Las difíciles situaciones sociales y sanitarias han impulsado el crecimiento acelerado en la mortalidad infantil.
El empeoramiento de las condiciones sociales y sanitarias en Venezuela ha supuesto también un cambio de tendencia en materia de mortalidad infantil, de tal forma que ha vuelto a niveles de la década de los noventa, según un estudio publicado por la revista médica ‘The Lancet Global Health‘.
Aunque, un grupo de expertos, entre los que figuran dos académicos de la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Central de Venezuela, ambas con sede en Caracas, han analizado otras estadísticas para dar forma al estudio.
Así, después de analizar los datos entre 1985 y 2016, han detectado un punto de inflexión en el año 2009, cuando se revirtió la reducción de la tasa de mortalidad infantil que se venía registrando en los ejercicios previos. Los expertos han confirmado en este tiempo una reducción drástica de la inversión en sanidad, lo que se ha traducido en un recorte de médicos o vacunas.
La tasa de mortalidad infantil pasó de 108 a 18,2 por cada 1.000 nacimientos entre 1950 y 2000. La tendencia a la baja se mantuvo en los años siguientes, pero en el año 2016 el dato alcanzó las 21,1 muertes por cada 1.000 nacimientos, una cifra que multiplica por 1,4 la correspondiente al año 2008 y que implica devolver a Venezuela a niveles de la década de los noventa.
El país sudamericano se aleja por tanto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los que se establece que la tasa de mortalidad infantil debe caer a nueve muertes por cada 1.000 nacimientos en el año 2030.
En cuantos a las causas de estos fallecimientos, los investigadores han constatado un aumento de los casos de diarrea, malaria, sarampión y difteria, esta última una enfermedad que llegó a estar erradicada de Venezuela en los noventa pero que ahora ha reaparecido.
Asimismo, han denunciado que también ha crecido la mortalidad materna, hasta el punto de que en 2016 se registraron un 65,8 por ciento más de fallecimientos por complicaciones durante el parto que en los años previos, según el artículo divulgado por ‘The Lancet Global Health‘.