Daniel Mejía, oriundo de Santo Domingo, ha trabajado durante años para conquistar el papel protagonista del musical de Disney que triunfa en la Gran Vía de Madrid.
“Repite conmigo: Hakuna Matata. Esas dos palabras resolverán todos tus problemas”. Y los resolvieron. Daniel Mejía encontró en El Rey León la motivación para emprender su propia aventura artística, dejando su Santo Domingo natal para convertirse en Simba, el protagonista del musical de Disney que triunfa en la Gran Vía de Madrid. “Ha sido un camino duro, pero lleno de satisfacciones”, asegura el artista a IberoEconomía.
Su destino parecía estar escrito desde niño. No sólo porque desde temprana edad encontró un interés por la danza, que le llevó a los 18 años a formarse profesionalmente en esta área, sino también porque El Rey León fue “la primera película de Disney que vi en VHS en casa”, recuerda. Dos mundos que empezarían a acercarse cuando, tras estudiar en diversas academias drama, improvisación, arte dramático y canto, dio sus primeros pasos en el mundo de los musicales.
Con sólo 21 años, Mejía ya robaba los aplausos del público que le veía en musicales como ‘West Side Story’ o ‘Chicago’, sin olvidar que también participó en ‘Hairspray’, ‘Dreamgirls’ y ‘SED’, en ésta última como miembro de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea Dominicana. Una trayectoria que cambiaría de la noche a la mañana al presentarse a las audiciones para obtener una beca en la Licenciatura de Danza en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Fue el único bailarín de danza contemporánea seleccionado y gracias a eso llegó a las tablas del reconocido musical de El Rey León.
“Una vez en España, el proceso de las audiciones tardó unos seis meses, pero me permitió entrar en el equipo de El Rey León. Tras otro medio año de intenso trabajo como suplente de los cantantes, logré ser el suplente del propio Simba. Dos años después, cumplí mi sueño y me nombraron el rey de la sabana madrileña”, recuerda entre risas.
Ahora, tras dos años como protagonista del musical, el artista de República Dominicana no se relaja en el rendimiento profesional, ya que “tenemos entre ocho y nueve funciones a la semana, lo que exige tener una preparación constante, llevar una buena alimentación y prepararse en el gimnasio”.
La disciplina y el alto rendimiento se viven en un ambiente de integración y de compañerismo. “Lo más bonito es ver la unión que tenemos en una compañía de teatro formada por 13 nacionalidades. Somos como una gran familia”, indica. Juntos logran dar vida a una de las películas animadas más populares del mundo, aunque no siempre es fácil hacerlo con la misma frescura cada día.
“Es un reto que el espectáculo se perciba tan fresco y alegre como el día de su estreno. No te voy a mentir, todos hemos tenido un día donde no apetece levantarse de la cama, pero en cuanto sube el telón y ves las caras de expectación del público, ya no supone ningún trabajo dar el máximo rendimiento y hacerles felices”, confiesa Mejía. Bajo la piel de Simba ha tenido la oportunidad de vivir experiencias inolvidables, como la de “un niño con Síndrome de Down que nos visita todos los años y pasa al ‘backstage’ donde está con el equipo y le vemos emocionarse al saludarnos y cantar las canciones. En ese momento ves con claridad y alegría por qué hacemos lo que hacemos”.
Aunque reconoce que Broadway es el sueño para cualquier artista, está satisfecho con las oportunidades que le está ofreciendo España “para cumplir mi sueño”. Un país donde no descarta la opción de trabajar en televisión o cine, “siendo sectores que, cuando se quiere, alcanzan un muy buen nivel”. Sin embargo, por ahora se aferra con una sonrisa al ‘Hakuna Matata’, “una forma de ser donde se entiende que estar vivo es una oportunidad a pesar de los problemas”.