Una investigación desvela que la obesidad será una de las causas que generará una menor expectativa de vida en las próximas generaciones.
La obesidad afectará a una de cada dos personas en 2030 y será la primera vez que las expectativa de vida de una generación será inferior a la de sus padres si no se adoptan medidas urgentes para atajar este epidemia del siglo XXI.
Así, lo han advertido la jefa de sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Fe, Rosa Cámara, el director del Área de Planificación del Departamento de Salud La Fe e investigador principal de la Cátedra Consum-La Fe, Bernardo Valdivieso, el experto en Nutrición de la Fundación Lluis Alcanyís UV, el profesor José Miguel Soriano, para presentar el proyecto #Activasaludable que se implantará de manera experimental en Alcàsser.
Rosa Cámara ha advertido de que la situación en España «no está nada bien» ya que es el segundo país tras Gran Bretaña con mayores tasas de obesidad de Europa y en la Comunitat Valenciana el sobrepeso afecta ya al 38 por ciento de la población, del que el 25 por ciento es obeso, lo que pueden reducir esperanza de vida en 10 años. Además, ha advertido que la situación es «cada vez es más grave» ya que el IMC (Índice de Masa Corporal) cada vez más altos de hasta 40 y 60 cuando a partir de 30 se considera ya obesidad.
Además, el caso de los «niños» es un «desastre» ya que, según el estudio ALADINO, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en España se sitúa por encima de la media mundial, con un 23,3 y un 18,1 por ciento, un escenario extrapolable a la Comunidad Valenciana. «Si esto sigue así será la primera vez que una generación tenga una esperanza de vida menor que la de sus padres», ha señalado.
Al respecto, ha advertido de que la obesidad «no es un problema de báscula o estética» sino que «puede reducir la esperanza de vida hasta 10 años» por las enfermedades asociadas como hipertensión, diabetes o apnea del sueño que provoca.
Además, ha señalado que un obeso, al igual que un alcohólico, es un enfermo crónico durante toda su vida y ha constatado que «dejar de fumar es más fácil que dejar de comer» ya que se debe luchar a diario contra una mala alimentación y cambiar los hábitos de vida.
Por ello, ha defendido que toda la ciudadanía asuma que en un problema «social y no solo médico» y se implanten medidas como una asignatura de nutrición en los colegios, programas en televisión en horarios de máxima audiencia o mensajes más claros en el etiquetado, al igual que en las cajetillas de tabaco, para que el consumidor sea plenamente consciente de las calorías que ingiere y sus consecuencias.