Ante la falta de consenso, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha anunciado en un comunicado que aplaza el final de las negociaciones hasta mediados de 2021.
La OCDE, que coordina las negociaciones entre 135 países para alcanzar un acuerdo sobre la fiscalidad de actividades digitales, ha presentado este lunes sus propuestas de fiscalidad digital. La entidad presidida por el mexicano Ángel Gurría presentará los documentos al G20 en la reunión que mantendrán los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales esta semana.
Pese a lo extenso de las propuestas, la OCDE ha subrayado que todavía no se ha llegado a ningún acuerdo, aunque espera que sirvan de base para encauzar las negociaciones en el futuro.
El compromiso de la OCDE y los países que forman parte de la iniciativa era alcanzar una propuesta consensuada y aceptada por todos para finales de este año. Sin embargo, la OCDE estima que las negociaciones no culminarán hasta mediados de 2021.
«Acordamos atajar rápidamente los problemas restantes con la vista puesta en llevar este proceso a una conclusión exitosa para mediados de 2021 y resolver los problemas técnicos, desarrollar borradores legislativos, pautas y reglas y procesos internacionales según sea necesario para implementar una solución basada en el consenso», ha explicado la OCDE.
El organismo ha instado a los gobiernos a adoptar un acuerdo ante los retos planteados por la pandemia del Covid-19, ya que la implementación de este acuerdo ayudará a elevar los ingresos tributarios, algo que será necesario cuando los países tengan que restablecer sus finanzas públicas.
Según los cálculos de la OCDE, su propuesta elevará los ingresos por el Impuesto sobre Sociedades a nivel mundial en entre 50.000 y 80.000 millones de dólares (42.283 y 67.654 millones de euros). Si se tiene en cuenta el efecto conjunto de las propuestas con un plan fiscal paralelo de Estados Unidos, los ingresos tributarios se podrían elevar hasta en 100.000 millones de dólares (84.567 millones de euros) al año.
La OCDE estima que la implementación de un acuerdo multilateral tendrá un efecto negativo de menos del 0,1% del producto interior bruto (PIB) mundial a largo plazo. No obstante, la certidumbre fiscal procedente de este acuerdo podría elevar la inversión y el crecimiento, lo que compensaría «parcial o totalmente» este «pequeño efecto negativo».
El organismo con sede en París ha argumentado que la aprobación de este acuerdo podría reducir la necesidad de que los gobiernos se vean obligados a subir otro tipo de impuestos para cuadrar sus finanzas en el futuro.
«La ausencia de una solución consensuada probablemente llevaría a la proliferación de medidas fiscales unilaterales y no coordinadas, así como a un incremento en dañinas disputas fiscales y comerciales», ha alertado la institución.
En este sentido, Gurría ha añadido que «es imperativo hacer este trabajo hasta la línea de meta, ya que un fracaso amenazaría con que las guerras fiscales deriven en guerras comerciales en un momento en que la economía global está ya sufriendo enormemente».
Igualmente, el presidente de la OCDE cree que, independientemente de los resultados de las elecciones estadounidenses del próximo 3 de noviembre, la reforma fiscal podrá seguir adelante al considerar que el país desea avanzar en este sentido y ha estado trabajando en ello.
La propuesta de la OCDE se centra en dos líneas de actuación. Por un lado, en el conocido como Pilar Uno, se propone adjudicar un porcentaje de los beneficios a ciertas jurisdicciones debido a la posibilidad de las empresas digitales de generar beneficios sin ventas o presencia física concreta en un país. De su lado, en el Pilar Dos se propone un tipo mínimo para ser recaudado en todas las jurisdicciones.
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