Las hepatitis agudas constituyen un problema recurrente en la edad pediátrica, sobre todo cuando las condiciones sanitarias no están dadas para su prevención como son: vacunación, saneamiento ambiental, servicio de agua potable y estado nutricional de la población.
El virus de la hepatitis A perteneciente al grupo de los hepatovirus, es muy estable y puede permanecer en el agua y alimento durante meses, no en vano estamos viendo casos en el país, tanto en niños como en adultos. Este virus se inactiva con los rayos ultravioleta, el color y el calor elevado, sin embargo no es garantía, y puede permanecer en los alimentos que se consumen crudos o poco cocidos (al vapor).
El virus se elimina por las heces, siendo su forma de contaminación la transmisión fecal – oral de forma directa con la persona infectada quien puede estar asintomática. Otra forma de contaminación es a través del agua o alimentos contaminados. De acá por qué aparecen brotes de infección en familias enteras, o en grandes grupos en guarderías, colegios, campamentos o comunidades. La forma más raras de contraer la enfermedad es a través de sangre o por contacto sexual.
Una vez infectados por el virus, el período de viremia es corto, de unos 10 días antes de la aparición de los síntomas, mientras su período de excreción es de 1 a 2 semanas a través de las heces (período donde contaminamos a otras personas).
Recordemos que este virus afecta nuestro hígado, y este órgano juega una función importante en el mantenimiento homeostático nutricional, alterando los procesos de absorción intestinal y metabolismo de macro y micronutrientes.
Cuando la infección es en niños debemos tener extremo cuidado tanto médico y nutricional. Aun cuando la hepatitis A no debería llevar a mayor riesgo para la salud, recordemos que las infecciones virales se agravan de acuerdo al estado nutricional del receptor, en un niño malnutrido o desnutrido una infección por hepatitis A puede resultar mortal por fallas multisistémica o descomposición por vómitos y diarreas.
Aun cuando nutricionalmente hablando la hepatitis A no conlleva una específica dietoterapia, si hay que tener bajo control el estado nutricional de la persona infectada, y tratar los síntomas de náuseas, vómitos, pérdida del apetito e hipoglicemia, sobre todo si el receptor tiene un compromiso nutricional.
Tratando nutricionalmente la hepatitis A
Es recomendable que la persona sea atendida por su médico y nutricionista, pero como recomendaciones generales nutricionalmente se recomienda:
- Dar tomas de alimentas de poco volumen pero frecuente (cada 1 o 2 horas), para evitar las náuseas y mejorar la absorción.
- Dar alimentos que reduzcan las náuseas: pan tostado, galletas de soda, masticar hielo, infusiones calientes
- Mantener la hidratación con suero oral, agua potable, consomé, jugos claros no cítricos
- Evitar el consumo de alimentos flatulentos: granos, coles, repollo, coliflor, brócoli
- Evitar los azúcares y dulces pues aumentan las ganas de vomitar y los vómitos y favorecen a la deshidratación
- Evitar el consumo de bebidas gaseosas, alcohólicas y comerciales oscuras o claras, del mismo modo las bebidas energetizantes o deportivas
- Evitar el consumo de cualquier tipo de grasa
Cuidemos la calidad del agua que estamos bebiendo, cuidado con el agua que utilizamos para el cepillado de los dientes, prevención con el consumo de alimentos no bien cocidos o ensaladas crudas y jugos de frutas, hervir siempre el agua antes de su consumo o preparación de los alimentos, lavar las verduras con agua clorada (1 litro de agua y unas gotas de cloro)
Lic. Rosisella Puglisi
Nutricionista Clínico
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