El Ministerio de Economía también prevé que el PIB encadene un total de ocho ejercicios positivos consecutivos.
El Consejo de Ministros ha aprobado la Actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España (2018-2021) para su remisión a Bruselas. En el documento se incluye una previsión de crecimiento del 2,7 por ciento este año y próximo al 2,5 por ciento anual hasta 2021, con lo que el PIB español encadenará ocho ejercicios consecutivos al alza. Además, se confirma un nuevo patrón de crecimiento más sostenible y equilibrado, con aportaciones positivas de la demanda interna y del sector exterior.
“Las nuevas previsiones son prudentes y realistas y confirman que se recuperará todo el empleo perdido durante la crisis, con lo que se alcanzará así el objetivo de los 20 millones de ocupados en 2020”, apunta el Ministerio de Empleo. Además, el déficit público se situará este año en el 2,2 por ciento del PIB con superávit primario, lo que refleja el compromiso del Gobierno con el equilibrio presupuestario. España registrará superávit en 2021, del 0,1 por ciento, por primera vez desde 2007.
La nueva proyección estima un crecimiento medio anual en estos cuatro años cercanos al 2,5 por ciento. Para el empleo, se prevé la misma tasa para 2018 y ligeramente más baja para el resto del periodo de previsión, lo que permitirá la creación de 1,7 millones de puestos de trabajo durante estos cuatro años. La tasa de paro se reducirá al 10,7 por ciento a finales de 2021, cifra no alcanzada desde 2008, es decir, desde el inicio de la recesión.
El diferencial de crecimiento va a seguir siendo favorable a la economía española en comparación con los principales países de nuestro entorno, por lo que este comportamiento no se explica por los “vientos de cola”, de los que todas las economías se han visto beneficiadas, sino por la corrección de los desequilibrios macroeconómicos. España ha sido capaz, a través del impulso reformista y del esfuerzo de hogares y empresas, no solo de superar la mayor crisis económica de su historia democrática, sino también de sentar las bases para proseguir desarrollando un modelo económico más sano, equilibrado y sostenible.
Al igual que el cuadro macroeconómico que acompaña al Proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018, el crecimiento del 2,7 por ciento para este año supone una revisión al alza de cuatro décimas respecto a la revisión anterior por varios factores: mayor inversión, mejora del entorno internacional, impacto positivo de las medidas incluidas en el Proyecto del PGE y moderación de la incertidumbre económica relacionada con la situación de Cataluña, tras la aplicación del Artículo 155 de la Constitución.
Además, los indicadores nacionales e internacionales de actividad y empleo más recientes señalan un dinamismo en los primeros meses de 2018 superior al previsto. En este sentido, para el primer trimestre del año, el INE avanza un crecimiento del 0,7 por ciento intertrimestral y del 2,9 por ciento en tasa interanual.
En el crecimiento seguirá habiendo aportaciones positivas durante todo el horizonte de proyección tanto de la demanda nacional como de la demanda externa neta, consolidándose la inversión y las exportaciones como las partidas más dinámicas del PIB, con el consiguiente efecto favorable sobre la productividad y sobre el crecimiento potencial de la economía española.
Entre los componentes de la demanda nacional, el consumo privado se espera que continúe creciendo a tasas elevadas, mientras que dentro de la inversión, el componente de equipo y activos cultivados mantendrá una senda expansiva en un contexto de favorables expectativas empresariales y de reducidos tipos de interés. En lo relativo al sector exterior, las exportaciones reales de bienes y servicios crecerán por encima del 4 por ciento en el periodo 2018-2021, impulsadas por las ganancias de competitividad.