El Gobierno de Estados Unidos ha dado a conocer este lunes nuevas medidas que endurecen las restricciones al asilo en la frontera con México, a tan solo un mes de las elecciones presidenciales. Estos cambios complicarán aún más la posibilidad de levantar el veto al asilo vigente, en medio de una campaña electoral donde la gestión migratoria se ha vuelto un tema central del debate.
En junio, el Gobierno estableció una norma que prohíbe a las personas que crucen de manera irregular solicitar asilo en EE.UU., lo que ha llevado a que las detenciones de migrantes caigan a su nivel más bajo en cuatro años. Sin embargo, esta decisión ha sido objeto de fuertes críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, que han presentado demandas acusando al Gobierno de violar las leyes de asilo y poniendo en peligro a quienes requieren protección.
Las nuevas medidas modifican la norma de junio en dos aspectos principales: elevan los requisitos para levantar la prohibición al asilo e incluyen a los menores no acompañados en la contabilización de cruces irregulares, según informaron funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Bajo la normativa anterior, para levantar las restricciones, el número de cruces irregulares debía promediar 1.500 al día durante siete días consecutivos. Con los cambios, este número debe permanecer por debajo de 1.500 durante un periodo de 28 días consecutivos, con el objetivo de «reforzar la seguridad en la frontera y disuadir la migración irregular», como declaró el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
Desde la implementación de estas restricciones, las expulsiones de migrantes en la frontera han aumentado significativamente, con un 70% de todos los adultos y familias detenidos siendo deportados. Expertos como Adam Isaacson, de la organización WOLA, señalaron que, aunque las cifras en la frontera son actualmente bajas, es «difícil de imaginar» que las restricciones se levanten en el futuro cercano.
El Partido Demócrata, que busca mantener el poder con la candidatura de Kamala Harris, ha adoptado una postura más dura respecto a la migración en los últimos años. Mientras tanto, cientos de miles de personas continúan llegando a la frontera sur de EE.UU. en busca de mejores oportunidades, huyendo de crisis sociales y políticas en países como Venezuela, Nicaragua y Haití. Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 21 millones de personas están desplazadas en América.