España cae dos puestos en el índice de la percepción de la corrupción de 2020 elaborado por Transparencia Internacional (TI), ante el oscurantismo en el manejo de la pandemia por parte del Gobierno de Pedro Sánchez
España, que consiguió la misma puntuación que el año anterior, se ubica en el puesto 32 de los 180 países analizados, detrás de países europeos como Alemania (9), Bélgica (15), Irlanda (20) o Francia (23), aunque superando a Portugal (33).
Dinamarca y Nueva Zelanda siguen otro año más a la cabeza del índice y son los países percibidos por los expertos como los más limpios. El informe destaca que 2/3 de los países tienen puntuaciones inferiores a 50 y la puntuación media es de 43 sobre 100. En el otro extremo del baremo se encuentran en la misma posición Somalia y Sudán del Sur (179), seguidos por Siria (178), y Yemen y Venezuela que también comparten posición (176).
Transparencia Internacional hace una valoración bastante demoledora de la situación del 2020 y ha constatado que la situación generada por el Covid-19 ha aflorado «la tremenda fragilidad de los países con menos recursos para poner en marcha políticas públicas eficaces», la desigualdad, las instituciones débiles y lo vulnerable del Estado de derecho. Temen que el 2021 estará marcado por las mismas circunstancias. En palabras de Jesús Sánchez Lambás, miembro del comité de dirección de TI España: «La corrupción es una catástrofe al igual que el coronavirus. La covid es una pandemia de corrupción».
Abusos en la vacunación
La pandemia ha encendido las alarmas de la corrupción en todos los países por la oscura gestión de la crisis. En España, el manejo de la crisis sanitaria por parte del Gobierno de Pedro Sánchez no se ha quedado por fuera en la presentación del informe y se ha resaltado que durante la pandemia «ha habido mayor opacidad en el manejo de la crisis» y se advierte que «no está justificada».
Asímismo, señalan que lo vivido en las últimas semanas con los problemas en la vacunación de políticos y militares no contribuye en el descenso de la percepción de la corrupción. El malestar ocasionado en la población por el abuso de poder, lo resume Manuel Viloria, miembro del comité de dirección, con las siguientes palabras: «Si el poder que se entrega a los políticos para el beneficio público se utiliza de carácter privado pues es un claro ejemplo de corrupción».
Al mal ejemplo dado con la vacunación, se suma la poca transparencia en el manejo de los recursos y el despilfarro en las compras rápidas de material sanitario que después resultaron en contrataciones de servicios innecesarios. «Habrá casos de corrupción vinculadas con la Covid», sentencia Viloria anticipándose al futuro. En general, los miembros directivos de Transparencia Internacional coinciden en que España no está exenta de los problemas que ha generado en este sentido el coronavirus y ha evidenciado la necesidad de revisar «las estructuras de control y rendición de cuentas en situaciones de emergencia».
La presentación del informe la realizó la presidenta de Transparencia Internacional España, Silvina Bacigalupo, que explicó que para que España hable de mejora tendría que «mantenerse por cuatro años consecutivos con la misma puntuación o haber mejorado en el índice», pero se mantiene positiva porque «los grandes escándalos de corrupción se han empezado a resolver y el sistema ha respondido a este problema» por lo que se puede alcanzar mejores resultados en los próximos años.
Situación internacional
El índice de percepción de la corrupción, que analiza 180 países, utiliza una escala de 0 a 100, donde 0 es altamente corrupto y 100 es muy limpio. Estados Unidos mantiene su tendencia descendente con 67 puntos, su peor puntuación desde 2012. La organización señala con especial atención la débil supervisión del billón de dólares destinados por EE.UU. a la lucha contra la Covid-19.
Jesús Sánchez Lambás, miembro del equipo directivo, reflexiona sobre los resultados que no son «nada buenos» y dice que brindan «una visión dantesca y dramática» de la corrupción en el mundo. Países como los escandinavos son claramente ejemplo de los esfuerzos de sus gobiernos para erradicar las causas que dan pie a estos actos delictivos con Dinamarca (1), Finlandia y Suecia empatados (3) y Noruega (7) a la vanguardia. Y en la cola, se encuentran países como Venezuela (176) el cual ha bajado cuatro puestos desde 2012 sin intención de corregir parámetros de corrupción dentro del gobierno.
En el continente americano sugiere prestar especial atención en Perú y Honduras, al primero porque en menos de cinco años ha tenido cuatro presidentes, tres de los cuales están investigación por corrupción y al segundo, porque ha perdido millones de dólares por corrupción en la última década y ha experimentado un significativo revés en la lucha contra impunidad con la finalización de la Misión de Apoyo a la lucha contra la corrupción dirigida por la Organización de Estados Americanos.