Ford acordó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a 350 trabajadores de su planta en Almussafes, Valencia
La planta de Ford en Almussafes dio por conseguido este jueves el objetivo de saldar en las mejores condiciones posibles los 350 despidos de su primer Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en una década, con un acuerdo similar al alcanzado en 2009. Lo hizo, además, mientras se cumplían los peores pronósticos con la confirmación del cierre de la planta de Nissan en Barcelona, que hace dos semanas ya agravó la inquietud en la factoría.
El ERE reduce a 350 los 410 despidos que planteó inicialmente la dirección para capear la caída de la demanda, previa al Covid-19, e implica la salida del 5% de la plantilla mediante prejubilaciones y bajas incentivadas entre julio y octubre. Lo firmaron UGT y CCOO pero no STM-Intersindical, segundo en representación, tras rechazarlo el 60% de sus afiliados por insuficiente.
En pleno terremoto por el cierre de Nissan, UGT lo presenta como «un muy buen acuerdo, que ayudará mucho a resolver el problema« de fabricar cien vehículos menos diarios que hace un año, 1.640 -antes del parón por la pandemia-, frente a los 1.840 de 2018.
Según el presidente del comité de empresa, Carlos Faubel, la solución alcanzada les permite centrarse «en la lucha por seguir teniendo un futuro en Ford Europa». En declaraciones a LAS PROVINCIAS, el dirigente de UGT defiende que ese acuerdo constituye «una baza para reclamar» a Ford pedidos que garanticen la continuidad de la factoría.
Lo más urgente es adjudicarse la fabricación de motores híbridos para los vehículos ‘made in Valencia’, ya que su planta de motores se quedará prácticamente sin trabajo en 2022, cuando Ford traslade a Norteamérica la producción de los motores que ahora hace en Almussafes.
Clave será también el éxito del nuevo Kuga, el talismán de la factoría, responsable de la mitad de su producción. Su buen funcionamiento le permitió adelantar la recuperación del turno de noche y, según Faubel, también le da «margen para negociar» qué pasa con la planta de motores y con el resto de modelos de vehículos, pendientes de renovar.
De cara a «una transformación como nunca se ha visto desde que pasamos del carro al coche», recalca que «lo principal es que no haya muchas víctimas» en un proceso marcado también por el proteccionismo y los esfuerzos de Estados Unidos y Francia por repatriar la producción.
A favor de Almussafes en este crucial contexto juega su experiencia, competitividad y flexibilidad demostradas en anteriores épocas de dificultades, pero su sindicato mayoritario recalca que «se trata de que sobreviva el negocio europeo, una planta por sí sola no puede subsistir».
Impacto minoritario en el parque de proveedores
De momento, la onda expansiva del cierre Nissan en la Comunitat Valenciana hizo saltar las alarmas en el entorno de Ford, por el tan popular ‘cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar’ y también por el impacto en su .
El efecto del desmantelamiento de la planta catalana «es muy minoritario» para la industria auxiliar agrupada en el clúster AVIA. Desde la entidad apuntaron que los proveedores valencianos trabajan de manera residual para la planta de Barcelona, por lo que .
Según su presidenta, Mónica Alegre, se han vivido meses de «una profunda incertidumbre» y, en el caso de Nissan, «ya atravesaba una situación difícil que se ha acrecentado por la crisis a nivel global del coronavirus». Además, reivindica que , que es el 10 % del PIB industrial y da trabajo a más de dos millones de personas en España».
Con el cierre de Nissan en Barcelona se pierden 3.000 empleos