Diversos estudios relacionan tanto la etapa de preparación para el acceso a la formación sanitaria especializada como las guardias MIR a un incremento constante de la ansiedad.
El MIR y la tranquilidad no parecen ser compatibles. Diversos estudios demuestran que los profesionales sanitarios están sometidos a elevados índices de estrés y ansiedad en la etapa de preparación de la prueba de acceso a la formación sanitaria especializada, así como en las guardias que se realizan una vez dentro de la residencia. En este sentido, se suma un período de, al menos, cinco años donde los médicos están sometidos a fuertes presiones psicológicas y emocionales para cumplir con su proceso de especialización.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada evaluaron durante siete meses (tiempo medio de preparación al examen MIR) a 36 aspirantes a la residencia, período en el que lograron percibir un incremento muy significativo de cortisol (hormona esteroidea producida por la glándula suprarrenal que el organismo libera como respuesta al estrés). De ahí que los estudiantes de MIR presentaron niveles más altos de ansiedad que la población española de referencia.
Los mayores índices de cortisol se registraban en momentos muy delimitados como eran los días en que se enfrentaban a un simulacro del examen, y particularmente, el día del simulacro real. Asimismo, se percibía un considerable incremento una semana antes del examen del MIR, cuando los alumnos experimentaron el mayor nivel de estrés, superior incluso que el día de la prueba real. Sin embargo, esa tensión no desaparece cuando se logra un número de orden lo suficientemente alto para acceder al Sistema Nacional de Salud (SNS).
Durante una jornada sobre los problemas de salud física y mental, realizada en el Colegio de Médicos de Murcia, la experta Estefania Quesada Masachs explicó que “el inicio de la residencia supone el paso del rol de estudiante al rol de MIR, en el que hay que enfrentarse a una nueva realidad y aparecen muchas inseguridades”, del mismo modo que añadió que el estrés durante el primer año de residencia comporta un mayor nivel debido “a que el residente afronta situaciones con unas habilidades todavía por desarrollar”.
Si bien el estrés a lo incierto va desapareciendo a lo largo que se avanza en la residencia, hay otro estímulo que lo seguirá generando a lo largo de su formación especializada: las guardias. Según los resultados de un estudio realizado por la Universidad Internacional de La Rioja y la Universidad de Granada, el incremento del estrés empieza a manifestarse en los residentes hasta cuatro horas antes del inicio de una guardia.
La investigación afirma que los aumentos sugieren una respuesta psicológica anticipatoria al estrés. En este sentido, explican que esto podría deberse al recuerdo de experiencias de guardias pasadas o a la falta de habilidades clínicas y de experiencia. “Los resultados de este trabajo son una aportación sobre la importante afectación psicofisiológica en los residentes (especialmente los de primer año, también llamados R1) al incorporarse a las guardias en los Servicios de Urgencias Externas”, explica Joaquín González-Cabrera, uno de los autores del estudio.
Depresión y suicidio
La constante presencia del estrés y la ansiedad en la formación sanitaria especializada se vinculan con los elevados índices de depresión y tendencia suicida que se reportan en los estudios.
Por ejemplo, el análisis realizado por investigadores del Hospital Brigham and Women y el Hospital Harvard Medical School de Boston apunta que “la prevalencia de la depresión y los pensamientos suicidas durante la formación médica es importante para aunar esfuerzos dirigidos a la prevención, el tratamiento y la identificación de las causas de angustia emocional entre los estudiantes de Medicina». En este sentido, hace un llamado a «identificar estrategias para su prevención y tratamiento dentro de este colectivo».