Solo el 4,7% (87.479) comprendían una duración de entre una y dos semanas, siendo este el tipo menos frecuente. Le sigue por la cola, los que poseen un tiempo de caducidad establecido entre quince días y el mes, que representan el 8,6% del total (158.359).
A pesar de que estos datos pudieran relacionarse con la temporalidad veraniega característica de empleos como el turismo o la hostelería en auge durante la estación estival, los 4.738 contratos firmados en julio con una duración mayor al año -tan solo el 0,3% del total- indican que esta tendencia para alargarse en el tiempo.
Sin embargo, sí que se registraron un 9% de contratos con duración indefinida, 165. 500 de ellos, e indeterminada. En este último caso, aún mayor, cifrados en 571.944. Tras el contrato de una semana o inferior a ella de duración como favorito, es el de uno y tres meses (318.411; 17,3% del total) el que más firmaron los nuevos trabajadores en julio.
Menos escogido es el superior a este último, el de tres y seis meses, presentado al SEPE en un total de 108.222 ocasiones, lo que representa un 5,9%. Y aún menos, con 26.067 (un 1,4%), el estipulado entre seis y doces meses de duración.
Mes y medio duran los contratos en España
Algo más de mes y medio, exactamente 53,19 días. Esa es la duración promedio de los 1.838.250 contratos que se firmaron en el séptimo mes del año. Un dato que supone cal y arena, estadísticamente hablando en comparación con otros periodos anuales.
Por un lado, es el segundo mejor dato registrado en el SEPE en julio desde el 2013, tras los 53,94 días que promediaban los contratos del 2012 de promedio.
Además de ser el mejor promedio mensual de julio desde hace ocho años, también supera el mínimo histórico en este mes, cifrado en 47,05 días, en 2019.
Por otro, supone un descenso respecto a los 58,8 días, como mínimo, de duración promedio de los contratos definidos en julio entre los años 2006 y 2011. Más lejos quedan los 74 días en los que queda establecido el máximo histórico de ese periodo, apuntado en 2006.