El colectivo, conformado por unos 200 autónomos que trabajan para Glovo, presentará el lunes una carta con todas sus exigencias a la empresa.
Glovo vivirá una ‘revuelta’ desde este fin de semana. Un grupo de ‘glovers’ de Madrid se han reunido para definir cuáles son las acciones que llevarán a cabo para demandar a la empresa de transporte unas «condiciones laborales más justas y beneficiosas para todas las partes». Así lo ha logrado conocer IberoEconomía, quien ha logrado saber que, entre otros puntos, se pedirá una revisión de las clausulas de fidelidad.
Los ‘glovers‘, que prevén llevar sus reivindicaciones el próximo lunes a primera hora de la tarde, consideran «injusto que, por un solo cliente que haga una puntuación negativa se nos penalice con cinco puntos«. En este sentido, han recordado que «no hay que ser ingenuos y comprender que hay personas que puntúan mal por aspectos que se escapan de nuestra capacidad». Por ejemplo, uno de los participantes ha asegurado que obtuvo la peor votación porque el cliente «esperaba que el repartidor fuese español y no de origen latinoamericano».
Los trabajadores autónomos también solicitarán la eliminación de las ‘horas diamante‘. A lo que sumarán la exigencia de que los tiempos de espera, tanto en la casa del cliente como en los establecimientos de comida, sean remunerados por cada minuto «que nos hacen perder». Una situación que alcanza uno de sus puntos más problemáticos en los supermercados, «no solo por la larga espera a la que estamos sometidos, sino porque se ha pasado de tener que transportar cuatro kilos a ocho, una cantidad que quieren subir a nueve kilos en breve».
Para los ‘glovers’ no es menos importante hacer un análisis y cambio en los procesos de check in y del chat interno de la aplicación. Dos procesos que evitarán que un error en el proceso de ‘darse de alta’ tenga repercusiones en la valoración de la fidelización, además de que permitirá «dejar que se reasignen los envíos por medio del chat interno».
Finalmente, esperan luchar por la aprobación de un bono nocturno y por otros derechos que, a su entender, no están siendo escuchados por la empresa, ya que «para ellos solo somos unos falsos autónomos, por lo que les da igual tener a más de 3.000 personas en condiciones poco idóneas».