El elevado gasto energético se añade al que tienen que afrontar en septiembre las economías familiares para pagar, por ejemplo, la vuelta al colegio. Estas situaciones difíciles se agravan ahora por la inflación. Desde la pandemia, se ha duplicado el número de familias que tienen intención de recurrir a préstamos. Los expertos señalan la forma más rentable de hacerlo.
Paco empezó a tener problemas económicos en la crisis de 2008. “Hasta el 2018 mi vida laboral ha sido una montaña rusa, digamos”, cuenta que se vio con el agua al cuello, con una deuda de “cerca de 40 000 euros”. “Esas tarjetas de crédito han ido aumentando, aumentando hasta llegar a un momento en el que no puedo hacer frente a los gastos”, explica.
¿Qué se debe de hacer ante una situación así? “En el 90 por ciento de los casos, lo mejor es acudir a un procedimiento de insolvencia, en este caso, al de ley de segunda oportunidad”, señala Pepe Domínguez, abogado de la Asociación de Ayuda al Endeudamiento.
El número de familias con la intención de pedir un préstamo se duplica
En los dos últimos años el porcentaje de personas con intención de pedir un préstamo ha pasado del 14 al 29 por ciento. En este sentido, Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros, señala que “hay un porcentaje realmente pequeño que lo pide para reformas, para viajes… y un porcentaje creciente, uno de cada cuatro, que lo piden para llegar a fin de mes». En caso de dificultad económica, aconseja, lo mejor es recurrir al “banco, tarjeta, Internet…de menos a más caro”.
“Incluso las modalidades de tarjeta con pago aplazado pero al mes, no las revolving”, advierte Enrique García, portavoz de la OCU, de uno de los productos con más riesgo de sobreendeudamiento.
El riesgo de estos productos es “en primer lugar, el tipo de interés tan alto y desorbitado que tienen. En la mayoría de los casos, superan un 20 por ciento los tipos de interés”, indica Estefanía Jiménez, abogada de Arriaga Asociados, que aconseja, en estos casos, “reclamar la nulidad del tipo de interés, que en estos casos se considera usura”.
Raquel, por ejemplo, llegó a pagar un 27 por ciento por uno de estos productos: “La tarjeta de crédito era de 2320 euros. Con los intereses abusivos que me pusieron de 8 800, llegué a pagar cerca de 12 000 euros en su totalidad”. Afortunadamente, los tribunales le dieron la razón y tuvieron que devolverle más de 8 000 euros.