Los aspirantes comienzan a sentir los efectos de meses de estudio, pero existen algunas recomendaciones que buscan facilitar el proceso para que alcancen la residencia.
Cada año, miles de aspirantes asumen el reto de superar el examen MIR sin morir en el intento. Aunque es comúnmente vista como una carrera de fondo, existen algunas claves que ayudarán a optimizar la preparación de la prueba de acceso a la Formación Sanitaria Especializada y conseguir el mejor número de orden durante el 10 de febrero. Es decir, aquel que permita competir por una de las plazas de la especialidad anhelada del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Para comenzar, el candidato al MIR debe comprender la importancia del trabajo en equipo y del compañerismo. Lejos de tratarse de una competencia de todos contra todos, los aspirantes a la Formación Sanitaria Especializada deberán dar pasos para aproximarse a otros candidatos a la residencia. Una decisión que, en lugar de perjudicarle, le ayudará en el intercambio de información relevante, opiniones y crear un ambiente donde fluya el conocimiento, permitiendo estar en contacto con aspectos que, inicialmente, no estaban valorándose.
Si bien el trabajo en equipo será favorable, el candidato nunca deberá perder la fe en sus propias habilidades. Los futuros especialistas tendrán que tomar en cuenta que se trata de un proceso de autosuperación y, por ende, el estado de ánimo será fundamental para lograr las metas planteadas. En este sentido, aunque el cansancio y la presión harán que los aspirantes duden de sus capacidades para obtener un buen número de orden, la pérdida de la esperanza nunca debe ser considerada una opción.
Otro aspecto fundamental es contar con una buena organización. El elevado volumen de contenido hará sentir que el tiempo de preparación no es suficiente, sin embargo, no hay que caer en derrotismos. Por el contrario, lo idóneo será olvidarse del estudio a memoria para adoptar un modelo más analítico, donde se conecten conceptos y se comprenda su relación (lo que permitirá avanzar en diversas asignaturas a través de la vinculación del contenido).
A esto se suma la importancia de avanzar al ritmo adecuado, un paseo rápido por los temas puede que reduzca la cantidad de estudio, pero no dejará un conocimiento sólido de los temas. De ahí, que sea fundamental una buena organización, aprovechar las reglas mnemotécnicas y el uso adecuado de los simulacros realizados los meses previos a la celebración del examen.
Para aquellos que consideran que han perdido las fuerzas y están por tirar la toalla, existen otras opciones menos drásticas. Por ejemplo, tomar unos días de descanso, reducir el número de horas semanales destinadas al estudio, comenzar a práctica un deporte o visitar a los seres queridos que puedan ayudar a ‘recargar las baterías’.