El crecimiento por tercer año consecutivo del PIB por encima del 3 por ciento ayuda en el desarrollo del mercado laboral.
La economía española registró en el año 2017 un crecimiento medio anual del 3,1 por ciento, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, lo que permitió recuperar ya en el segundo trimestre el nivel de renta previo a la crisis. Se encadenan así cuatro años consecutivos de crecimiento económico, los tres últimos con un ritmo superior al 3 por ciento (3,4 por ciento en 2015; 3,3 por ciento en 2016; y 3,1 por ciento en 2017).
En España sigue, por tanto, el fuerte impulso de la actividad económica, con una mejora de la demanda nacional, como consecuencia de la buena marcha de la inversión y del consumo privado, pero con una aportación positiva de la demanda externa de tres décimas al crecimiento del PIB. Es el segundo año en el que el sector exterior aporta al crecimiento, después de que 2014 y 2015 su contribución fuera negativa.
Los datos confirman la transformación del patrón de crecimiento, puesto que se trata de un crecimiento intensivo en creación de empleo. El crecimiento del empleo se mantiene por tercer año en tasas cercanas al 3 por ciento (2,8 por ciento de media en 2017), creándose 506.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo entre finales de 2016 y finales de 2017.
Los datos de Contabilidad Nacional para 2017 muestran además que se trata de un crecimiento equilibrado, con una aportación de la demanda externa neta de tres décimas. Según cifras de Balanza de Pagos, la economía española cerró el año pasado con un superávit corriente del 1,7 por ciento del PIB, encadenando cinco años consecutivos de saldos positivos, cuatro de ellos coincidiendo con tasas positivas de crecimiento económico, hecho sin precedentes en nuestra historia económica reciente.
Así, la capacidad de financiación de la economía española con el resto del mundo se situaría en el 1,9 por ciento del PIB, acumulando seis años consecutivos de saldos positivos en un contexto de fuerte crecimiento del PIB real. Seguimos reduciendo, por tanto, nuestro endeudamiento exterior.
La demanda interna aporta 2,8 puntos al crecimiento en 2017, tres décimas más que en el año anterior, debido a una aceleración de la inversión, al pasar del 3,3 por ciento en 2016 al 5 por ciento en 2017. En este dinamismo de la inversión destaca, al igual que en los años anteriores, la inversión en bienes de equipo, que creció el 6,1 por ciento, acelerándose respecto al año 2016 (4,9 por ciento) y constituyendo el componente más dinámico de la demanda nacional.
El crecimiento de la economía se traslada casi en su totalidad al empleo, como ha sucedido en los tres últimos ejercicios. El empleo aumenta el 2,8 por ciento de media anual, lo que supone la creación de más de medio millón de nuevos puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en el último año.
Se da así un paso más en el objetivo de alcanzar los 20 millones de empleos al final de Legislatura, momento en el que se podrá confirmar definitivamente que se ha superado la crisis. Si el empleo ha crecido a tasas próximas al 3 por ciento, todavía lo ha hecho más la remuneración de los asalariados (3,3 por ciento en el conjunto del ejercicio).
En el cuarto trimestre de 2017, la economía española mantuvo en el 0,7 por ciento la tasa de crecimiento intertrimestral frente al 0,6 por ciento de la zona euro. En línea con lo que ha ocurrido en el conjunto del año, destaca, dentro de la demanda nacional, el avance de la inversión en capital fijo (5,6 por ciento interanual), lo que supone la tasa más elevada desde finales de 2015. En tasa interanual, el crecimiento del cuarto trimestre registró una variación del 3,1 por ciento por tercer trimestre consecutivo.