La colaboración internacional ha garantizado que los niños sin recursos económicos tuvieran un tratamiento sanitario necesario para sobrevivir
El reportero y político panameño Luis Casis, segundo en las listas de Cambio Democrático para las elecciones presidenciales de mayo de Panamá, ha ayudado en los últimos tres años a la recuperación de 103 niños enfermos de Panamá sin recursos que han sido intervenidos en hospitales de Madrid, Barcelona, Bogotá y Boston.
Casis hizo una pausa la semana pasada en la campaña electoral, para viajar a Madrid y dar ánimos a Andrea, una niña panameña de 15 años que fue operada de un tumor en el Hospital La Paz y que recientemente ha sufrido una recaída. «Quería darle fuerza a Andrea y conocer el diagnóstico», explica Casis en una entrevista con Europa Press.
Andrea es una de las menores a las que Casis ha ayudado. En total, son 103 niños que necesitaban un trasplante de corazón, una prótesis de cadera o a los que se ha extirpado un tumor. Las posibilidades de ser intervenidos en Panamá, según explica Casis, eran pocas pues hay una «falta de voluntad del Gobierno en el tema de salud».
La ayuda a estos niños se enmarca en una campaña que nació a finales de 2014. «Desde entonces hemos podido ayudar, junto al pueblo panameño, a 103 niños que hoy son parte de la sonrisa de nuestra familia, que ya están sanos y salvos en su casa», expresa Casis.
Además, la intención del político panameño es que los doctores de los hospitales de Madrid, Barcelona, Bogotá y Boston viajen a Panamá para formar a médicos panameños. Esta sería una de las medidas sociales que impulsará si su partido fuera elegido en las elecciones y él llegara a ser vicepresidente del país.
Los orígenes de la campaña iniciada por Luis Casis para ayudar a estos niños surgió a raíz de un accidente que sufrió hace ocho años, cuando trabajaba en un medio de comunicación. «Yo era camarógrafo y durante una cobertura en una cárcel de mujeres, por tener la mejor imagen, me caí de un techo y me fracturé la cervical. Tenía un uno por ciento de probabilidades de volver a caminar pero gracias a Dios volví a caminar y me sentía en deuda con Dios», recuerda.
Después de aquel episodio, un señor le pidió ayuda para su hijo. Necesitaba una colecta de un millón para salvarle la vida y Casis podía contar su historia en la televisión. Fue entonces cuando su hijo de cinco años, que vio a su padre «preocupado», le dio una idea. «Me dijo: ‘Agarra una alcancía gigante –un recipiente cerrado para guardar monedas o hucha– y ruédala por el país», recuerda.
Así lo hizo y pudo recolectar el dinero suficiente para ayudar a aquel niño. De esa primera iniciativa, surgieron el centenar de historias que vinieron después y las largas caminatas por Panamá en busca de fondos para cada caso. Todo ello, con una alcancía gigante con cuatro llantas. Hasta el momento, más de 50 niños panameños han sido intervenidos en Barcelona gracias a la campaña Unidos de Corazón, y una en Madrid, con el apoyo de diferentes fundaciones como la Fundación Olloqui o la Fundación Obsequio de Vida.