La Sociedad Deportiva Eibar es un equipo de fútbol que a pesar de ser pequeño ha abrazo estrategias de inclusión de la comunidad LGTBI
Es un club joven. Una consecuencia de la Guerra Civil Española que nació en 1940 con la fusión del Deportivo Gallo y la Unión Deportiva Eibarresa para que la ciudad, gravemente afectada, pueda maximizar sus limitados recursos.
En la actualidad la institución cuenta con poco menos de 200 empleados (teniendo en cuenta los 23 futbolistas profesionales, los 6 integrantes del cuerpo técnico, los 11 colegiados del cuerpo médico y los 4 miembros de utilería). La misma persona que se encarga de dar una conferencia para la prensa internacional sobre los métodos aplicados en la entidad vasca, también puede colaborar en la cocina en la recogida de los platos cuando finaliza el almuerzo. La cultura del sacrificio es la máxima que alimenta el espíritu de un equipo que se codea con las potencias de Europa.
Su presupuesto anual no llega a los 50 millones de euros (el del Real Madrid es de 752 millones, mientras que el del Barcelona es de 960 millones), pero ello no representa ningún inconveniente para la cúpula dirigencial liderada por mujeres, dado que sus objetivos se centran en mantener la categoría con una política innovadora y creativa.
Un ejemplo de ello es lo que sucedió en 2014, cuando el Eibar logró el ascenso a la primera división por primera vez en su historia y tuvo que recurrir a las redes sociales para cumplir con la ley que exige una cierta cantidad de capital social y el club no contaba con los requisitos por tratarse de una institución extremadamente pequeña. Así, a través de una campaña de crowdfunding la entidad vasca alcanzó la meta con seguidores y accionistas (más de 11.000) de 65 países diferentes, como Australia, Brasil, Omán ó Lituania, por citar algunos. Incluso en Japón es el tercer equipo más popular de España después del Real Madrid y el Barcelona, gracias a la participación de Takashi Inui, el futbolista que actualmente se desempeña en el Betis y vistió la camiseta del Eibar entre 2015 y 2018.
En 2016, cuando Alex Aranzábal abandonó la presidencia y Gorostiza asumió en el cargo, hubo cambios en el club. No sólo en la Comisión Directiva, sino también en el desarrollo de políticas que han sido empleadas para la modernización del estadio, la expansión en el extranjero, el mejoramiento de los servicios de venta de entradas y lograr lo que parece una utopía en el fútbol latinoamericano: la deuda cero. «Ni siquiera contemplamos realizar pagos significativos en efectivo para fichar a grandes estrellas, como hacen otros clubes», deslizó Patricia Rodríguez, directora general de la institución, y argumentó: «Trabajamos como si estuviéramos en una empresa privada cuyo objetivo es la rentabilidad. Entendemos que el dinero que gastamos no es el nuestro. Es el dinero de 10.000 accionistas que han depositado su confianza en nosotros a través del consejo de administración, por lo que debemos ser cuidadosos y responsables en las decisiones que tomemos».
Otro fútbol es posible, es el lema de la Comisión Directiva que se destaca por la participación de su presidenta Amaia Gorostiza; Patricia Rodríguez (directora general); Arrete Fernández (responsable de protocolo y relaciones externas), Nagore Elorza(marketing), Ainara López de Viñaspre (marketing) y Estrella Tardío (atención al socio). El impulso que le dieron a la campaña que busca visibilizar y reivindicar una sociedad plural, diversa y abierta, coincidiendo con la semana de la celebración del Orgullo LGTBI+ durante este año fue otra clara muestra de la mentalidad progresista que supone la dirigencia del club vasco.
Con cartelería visible en diferentes puntos de la ciudad, junto con la comercialización del parche termoadhesivo arcoíris que se fijó en las camisetas del equipo durante la semana del orgullo gay, y la idea de invertir todos los beneficios en la promoción de la diversidad, el apoyo a los colectivos LGTBI+ y a la lucha contra la homofobia en el deporte, el Eibar quebró los paradigmas de un fútbol que todavía convive con sectores machistas, homofóbicos y xenófobos.
Otro punto destacado que impulsaron desde la Junta Directiva es la política de igualdad de género. La realización de un diagnóstico interno en todas sus áreas tiene como finalidad la elaboración de un plan estratégico para erradicar definitivamente la discriminación por razones de sexo. Se trata de fomentar la igualdad entre los hombres y las mujeres para que todos cuenten con las mismas oportunidades sin importar el género.
Como lo explicó Patricia Rodríguez en diálogo con Infobae, «el fútbol es una posibilidad para hacer muchas cosas. Es un medio muy masivo en el que se pueden aplicar diversas estrategias para lograr objetivos como la igualdad de género». Sin embargo, la directora general del Eibar reconoció que los comienzos no fueron fáciles: «Cuando asumimos vimos que había cosas por mejorar, pero veíamos que nuestra palabra no era escuchada de la misma manera que la de los directivos hombres. Fuimos noticia porque llamó la atención que éramos mujeres las que estábamos a cargo, pero ahora es normal».
La política sobre la igualdad de género se aplica en todos los aspectos. En el estadio Municipal de Ipurua hay capacidad para 7.000 personas, y los abonos se dividen en 50% para hombres y 50% para mujeres. En la contratación de personal no se tiene en cuenta el género del postulante, sino sus capacidades. A diferencia de lo que sucede en otros ámbitos, donde se establece un cupo mínimo femenino, en el Eibar consideran retrógrada esa postura porque «menosprecia las capacidades de la mujer». «Hay gente que cree que las cuotas femeninas son necesarias, pero nosotros creemos que esas cuotas hacen que se menosprecie la valía de las mujeres. No tenemos afán de cuotas, pero no vamos a poner barreras a la contratación de mujeres», deslizó la directiva.
Aquello que en teoría llama la atención en la sociedad futbolera, en los orígenes de la región vasca es moneda corriente. «Quizá tiene que ver con el tradicional matriarcado del que tanto se habla en Euskadi, y especialmente en Eibar», analizó Rodríguez en referencia a la historia que enorgullece a las mujeres locales. Como lo explicó Arantza Lasa Astola en Historia de las Mujeres de Eibar, desde el Siglo XVI y XVII el género femenino ocupaba el mismo lugar que los hombres al adquirir «una importancia social como transmisoras de derechos y de bienes materiales». Ellas trabajaban en el campo junto a los varones y con el paso del tiempo, cuando la actividad económica evolucionó ante el retroceso del pastoreo en los prados, se reinventaron para tener un lugar en las ferrerías de los montes. Para comienzos del Siglo XX, las profesiones de mujeres censadas en 1903 observaba una mayor diversificación y un mayor número de trabajadoras dedicadas a ocupaciones liberales: monjas, maestras, comerciantes, modistas, costureras, carniceras, pescaderas, tenderas y propietarias. Incluso muchas trabajaban en las armerías a la par de los hombres.
«Tenemos una extraordinaria historia y seguimos trabajando para seguir evolucionando como sociedad y como equipo de fútbol. Somos conscientes de que todavía falta mucho a nivel global», concluyó Rodríguez, quien no descartó que en un futuro puedan implementar la incorporación de una entrenadora para el equipo que hoy lucha por la permanencia en la Liga de las Estrellas y sueña con profesionalizar el plantel femenino para continuar con una postura que debería ser un modelo internacional aplicado en todos los sectores que componen a la sociedad. En Eibar, otro fútbol es posible.