Laura Polonio ha preparado la prueba de acceso a la residencia durante su embarazo y también con Abril, su hija recién nacida.
Laura Polonio sujeta con un brazo a su hija recién nacida. Entre biberones y pañales, cientos de apuntes que debe estudiar para aprobar el examen MIR y acceder a la residencia del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así han sido los últimos meses de esta candidata de origen catalán, que ha afrontado simultáneamente el reto de la maternidad con el de la lucha por una de las 6.526 plazas ofertadas por el Ministerio de Sanidad. “He tenido a mi hija en brazos mientras estudiaba. Se dormía en mi regazo y volvía a despertar conmigo aún frente a los libros”, cuenta a IberoEconomía.
Su aventura comenzó en enero de 2017 cuando se quedó embarazada. “No fue un embarazo fácil, tuve que estar de reposo entre julio y octubre sin poder moverme del sofá, así que el tiempo de estudio no fue fácil”, recuerda. Laura lamenta no poder sentirse mejor para poder hacer más resúmenes, “un método de estudio que suelo realizar y que me funciona muy bien”. Sin embargo, el ritmo mejoró con el nacimiento de Abril, su primera hija.
“Si tuve un embarazo complicado, el parto fue todo lo contrario. La recuperación fue muy rápida y a los tres o cuatro días ya estaba de nuevo lista para seguir preparándome para el examen MIR”, afirma. Con el objetivo de aprovechar al máximo el tiempo, Laura dedicó sus fuerzas para llevar lo mejor posible una maternidad primeriza y para retomar el número de netas alcanzadas en los simulacros y que durante el embarazo vio como caían. Un esfuerzo que ha dado sus frutos en el examen del pasado 10 de febrero.
La aspirante, que también cuenta con el grado de Enfermería, asegura que “en el examen MIR me ha ido bastante bien”. Según sus cálculos, prevé contar con un número de orden que oscile entre el 3.000 y 4.000, lo que le permitirá acceder a cualquiera de las disciplinas entre las que está dudando. “Inicialmente quería ser pediatra o ginecóloga. Sin embargo, ahora que tengo una bebé prefiero una especialidad que me permita estar más horas en casa y un menor número de guardias”, matiza. De ahí que esté valorando opciones como Neurofisiología, Radiología, Medicina de Familia u “Oftalmología en la Clínica Oftalmológica Barraquer”.
A pesar de que ha logrado compaginar ambos escenarios con éxito, Laura es clara: “No recomiendo a nadie quedarse embarazada durante la preparación del MIR. En especial, a aquellas personas que quieran una de las especialidades para las que necesitas estar por debajo del número de orden 2.500”. Lo más difícil parece haber pasado y Laura está con la cabeza puesta en el siguiente paso: la incorporación a la plaza de residencia.
“Si se cumple con el calendario establecido por el Ministerio de Sanidad, los residentes nos incorporamos entre el 24 y 25 de mayo, por lo que habré pasado siete meses junto a mi hija”, calcula con alegría la médico y enfermera. Pero es un tiempo que le sabe a poco. “Me hubiese gustado estar durante esos primeros meses jugando más con ella y no tanto tiempo sobre los libros, pero ahora podré recuperar ese tiempo”, sentencia.