El impacto de la pandemia empujó la deuda externa española a su máximo histórico, de acuerdo a los datos del Banco de España.
La deuda externa bruta de España, que comprende todos los pasivos frente al resto del mundo, se situó en el 199,4% del PIB en 2020, máximo histórico, debido a la contracción de la actividad económica y a la asunción de nuevos pasivos, particularmente por parte del Banco de España, en el contexto de un aumento de las posiciones de esta institución frente al Eurosistema como resultado de la aplicación de sus programas de compras de activos.
Así lo indica el Banco de España en sus últimos datos publicados, donde añade que esta cifra, además de suponer un máximo histórico, es 29 puntos porcentuales superior al importe del año anterior, de los cuales casi 20 puntos se explican por la «intensa» caída del PIB del 11% el pasado año.
El resto del incremento se debe a la asunción de nuevas deudas, en especial por parte del Banco de España (fundamentalmente en forma de pasivos frente al Eurosistema) y, en menor medida, al aumento del valor de los pasivos asociado a la caída en los tipos de interés.
El Banco de España apunta que la financiación de este «abultado endeudamiento externo» se ha visto favorecida por el contexto actual de condiciones de financiación «holgadas», pero advierte de que este «elevado» nivel de deuda supone un «elemento de vulnerabilidad» ante cambios en las condiciones de los mercados financieros internacionales.
No obstante, apunta que un 10,6% y un 26,5% de la deuda externa bruta corresponden, respectivamente, a la asociada a la inversión directa y a la del Banco de España, cuyo riesgo de refinanciación es «muy reducido o nulo».
Del 62,9% de la deuda externa restante, el 79% vence a largo plazo, más del 90% está denominada en euros y casi la mitad (48%) ha sido emitida por las administraciones públicas, cuyo nivel de riesgo es también inferior al de los emisores privados nacionales.
LA CAPACIDAD DE FINANCIACIÓN SE REDUCE A LA MITAD
Por otro lado, apunta que la economía española presentó, en 2020, una capacidad de financiación del 1,1% del PIB, «sensiblemente inferior» a la del año previo cuando se situó en el 2,5%, por lo que se recortó más de la mitad.
En concreto, la capacidad de financiación de la economía presentó el pasado año un saldo positivo de 12.800 millones de euros, muy por debajo de los 30.800 millones de euros de 2019.
La autoridad monetaria indicó que este descenso refleja, fundamentalmente, el impacto de la crisis sanitaria sobre los ingresos turísticos, que se contrajeron «fuertemente», afectados por las restricciones a la movilidad internacional y a la actividad en los servicios de hostelería y turismo introducidas para contener la expansión de la pandemia.
Por su parte, la balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un superávit de 8.000 millones de euros en el año 2020, marcado por la crisis del Covid, lo que supone un descenso del 70% respecto a los 26.600 millones del ejercicio 2019.
Así, la caída del superávit se debió, entre otros factores, al descenso en más de la mitad del superávit de la balanza de bienes y servicios y, más concretamente, al desplome del superávit del turismo, que pasa de alcanzar los 46.300 millones en 2019 a los 9.000 millones actuales, una caída del 80,6%, como consecuencia de la caída de turistas por la pandemia.
Según el Banco de España, la evolución del turismo en los últimos meses ha estado fuertemente condicionada por el cierre de fronteras que se llevó a cabo con el estado de alarma y las diversas medidas que se han sucedido, que han restringido el libre movimiento de viajeros más allá del período en que estuvo vigente.
La balanza de bienes y servicios, que incluye el turismo y los viajes, registró un superávit el pasado año de 17.500 millones de euros, frente al superávit de 37.500 millones del mismo periodo de 2019.
En cambio, las rentas primarias (rentas de trabajo, de la inversión, impuestos sobre producción y la importación y subvenciones) y secundaria (transferencias personales, impuestos corrientes, cotizaciones y prestaciones sociales, etc.) redujeron su déficit desde los 10.900 millones de 2019 a los 9.500 millones a cierre del año pasado.
Por su parte, la cuenta de capital mostró un superávit en 4.800 millones de euros, por encima de los 4.200 millones del año previo.
Finalmente, el saldo deudor de la Posición de Inversión Internacional neta de España se incrementó hasta el 84,3% del PIB en 2020, como resultado fundamentalmente de la intensa caída del PIB y de la disminución del valor de los activos financieros exteriores debido a la apreciación del euro.