México ha dejado abierta la posibilidad de recibir migrantes no mexicanos deportados por Estados Unidos, marcando un nuevo capítulo en las relaciones migratorias entre ambos países. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció durante su conferencia de prensa diaria que, en casos donde EE.UU. no logre devolver a los migrantes a sus países de origen, México está dispuesto a colaborar a través de diversos mecanismos. Sin embargo, Sheinbaum no ofreció detalles específicos sobre cómo se implementará esta medida.
Esta declaración surge en un contexto de tensiones migratorias exacerbadas desde el inicio del gobierno de Donald Trump en 2017, cuando las deportaciones masivas se convirtieron en una política central. Durante el primer mandato de Trump, miles de migrantes, incluidos aquellos que buscaban asilo, fueron enviados de vuelta a México bajo la política de «Permanecer en México» y la disposición de salud pública implementada por la pandemia de COVID-19.
Desde 2020, las deportaciones desde Estados Unidos han aumentado significativamente. Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en 2020 se realizaron 185,884 deportaciones. Este número creció a 267,258 en 2021 y llegó a 360,347 en 2022. En 2023, se reportó un descenso debido a limitaciones presupuestarias y logísticas, aunque se estima que la cifra rondó las 300,000.
La situación plantea serios desafíos logísticos para México, especialmente en las ciudades fronterizas del norte como Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa. Estas localidades ya enfrentan problemas graves de crimen organizado y vulnerabilidad económica, lo que convierte a los migrantes no mexicanos en blancos fáciles para la extorsión y el secuestro.
México no está obligado legalmente a aceptar migrantes de otras nacionalidades, pero ha accedido a hacerlo en casos específicos, especialmente cuando países como Cuba y Venezuela rechazan recibir vuelos de deportación directamente desde Estados Unidos. En este sentido, Sheinbaum adelantó que México podría buscar limitar esta colaboración a ciertas nacionalidades o solicitar compensaciones económicas a EE.UU. para gestionar los traslados.
Además, la presidenta anunció que México tiene previsto organizar una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la región este mes para abordar la creciente crisis migratoria. Esta iniciativa busca coordinar una respuesta regional al fenómeno migratorio que ha cobrado mayor relevancia en los últimos años.
“Estamos preparados para recibir a los deportados con dignidad. No estamos a favor de estas deportaciones masivas, pero trabajaremos en un plan para atender la situación,” afirmó Sheinbaum.
Mientras tanto, las críticas señalan que las deportaciones masivas no solo representan un reto logístico, sino que podrían agravar las tensiones sociales en la región fronteriza. La comunidad internacional seguirá de cerca los próximos pasos de ambos gobiernos en este complejo tema.