La NASA tenía previsto volver este lunes a la Luna 53 años después del Apolo 11, pero, finalmente, el despegue de la nueva misión se ha retrasado y se habla de que podría tener lugar durante el próximo mes de septiembre.
La agencia espacial pretendía lanzar el primer cohete no tripulado de Artemis, un programa con el que quiere establecer una presencia humana permanente en el satélite terrestre.
Estaba previsto que el potente vehículo del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) con la cápsula Orión saliera desde el centro Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida (Estados Unidos), a las 14:33 horas (CEST), pero un problema en uno de los motores ha detenido el despegue.
Una fuga en el motor 3 y una posible grieta en el sistema de protección térmica
Mientras proseguía la carga de oxígeno líquido y los tanques de la etapa central se rellenaban con propulsores, los ingenieros de la NASA descubrieron una fuga en el motor 3, en la parte inferior.
Normalmente, los controladores de lanzamiento acondicionan los motores aumentando la presión en los tanques para purgar parte del propulsor criogénico a los motores y llevarlos así al rango de temperatura adecuado para arrancarlos. El motor 3, sin embargo, no se estaba acondicionando correctamente a través de dicho proceso de purga y presentaba una fuga.
Los equipos también han evaluado lo que parecía ser una grieta en el material del sistema de protección térmica en una de las bridas de la etapa central. Según ha explicado la agencia espacial, las bridas son juntas de conexión que funcionan como la costura de una camisa y se fijan en la parte superior e inferior del intertanque para que los dos tanques puedan unirse a él. No obstante, finalmente se ha descartado la sospecha de una fuga.
El reloj de cuenta regresiva se paró en los 40 minutos y el equipo de hidrógeno del cohete SLS discutió el plan de lanzamiento con el director del despegue. Finalmente, sobre las 14:40 horas (CEST) se pospuso.
Las tres fases del programa Artemis
Dentro de la misión Artemis I, el cohete hará un viaje de seis semanas durante el que llegará a ubicarse a más de 450.000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de emprender una vuelta que culminará en el Océano Pacífico. En el transcurso, recorrerá también 64.000 kilómetros más allá del lado oculto de la Luna.
El programa, que consta de tres fases y toma el nombre de la hermana gemela del Dios Apolo, enviará en 2024 su primera misión tripulada, la Artemis II, que hará el mismo trayecto.
Más tarde, se espera que con Artemis III, previsiblemente en 2025, se toque tierra en el satélite terrestre con la primera mujer y el primer hombre negro que viajen a la Luna.
Tres maniquíes serán la tripulación de Artemis I
Aunque la misión Artemis I no llevará humanos a bordo, sí contará con tres maniquíes, uno masculino y dos femeninos, equipados con sensores para medir los niveles de radiación y otros datos que los astronautas reales experimentarían.
Uno de los maniquíes, nombrado ‘Comandante Moonikin’, llevará el traje espacial que usarán los astronautas y ocupará el asiento del comandante dentro de la cápsula. Será el que brinde información sobre lo que los miembros de la tripulación futura vivirían en el vuelo.
El asiento de ‘Moonikin’ está equipado con dos sensores, uno debajo del reposacabezas y otro detrás del mismo, y servirán para registrar la aceleración y la vibración. Cinco acelerómetros adicionales dentro de Orión proporcionarán datos para comparar estos parámetros entre los asientos superior e inferior. Su traje, además, cuenta con dos sensores de radiación.
Los otros dos maniquíes, ‘Zohar’ y ‘Helga‘, están fabricados con materiales que imitan huesos humanos, tejidos blandos y órganos de una mujer adulta. Sus torsos están equipados con más de 5600 sensores pasivos y 34 detectores de radiación activos como parte del Experimento de Radiación Matroshka AstroRad (MARE), un esfuerzo internacional que incluye al Centro Aeroespacial Alemán, la Agencia Espacial de Israel y la NASA.
‘Zohar’ usará un chaleco de protección contra la radiación, llamado AstroRad, mientras que ‘Helga’ no lo hará. Con esto se pretende evaluar la efectividad del chaleco protector que podría permitir a la tripulación salir del refugio para tormentas y continuar trabajando en actividades críticas de la misión.