Bélgica cerrará sus fronteras al turismo desde y hacia otros países de la Unión Europea para tratar de evitar la propagación de nuevas variantes del coronavirus, permitiendo solo viajes esenciales, el paso de trabajadores transfronterizos y del transporte de mercancías.
La medida entrará en vigor ya la próxima semana y se prolongará al menos hasta el 1 de marzo, un plazo con el que las autoridades quieren contener los desplazamientos fuera de Bélgica durante el periodo de vacaciones de Carnaval, ya que fue en esas fechas cuando la pandemia empezó su propagación en los países de la UE.
Seguirán siendo posibles los desplazamientos considerados «esenciales», por ejemplo por motivos de trabajo o estudio, o razones familiares como asistir a un funeral, según adelantan los medios locales, que apuntan a que los viajeros deberán firmar una declaración jurada explicando el motivo del viaje.
Además, los viajeros que logren permiso para cruzar la frontera deberán realizarse una PCR a su vuelta y cumplir una cuarentena de diez días, como ya exige Bélgica desde finales del pasado diciembre.
Está previsto que el primer ministro, Alexander de Croo, que ya adelantó hace días que su Gobierno estudiaba esta medida, comparezca a última hora de esta tarde para dar los detalles de la medida consensuada entre autoridades federales y regionales en un Comité de Concertación que ha durado más de cuatro horas para evaluar la situación y adaptar las medidas restrictivas a la situación epidemiológica del país.
Por otro lado, las autoridades han abierto la puerta a la reapertura de algunos de los negocios que permanecen cerrados desde hace tres meses, como las peluquerías, los centros de estética o las agencias inmobiliarias, que podrán retomar la actividad a partir del 13 de febrero si el virus no repunta y a condición de cumplir medidas severas de distancia e higiene en sus locales.
BAJAN LOS CONTAGIOS PERO NO LAS HOSPITALIZACIONES
Según los últimos datos ofrecidos por el Servicio de Salud Pública belga, Bélgica ha registrado de media casi 2.000 nuevos casos positivos al día a lo largo de la semana pasada, lo que supone una reducción del 6 por ciento con respecto a la semana anterior.
También cae el número de fallecidos (- 9 por ciento), pero aumenta el número de hospitalizaciones (+ 3 por ciento) y la tasa de positividad se sitúa en un 5,4 por ciento, mientras que la de reproducción es de 1,04.
Así las cosas, la situación sigue siendo «frágil» porque el número de pacientes es «demasiado elevado» y el sistema sanitario sigue bajo presión, de acuerdo al análisis de uno de los portavoces del Centro de Crisis, el virólogo Yves Van Laethem.
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