El grupo McDonalds ha comunicado este lunes que abandonara el mercado ruso y ha iniciado un proceso para vender el negocio en todo el país tras 30 años de actividad, según ha afirmado la cadena de restaurantes en un comunicado publicado por medios en Estados Unidos.
Esta decisión supondrá para la multinacional, integrada por 850 locales, un cargo de entre 1.200 y 1.400 millones de dólares (entre 1.150 y 1.340 millones de euros), según ha anunciado.
Cabe recordar que a principios de marzo, esta empresa, junto a Starbucks, Coca-Cola y Pepsi, decidió cerrar sus establecimientos en el país como respuesta a su invasión de Ucrania.
Entonces fue un paréntesis temporal, pero este lunes McDonald’s ha decidido salir del mercado ruso, algo que ya ha impactado en el mercado bursátil y los títulos de la empresa cotizaban con signo negativo a las 13:45 horas de este lunes.
Algo similar ha hecho Renault, que también ha decidido vender todos sus activos de Rusia después de tenerlos paralizados desde marzo. El 40% de sus participaciones se las quedará un organismo del Estado ruso, aunque la filial francesa se ha reservado poder recuperar sus participaciones si la situación mejora en los próximos seis años.
El negocio en Rusia ya no es consistente con sus valores, asegura la empresa
«La crisis humanitaria provocada por la guerra en Ucrania y el entorno impredecible para operar allí han llevado a McDonald’s a concluir que el negocio en Rusia ya no es sostenible, ni es consistente con los valores de McDonald’s», ha transmitido la compañía en un comunicado.
En esta línea, el director ejecutivo, Chris Kempczinski, ha expresado en el escrito que estaba orgulloso de los más de 60.000 trabajadores empleados en Rusia y que la decisión fue «extremadamente difícil», pero que «nuestro compromiso con nuestros valores significa que ya no podemos mantenernos allí». La empresa ha indicado a sus empleados se les seguirá pagando hasta que se cierre la transacción y que «mantendrán el empleo con cualquier comprador potencial».
“Este es un tema complicado que no tiene precedentes y tiene profundas consecuencias”, ha dicho Kempczinski en un mensaje a las franquicias, empleados y proveedores obtenido por The New York Times.
Su salida tiene un gran peso simbólico y económico porque la cadena de comida rápida fue una de las primeras marcas occidentales en establecerse cuando abrió una sucursal en Moscú en 1990, justo antes de la caída de la Unión Soviética y poco después de que fuera demolido el muro de Berlín, por lo que se constituyó en todo un símbolo del fin de la Guerra Fría.