutrición proteico – calórica.
Hoy en Venezuela 1 de cada 2 ancianos se encuentra desnutrido. Ya el envejecimiento conlleva pérdida de la masa muscular, inapetencia y bajo consumo de alimentos, pero si a este factor fisiológico le aunamos el desastre humanitario de nuestro país, la situación se hace insostenible para nuestra tercera edad.
No es de asombrarse, pues la población más vulnerable en una crisis alimentaria son siempre niños y ancianos, y los más vulnerables a la enfermedad, desnutrición y muerte como consecuencia de la misma. Si el abuelito/a se encuentra bajo el techo y cuidado de adultos en edad productiva tienen mayor probabilidad de sobrevivencia pues consume del grupo familiar, pero aquellos que no corren con la misma suerte ya sea por viudez, abandono de los hijos, lejanía de los hijos por la masiva inmigración, o cualquiera sea la causa, la situación se hace crítica, porque ¿Cómo soporta una anciano más de 5 horas de cola bajo sol o lluvia para adquirir alimentos?, y si no logra hacerlo por sus fuerzas físicas, como podría pagar los altos costos de los alimentos de los revendedores?, en fin nuestros ancianos también están muriendo de inanición, sin contar los que fallecen por no conseguir un simple antibiótico o un simple antihipertensivo.
Otro factor importante que debemos recordar es que las personas con malnutrición son más susceptibles a enfermarse, especialmente de enfermedades infecto – contagiosas, por la deficiencia de su sistema inmunológico, y más susceptibles a morir pues sus desgastados cuerpos resisten menos.
Carencias Vitales
Las proteínas con un elemento vital (imprescindible para la vida), especialmente en los ancianos que, ya de por sí, en la tercera edad por razones fisiológicas poseen una disminuida masa muscular. Si aunado a este proceso, no se consumen proteínas, el cuerpo se ve en la necesidad de activar el proceso conocido como “proteólisis muscular” para compensar la falta de aminoácidos (elementos que conforman las proteínas) obteniéndolos del músculo. En simple palabras el cuerpo se va “auto consumiendo”, lo que trae como consecuencia un debilitamiento del organismo, de las fuerzas, movimiento, coordinación, reflejos, equilibrio y estabilidad. Estos abuelitos estarán entonces más susceptibles a fracturas y desgastes.
En la tercera edad el consumo de proteínas de alto valor biológico como lácteos, carnes, pollo, pescado y huevos son tan indispensables como para los niños en su crecimiento.
Por ejemplo la leucina y glutamina, son dos aminoácidos que juegan un papel importante para contrarrestar el estrés oxidativo y los procesos inflamatorios muy frecuentes en esta etapa de la vida.
Los amioácidos son “la gasolina” de las mitocondrias es decir el carburante para el corazón de nuestras células. De allí la vital importancia.
Importancia de las proteínas en la tercera edad
¿Cómo debe ser el aporte proteico en una persona mayor de 50 años de edad?. Las cares rojas debes ser consumidas de 2 a máximo 3 veces por semana, para evitar anemias por carencia de hierro y Vitamina B12 (vitamina vital para el cerebro y evitar déficit cognitivos). Además los aminoácidos de la carne mantienen la masa muscular.
Pescado debe ser consumido 3 veces por semana, ya que nos aportan omega 3, unos ácidos grasos de acción anti inflamatoria que mejoran los niveles de grasa en sangre (colesterol y triglicéridos), previenen la ateroesclerosis, infartos al miocardio, derrames cerebrales entre otros, además el pescado es bajo en calorías, y de fácil masticación y digestión.
Otro beneficio de los pescados es su aporte de vitamina D, que ayuda a la fijación del calcio y enlentecer el envejecimiento óseo, mejora la contractibilidad muscular y ayuda a la salud cardiovascular.
Lic. Rosisella Puglisi
Nutricionista Clínico
@rosisellap