Uruguay, el país latinoamericano con menor percepción de la corrupción

Corrupción
Uruguay quedó en el puesto 23 del ránking mundial que elaboraTransparencia Internacional.

Transparencia Internacional destaca que su buen resultado no equivale a la ausencia de prácticas de corrupción o de grandes escándalos.

La organización Transparencia Internacional (TI) señaló en su último informe, sobre el índice de corruptela, que Uruguay se convirtió en el país de Iberoamérica con menor percepción de la corrupción.

TI elabora anualmente su Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que evalúa a 180 países y en 2018 situó a Uruguay en el puesto 23 del mundo y en primer lugar de Iberoamérica (con 70 puntos sobre 100 posibles).

Un lugar privilegiado que, sin embargo, no significa que el país iberoamericano esté vacunado contra ese problema, ni que no haya sufrido escándalos de corrupción importantes. Para los expertos el problema en los países no es la corrupción, que consideran inevitable, sino el cómo los países reaccionan ante el problema.

corrupción
Uruguay salió en 2011 de la lista de paraísos fiscales de la OCDE.

El presidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública (JUTEP) de Uruguay, Ricardo Gil Iribarne, asegura que el país tiene fortalezas en el combate a la corrupción: «las fortalezas son la solidez institucional, división de poderes, respeto por las normas, y un conjunto de valores que la sociedad comparte que son muy importantes: los valores compartidos son los que limitan la posibilidad de los corruptos de actuar», aseguró.

«Aquellos países que tienen reacción ante los fenómenos de corrupción –porque corrupción siempre va a existir– necesariamente van a generar mayor confianza a los inversores, a los ciudadanos que aquellos que no tienen capacidad de reacción y se dejan ganar por la impunidad«, indicó el director de la ONG Uruguay Transparente, Pedro Cribari.

Sin embargo, estos expertos subrayan que Uruguay todavía tiene debilidades en la lucha contra la corrupción, que debería corregir.

Cribari señala, entre otros problemas, la falta de peso de los organismos de control, que «deberían tener más independencia y autonomía respecto a los controlados». Por su parte, Gil Iribarne destaca la «falta de alguna figura legal, básicamente la del enriquecimiento ilícito». Esa figura penal ya tiene media sanción en el Senado y debe ser debatida todavía en la Cámara de Diputados en este año.

Uruguay, conocido durante el siglo XX como «la Suiza de América», entre otras cosas por su infranqueable secreto bancario, actualmente ha dejado de ser un paraíso fiscal.

En 2011, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) situó a Uruguay en la lista de países que «sustancialmente han implementado los estándares para el intercambio de información y transparencia» y de esta forma lo sacó de la lista gris del organismo sobre paraísos fiscales.

«Uruguay tiene una historia donde por mucho tiempo fue un país muy permisivo. Eso cambió. Hoy el país no acepta ser plaza de lavado. Pero no alcanza con no querer, hay que estrechar mecanismos», explica Iribarne.

Brasil, Chile y EEUU, estancados en la lucha contra la corrupción