El Banco de España ha ajustado sus previsiones para el actual ejercicio y estima que el crecimiento del PIB no será inferior al 2% hasta, al menos, 2020.
El Banco de España es optimista en sus previsiones económicas. En su último informe, la institución financiera ha revisado al alza el crecimiento de la economía española para el próximo trienio y pronostica un crecimiento del PIB del 2,7 por ciento este año, tres décimas más, que se desacelerará hasta el 2,3 por ciento en 2019 (dos décimas más) y al 2,1 por ciento en 2020 (una décima más), mientras que la tasa de paro se reducirá hasta el 11 por ciento a finales del periodo analizado.
En su informe sobre las proyecciones macroeconómicas de la economía española, la autoridad monetaria afirma que el PIB, que habría crecido un 0,7 por ciento en el primer trimestre de este año, igual tasa que en los dos trimestres anteriores, sigue mostrando un «elevado dinamismo» y que las perspectivas para 2018-2020 dibujan una «prolongación de la etapa expansiva«, si bien espera que la intensidad del crecimiento se vea «gradualmente mitigada».
Estas proyecciones favorables se apoyan, según el Banco de España, en la corrección de los desequilibrios de la economía, así como en la firmeza de la actividad y el comercio mundiales, en la persistencia de las condiciones propicias para la financiación de familias y empresas y en el tono de una política fiscal «algo más expansiva» que hasta ahora, dado que se incorpora el acuerdo en materia salarial y de empleo público alcanzado entre el Gobierno y los sindicatos para el período 2018-2020.
En todo caso, afirma que la ausencia de Presupuestos Generales del Estado para este año en el momento de elaboración de estas previsiones implica una «elevada incertidumbre» sobre el tono final de la política fiscal, si bien prevé que el déficit público se vaya reduciendo en el periodo analizado.
Más empleo por llegar
Sobre la evolución del empleo, el Banco de España prevé un crecimiento del empleo muy cercano al aumento del PIB en el periodo analizado y, por tanto, una moderación de los elevados ritmos de crecimiento observados en el último trienio, con alzas del 2,7 por ciento este año, del dos por ciento en 2019 y del 1,9 por ciento en 2020 (mejoras de entre cuatro y tres décimas), lo que permitirá que la tasa de paro se reduzca hasta el 15,1 por ciento este año, al 13,3 por ciento al año siguiente y el 11 por ciento al final del periodo analizado, «aún muy superior» a la tasa previa a la crisis.
Según el Banco de España, esta «elevada desocupación» será uno de los factores que contribuirán a contener el crecimiento salarial. No obstante, espera un repunte de los salarios a lo largo del próximo trienio, si bien estima un crecimiento similar de la productividad, por lo que dicho repunte salarial será compatible con la continuación de las ganancias de competitividad de la economía española.
Riesgos al crecimiento
Respecto a los riesgos a los que se enfrentan estas proyecciones, en el contexto exterior, los riesgos en torno al escenario central de crecimiento del PIB están sesgados al alza en el corto plazo, por la mejora del ritmo de crecimiento de la economía mundial, mientras que, a medio plazo, persisten diversas fuentes de riesgos a la baja.
En el ámbito interno, además de la situación de Cataluña, el Banco de España advierte de que «algunos anuncios recientes» sugieren la posibilidad de una «relajación de los esfuerzos de consolidación presupuestaria en el corto plazo», que si bien tendrá efectos expansivos a corto plazo, en un horizonte temporal más amplio, «agravaría la vulnerabilidad» de la economía ante eventuales perturbaciones adversas, dado el elevado endeudamiento público.
En el plano exterior, como posibles riesgos cita la intensificación de las presiones inflacionistas, la posibilidad de que la aprobación de aranceles en Estados Unidos desencadene la adopción de medidas similares por parte de otros países, lo que tendría efectos adversos en el comercio mundial, y los focos de tensiones geopolíticas, como la salida de Reino Unido de la Unión Europea o la incertidumbre sobre la formación de gobierno en Italia.
Por último, el Banco de España recomienda «evitar políticas presupuestarias expansivas y, por tanto, procíclicas» y apuesta por «priorizar» la consolidación fiscal, que permita una reducción gradual del déficit público en términos estructurales y de la ratio deuda pública sobre el PIB. «La consolidación fiscal resulta necesaria para mitigar la vulnerabilidad de la economía derivada del elevado endeudamiento público actual y para recuperar la capacidad estabilizadora del presupuestos público ante eventuales perturbaciones adversas», subraya.
En paralelo a la consolidación fiscal, defiende la necesidad de acometer las reformas estructurales aún pendientes, que deben dirigirse a mejorar la dinámica de la productividad, afrontar los retos derivados del envejecimiento población y reducir el desempleo estructural.