El economista jefe para América Latina del Banco Mundial, Carlos Végh, recalca la importancia de reducir el déficit para bajar la inflación y garantizar el crecimiento.
El déficit fiscal es el principal reto macroeconómico para América Latina. Así lo afirma el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Carlos Végh, en la presentación de la obra ‘Ajuste fiscal en América Latina y el Caribe: ¿costos en el corto plazo, beneficios en el largo?’, que se ha realizado en la Casa de América en Madrid. En este sentido, recuerda que es el área clave en la que trabajar tras los años de recesión que han afectado a la región latinoamericana.
La obra, presentada por Enrique V. Iglesias, primer Secretario General Iberoamericano, apunta la necesidad estratégica de realizar una gran reforma fiscal. No obstante, apunta que hay que tomar tres decisiones fundamentales sobre cómo hacerlo: la primera, cuál es la velocidad del ajuste anhelado (gradual o terapia de shock), posteriormente habría que medir los componentes del ajuste (reducir el gasto público o incrementar los impuestos) y finalmente, determinar dónde se pueden realizar recortes (consumo público, inversiones públicas o transferencias sociales).
“América Latina ha tardado unos 30 años en lograr conseguir un control sobre la tasa de la inflación, pero todos los avances están en riesgo si se mantiene el déficit fiscal que se encuentra actualmente presente en la región”, ha matizado Végh. En este sentido, ha adelantado que hay algunos países que lo han comprendido y están trabajando en esta línea, como es el caso de Brasil, Colombia y Argentina.
El impulso de Sudamérica es clave para el resto de la región, ya que “representa el 70 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de toda Latinoamérica”. De ahí que se tengan las miradas posadas en cómo se está avanzando en la lucha contra el déficit fiscal, así como en cuáles son las fórmulas para lograr el máximo beneficio al menor coste. No en vano se están tomando en consideración los avances registrados en Estados Unidos y Europa, donde los ajustes se fueron implementando de forma gradual.
Beneficio vs coste
Végh afirma que el control del déficit ofrecerá beneficios directos a corto plazo para los países que los implementen, entre los que se encuentran el abaratamiento del crédito internacional o el contar con recursos fiscales suficientes para aplicar políticas fiscales anticíclica o para hacer frente a desastres naturales. Si se piensa a largo plazo, se prevé una reducción de la inflación y un mayor crecimiento del PIB.
En cuanto a los costes, el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial precisa que dependerá de las decisiones tomadas antes de comenzar el proceso de ajuste. En este sentido afirma que una mejora gradual será menos traumática que una de ‘shock’. En cuanto a la decisión de recortar o subir los impuestos, el coste será variable en cada uno de los países. Por ejemplo, ha precisado que en naciones de Centroamérica se puede aplicar un incremento de la presión fiscal, algo que empieza a ser menos recomendable en los países Andinos y que generaría un gran impacto negativo en países como Chile o Argentina.