Con los espacios de coworking aumentando en los últimos años, Bookker es un emprendimiento que busca sacar provecho de esta nueva forma de trabajo
Aunque el teletrabajo no haya despegado aún en España, pese a que haya buenos motivos para ello, esta forma de trabajar ha cambiado en los últimos años, como por ejemplo, con la explosión de espacios de coworking.
En este sentido, hay muchas formas de innovar y de mejorar la flexibilidad de la oferta, sobre todo cuando es un modelo laboral en esencia y forma que apunta a ser protagonista en la próxima década. En el contexto de los cambios que vienen, hoy hablaremos de las propuestas de Bookker, una startup española que tiene dos propuestas: Bookker, una propuesta con lo que aglutinar a coworkings de todo tipo como plataforma destinada al usuario final, y Bookker Corportate, un servicio para mejorar la gestión de espacios en empresas y otro tipo de organizaciones.
Hemos podido hablar con su CEO y fundador, Miguel Ángel Orellana, que nos ha contado muchos detalles que repasaremos a lo largo del artículo. Bookker nació en octubre de 2018, y a principios de 2019 han recibido dos rondas de financiación por valor de unos 500.000 euros. Ahora, trabajan en cerrar otra ronda para el futuro próximo.
Bookker, el que quiere ser el ‘Airbnb de los espacios de trabajo’
Dentro de las dos grandes propuestas de Bookker, la que más nos ha llamado la atención como posibles usuarios finales ha sido la solución B2C, que ellos llaman el ‘Airbnb de los espacios de trabajo», y cuyo servicio el cliente puede gestionar al completo por una aplicación: desde la reserva a los pagos integrados. Como servicio, aún no está disponible para probar, porque de momento se están centrando en la expansión de Bookker Corporate, pero veamos en qué consiste.
Según nos expuso la compañía en nuestra charla, desde Bookker ven que hay mucho margen de mejora en la accesibilidad de freelances a espacios de trabajo compartidos o coworkings. En Bookker afirman que, por supuesto, sí, ya existen buscadores agregadores de espacios, así como espacios de coworking internacionales que encontrar cuando viajamos, pero a la vez, destacan que no existe un ecosistema que aúne la posibilidad de encontrar espacios en cualquier parte, con necesidades de tiempo, de personas y de fechas concretas.
Además, ven necesario que los coworkings sean, además de espacios en los que poder trabajar junto a otros profesionales que pueden no tener nada que ver entre sí en cuanto a ocupación, espacios en los que se creen sinergias compartiendo ideas o colaboraciones cuando sea necesario y los freelance necesiten a expertos en su campo y en otros.
Es decir, plantean que además de poder acudir al coworking a trabajar, este se convierta en un espacio de networking de proximidad donde las relaciones con otros cotrabajadores sean núcleo de la experiencia más allá de que exista buen ambiente. Y más allá de las relaciones que puedan surgir en el contacto del día a día, ven a Bookker como una plataforma donde buscar colaboradores freelance, y en función de dónde se encuentre, elegir un espacio u otro. Así, también ven el enfoque en saber de antemano en qué ecosistemas puedes encontrar cierto tipo de perfiles.
¿Cómo es la propuesta en la práctica? Según nos cuenta Orellana, «ir más allá del coworking dedicado como entidad en la que buscar un puesto de trabajo». El objetivo de Bookker es conseguir que bibliotecas, empresas y otros entes que tengan espacios sin uso, puedan rentabilizarlos si así lo quieren. Para impulsar que la gente promocione su perfil, la fórmula que han encontrado es la de la gamificación: colaborando con una gestión eficiente en los puestos y siendo activo, el usuario del servicio puede lograr obtener descuentos en las reservas de los espacios.
Según Orellana, los beneficios para el usuario final son mejores precios, por la flexibilidad que permite el modelo (pudiendo elegir el puesto concreto, solamente el tiempo necesario frente a días enteros), y el acceso a una oferta amplia de forma sencilla y rápida. Para el propietario del espacio, la ventaja es estar disponible en la base de datos de una aplicación desde la que obtener visibilidad y poder gestionar de forma más eficiente los recursos. Según Orellana, «hay muchos espacios con muy poca visibilidad que se beneficiarán de estar en una base de datos tan grande como la que Bookker les va a proporcionar».
Sobre el modelo de negocio para monetizar el servicio, en Bookker defienden un sistema de comisiones similar en cifras al de Airbnb, Uber o Trivago, aunque «tirando» por bajo: quedarse con un 15% del total que ingresa el propietario, un 15% del alquiler de salas de reuniones y la misma cifra con escritorios.
Para lograr esa facilidad de la que presumen, en la aplicación de Booker se proporciona información para propietarios de espacios, para proveedores de servicios, y para el usuario. Desde ella, por supuesto, se realizan todas las acciones de búsqueda y reserva: está todo integrado y no hace falta utilizar otros agentes. Gracias a la gestión de puestos individualizada, Bookker permite que si somos usuarios, y gracias a un mapeado de los coworkings, podamos elegir específicamente el puesto que nos interesa de una oficina. La compañía de coworking, a su vez, puede establecer distintos precios sobre puestos concretos, etc.
Booker Corporate es la otra pata de Booker, o más bien la primera, pues es el servicio en el que la empresa tiene puesta su mira de forma prioritaria y con el que ya obtiene ingresos gracias a estar operando a nivel internacional y a trabajar con empresas y partners como Telefónica, «que además de ser cliente, es partner y está revendiendo la solución». Ésta consiste en ofrecer a las empresas una forma de gestionar de forma eficiente los espacios de trabajo de sus oficinas o lugar de operaciones.
Orellana nos cuenta que la idea nació cuando, al formar parte de Wayra con otro proyecto, Telefónica les propuso plantear una solución para la gestión de las salas de reuniones mediante tecnología y sencilla de desplegar. Y así nació su aplicación para el seno de las compañías, cuya clave es que para la reserva de espacios emplea realidad aumentada.
El primer paso para un empleado de una empresa que haya contratado los servicios de Booker es descargar su aplicación, buscar el espacio o sala que quiere reservar, no solo en cuanto a nombre, sino de forma visual, para más tarde confirmar la reserva apuntando con la cámara y realidad aumentada a identificadores únicos colocados en los puestos. Estos identificadores no son más que carteles reconocibles por la cámara, lo que hace que el despliegue de los carteles de Bookker Corporate en las salas sea un proceso económico para el que ni siquiera hace falta personal dedicado de instalación.
Con esto, que también es aplicable a la gestión de puestos de trabajo individuales según la empresa lo configure, según los responsables de Booker, ofrecen un servicio diferencial. El factor que explica esa diferencia es el ahorro que supone para la empresa no tener que contar con pantallas para ofrecer información de cada sala, sino que que mediante la aplicación y los identificadores se solventan las necesidades que vayan surgiendo. Simplemente apuntando con el móvil a los identificadores de los puestos, el trabajador sabrá si está libre o no y por quién está ocupado.
En este sentido, nos cuentan que quieren ir más allá del mundo de la empresa, y están hablando con universidades, administraciones, y otros entes para que adopten la solución de Bookker si la necesitan.
El sistema tradicional en empresa, nos decía Miguel Ángel Orellana,funciona con tablets que no son accesibles desde fuera de la sala, ni permiten una gestión profunda de necesidades e incidencias que puedan surgir en el momento. En cuanto a los momentos en que celebrar las reuniones en sí, en Bookker también ofrecen un sistema que permite a los distintos empleados saber qué momento es el óptimo para que todos puedan concurrir a la cita, según el calendario particular de cada uno.
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