La nación azteca desciende tres posiciones en el Índice global de Percepción de la Corrupción de 2018.
México desciende tres posiciones en el Índice global de Percepción de la Corrupción de 2018, el último año correspondiente al mandato del expresidente Enrique Peña Nieto, situándose en el número 138 de los 180 países evaluados.
Esto convierte al país en uno de los últimos de América Latina, por debajo de todos los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y empeora el resultado conseguido el año anterior, en el puesto 135.
El Índice, realizado por la organización Transparencia Internacional, señala que las causas de estas cifras son el sistema anticorrupción fallido, la falta de reparación del daño a las víctimas y los bajos resultados en la recuperación de activos robados.
Casos tan sonados como el del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, o el del expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira, durante el periodo contemplado han contribuido a la mala imagen de México.
Asimismo, la falta de libertad de prensa ha perjudicado al país azteca: «Sin una prensa libre que vigile al Gobierno, la habilidad para prevenir y denunciar la corrupción está limitada«, denuncia el informe.
«El reto es mayúsculo, pues queda claro que el grueso de las medidas preventivas de la última década han funcionado de manera parcial y que en materia de detección, investigación, sanción, reparación de daños y recuperación de activos los resultados son prácticamente nulos», apunta Transparencia Internacional en referencia al nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Una de las recomendaciones emitidas para el nuevo Ejecutivo es desmantelar las redes delictivas que afectan a las instituciones públicas en el desvío de recursos.