Las grandes empresas familiares latinoamericanas aseguran que una estructura sólida permite la supervivencia con el paso de los años, al sobreponer los intereses colectivos a los individuales.
La familia detrás de Bimbo tiene su propia ‘Constitución’. Fernando Lerdo de Tejada, presidente de Bimbo Iberia, ha asegurado que esta medida ha permitido contar con una normativa interna que garantiza el respeto por la estructura empresarial y facilita la toma de decisiones; incluida, el traspaso generacional del poder ejecutivo. “Hay que entender que los intereses personales están por debajo de los familiares”, ha precisado durante su participación en el ‘I Congreso Iberoamericano para Presidentes de Compañía y Familias Empresarias’, organizado por el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi).
De Tejada, quien afirma que es una equivocación pensar que las empresas familiares son estáticas, ha explicado que el principal reto “es la consolidación de una unidad familiar sólida que sea capaz de mantener el sueño del fundador de generación en generación, y que sean estas las que enriquezcan la idea inicial”. En su caso personal, ha adjudicado el éxito internacional a tres aspectos: el capital paciente, manteniéndoles firmes cuando otros hubiesen declinado; la mística que existe detrás de una empresa familiar; y la capacidad de incorporar tecnología para adaptarse a los cambios.
Aunque parece una labor sencilla, en realidad no lo es. Isabel Noboa, presidenta de Consorcio Nobis, recuerda que sólo el 33 por ciento de las empresas familiares pasa a la segunda generación, mientras que un 15 por ciento de éstas llega a la tercera generación. De ahí que, durante su intervención en la mesa ‘Empresa familiar, un modelo de transformación’, coincidiera con el presidente de Bimbo Iberia en “la necesidad de crear acuerdos internos que tengan por objetivo garantizar la continuidad”. ¿Una receta para lograrlo? “Tratar a la empresa como empresa y a la familia como familia”, sentencia la empresaria de Ecuador.
El aprendizaje aún no ha calado dentro del sector de empresas familiares de Ecuador, donde, según ha matizado Noboa, representan el 90 por ciento de las compañías existentes en el país latinoamericano. Sin embargo, tan solo un 25 por ciento del total cuenta con un acuerdo o normativa prevista para la transición generacional. A lo que suma un aspecto más a considerar: “Para 2025, el 75 por ciento de los directivos serán ‘Millennials’, por lo que es importante analizar cómo atraer su talento y qué pueden aportar a la organización”, adelanta.
Pensar en el futuro
Jorge Massa, presidente de Grupo Mistral, reconoce que “uno de los problemas principales de las empresas familiares es que no pensamos en el largo plazo, así como tampoco en la innovación. Al contrario, una parte importante de los esfuerzos se destinan solo a garantizar el bienestar de los miembros de la familia”. Una tendencia que hace que “se pierda la idea y espíritu del primer emprendedor”.
Para impedirlo, el empresario venezolano considera básico apostar por la transformación constante, ser competitivos y hacer cada cierto tiempo auditorías que midan la vitalidad del sector en el que se está trabajando, así como también el producto que se ofrece, los procesos, los canales de distribución y el talento humano. “Las empresas tendrían que destinar el 10 por ciento de los recursos a la innovación, saber respetar el cambio generacional, mantener el sentido de pertenencia, además de evitar el paternalismo o la contratación de familiares que no hayan demostrado su talento en otras empresas”.
Su análisis ha sido compartido por Roberto Lichtenfield, presidente de Ravicop, que ha puntualizado que “uno de los retos más difíciles es mantener el espíritu y sangre emprendedora”. Sin olvidar “la necesidad de una estructura sólida. La experiencia ya ha demostrado que este punto suele ser la diferencia entre las empresas que perduran a lo largo del tiempo y de aquellas que no”. Un consejo clave para toda Iberoamérica, debido a que representan, según indica Carlos Rueda, socio director de Gómez-Acebo & Pombo, entre el 70 y 90 por ciento de las firmas creadas dentro de la región.
“La mayoría de ellas cuentan con atributos valiosos como el esfuerzo, la dedicación, la flexibilidad, y la visión a largo plazo. A los que se suman el sentido de pertenencia, un liderazgo claro y la responsabilidad social con los empleados”, sentencia Rueda, encargado de moderar la mesa ‘Empresa familiar, un modelo de transformación’.