“El clima es un bien común, de todos y para todos”, nos la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común (2015), pues precisamente la preocupación sobre el cambio climático es un tema que ha ocupado a la Organización de Naciones Unidas y que para el año 2015, la propia Encíclica advertía que en esa materia se registraba pocos avances.
El cambio climático está superando los esfuerzos de distintos gobiernos para frenar su avance, nos decía en el año 2019 en la Cumbre de Acción Climática el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
Y más recientemente en el Foro Mundial de Economía Circular + Clima, realizado el 15 y 16 de abril 2021, y que fue promovido por el Gobierno de Holanda y la Fundación Sitra de Finlandia, la Secretaria Ejecutiva de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Patricia Espinoza, advertía que la sociedad global no está en la ruta hacia lograr cumplir con los objetivos climáticos, principalmente por la falta de ambición y urgencia en las acciones y medidas que se han adoptado.
La ONU y la Iglesia Católica, coinciden con lo expresado por Espinoza en el Foro Mundial, cuando alertó que no podemos demorar más, es urgente avanzar en la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido una buena noticia resulta el hecho real que los gobiernos de USA y China cuentan con un responsable en materia de Cambio Climático, quienes además se reunieron y lograron en este mes de abril acordar que se
incorporarían a la lucha global para enfrentar el cambio climático.
¿Ese anuncio a que hago referencia, contribuirá a acelerar el camino para adoptar medidas urgentes que frene el avance del Cambio Climático y nos permita acercar más a los objetivos previstos y al espíritu del Acuerdo de París?.
Sin duda la respuesta estará condicionada a las acciones que concreten la voluntad de los gobiernos de USA y China en avanzar efectivamente en la lucha contra el cambio climático, y en gran medida, los resultados y/o compromisos de la Cumbre de Cambio Climático del 22 y 23 de abril podrán aportar algunas evidencias en ese sentido.
Por lo pronto, el diálogo político entre USA y China abrió una etapa nueva en este difícil camino de enfrentar el Cambio Climático; y como complemento para lograr ser efectivos en la búsqueda por cumplir los objetivos climáticos, en el Foro Mundial de Economía Circular + Clima, a que he hecho referencia previamente, se destacó y ratificó que la economía circular juega un papel decisivo para lograr esos objetivos.
Precisamente en el año 2019, un informe realizado entre la Fundación Ellen MacArthur y la consultora de sustentabilidad Material Economics, destacaron que los esfuerzos para la descarbonización de los sistema energéticos basados en el uso de las energías renovables y en el fomento de la eficiencia energética, podría impactar el 55% de las emisiones totales, pero el 45% restante, habría que buscarlo en los sectores que corresponden al ámbito de la economía circular.
Precisamente, en ese Foro Mundial, la Ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, reiteró que “la forma en la que usamos y reutilizamos los productos puede representar hasta el 45% de las reducciones de emisiones que necesitamos 1 ”, coincidiendo así con lo señalado en el informe previamente mencionado.
La Estrategia Española de Economía Circular 2030, aprobada en el año 2020, reconoce esa relación en la cual la lucha contra el cambio climático se complementa con la economía circular, en tal sentido, en su contenido se puede
leer lo siguiente: “Las acciones implícitas en una estrategia de economía circular tiene una clara traslación en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero: la reducción de residuos orgánicos en vertederos, la generación de biocombustibles a partir de residuos no reciclables, la extracción de materias primas básicas que requieren de un alto uso de energía o la huella de carbono en la fabricación de productos con ciclos de vida cortos, son algunas de las áreas sobre las que su actuar puede contribuir a reducir emisiones.”
España espera por el Senado para aprobar su Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada por mayoría en el Congreso; pero además ya cuenta con la Estrategia Española de Economía Circular (2020) y ha cerrado recientemente la consulta del Plan de Acción Nacional de Economía Circular, en consecuencia, cuenta con herramientas institucionales que deben ser instrumentadas a los fines de valorar si esas medidas resultan lo suficientemente efectivas para acelerar la transición hacia la economía circular y avanzar en las medidas para frenar el cambio climático.
Y en ese contexto la ciudadanía debe ser informada y convocada a un diálogo entre todos los agentes sociales, económicos y políticos, para que comprendan cómo desde el contexto de la cultura circular se puede contribuir con la lucha para frenar el cambio climático y en general, para asumir la responsabilidad cívica de ser parte de la solución y no del problema.
https://iberoeconomia.es/opinion/entre-la-cultura-circular-y-el-cambio-climatico-estamos-preparados/