El presidente Carlos Alvarado ha impulsado la medida que busca frenar el deterioro de las finanzas públicas.
La Asamblea Legislativa de Costa Rica ha aprobado este lunes una reforma fiscal impulsada por el Gobierno del presidente del país, Carlos Alvarado, que aumenta los impuestos y con la que se pretende frenar el deterioro de las finanzas públicas.
Además de elevar los impuestos, la reforma limita el gasto público, con lo que se busca recaudar el equivalente a el 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), unos 660 millones de dólares, durante el primer año de aplicación para lidiar con la abultada deuda pública, cercana al 54 por ciento del PIB.
«Esta es una reforma tributaria tardía para el país, pero ahora la situación es insostenible con el crecimiento de la deuda«, ha afirmado la ministra de Hacienda, Rocío Aguilar, antes de la aprobación de la reforma.
«Esta reforma lo primero que genera es confianza en el país y eso no se puede cuantificar en miles de dólares, pero permite que se vuelvan a tomar decisiones de inversión», ha detallado.
La reforma fiscal modifica el impuesto de ventas del 13 por ciento a un Impuesto al Valor Agregado (IVA) con la misma tasa, pero aumenta la cantidad de productos y servicios gravados. Además, incluye ajustes en el impuesto sobre la renta y la disminución de beneficios salariales a los trabajadores públicos.
Las autoridades señalan que la reforma es sólo la primera puerta de un proceso de estabilización fiscal para evitar trastornos que afecten el ritmo de la economía, que se prevé crezca un 3,2 por ciento en el 2018.
A finales de noviembre, el Tribunal Supremo de Costa Rica validó la reforma fiscal, allanando el camino para su aprobación final, después de que fuera aprobada por el Congreso a principios de octubre pero impugnada por algunos diputados.
La reforma fiscal se enfrenta aún a la oposición de sectores populares y mantiene en huelga a casi la mitad de los educadores del sector público, según el Ministerio de Educación.