Los médicos internos residentes consideran que empezar cobrando 1.000 euros es «inaceptable». A finales de julio, el Ministerio de Sanidad y Consumo que dirige María Luisa Carcedo anunció lo que calificó de “oferta récord” para el año 2020 en el número de plazas de formación de atención médica especializada. En total, más de 9.000 plazas entre el MIR (médicos), con 7.512 plazas, un 10,5% más que en 2019, y el EIR (enfermería), con 1.463 plazas, un 34% más que este año. Sin embargo, no se dijo nada de las condiciones laborales de los residentes.
Los profesionales y estudiantes han sido muy críticos en relación a la precariedad laboral de quienes superan las pruebas de acceso a la formación sanitaria especializada. El sueldo medio neto mensual de un MIR residente de primer año ronda los 1.000 euros y va desde los 938 que se paga en Navarra o los 977 en Andalucía, Cataluña, Castilla y León o Cantabria a los 1.231 de Galicia o los 1.805 de Ceuta y Melilla. Así, desde el CSIF se exige “ofertar buenos contratos a los jóvenes MIR para fidelizarlos y evitar la fuga de cerebros”.
Laura Martínez, presidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), valora “positivamente” el aumento de plazas, pero considera que “debe de ir acompañado de mejores condiciones laborales y un aumento en los contratos, porque cuando estas personas acaben la residencia no podrán trabajar en el Sistema Nacional de Salud, y tendrán que emigrar”, a otros países, “como está sucediendo actualmente».
Desde el Sindicato de Enfermería SATSE también se incide en la “precariedad” de muchos de los contratos de las 180.000 enfermeras que trabajan en nuestro SNS. “De las 180.000 enfermeras y enfermeros de nuestro Sistema Nacional de Salud, un tercio tienen contratos precarios y eventuales. Se dan casos en los que un profesional firma al año 110 contratos. Muchas enfermeras viven pendientes del teléfono para que les llamen a trabajar y eso redunda en la calidad de vida de los profesionales y, lógicamente, en la calidad del servicio prestado y de nuestro Sistema nacional de Salud”.
Los «bajos salarios» dura durante los primeros años de la formación profesional, ya que las remuneraciones aumentan con el paso de los años en la residencia y la adquisición de nuevas competencias que le permitan ir aportando más servicios dentro del sistema sanitario. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la incertidumbre laboral, ya que mientras más cerca están de obtener el título de especialista sanitario más lejos están de permanecer con una plaza estable dentro del SNS. En este sentido, entran en un incómodo proceso de contratos por horas, cubrir guardias y esperar a una oportunidad para acceder a una plaza estable que le permita respirar tranquilo.