Cuando en los años 90 el estadounidense James Allison empezó a estudiar en su laboratorio una proteína llamada CTLA-4, no pensaba en el cáncer ni mucho menos, sino más bien en mejorar su conocimiento de nuestro sistema inmune. Sin embargo, sin su curiosidad por la biología de las células defensivas de nuestro organismo, muchos pacientes con cáncer no podrían hoy beneficiarse de las ventajas que la inmunoterapia está ya demostrando en un gran número de tumores.
Esa es la magia de la investigación. Hacerse preguntas, tratar de responderlas, descubrir encrucijadas de caminos y llegar a destinos con los que uno nunca hubiese soñado ante el microscopio. Y con suerte para Allison, años después, incluso, ganar el Premio Nobel de Medicina.
La celebración del Día Mundial del Cáncer de Mama el 19 de octubre, es una ocasión magnífica para reivindicar el papel de la investigación como único camino para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de nuestras y nuestros pacientes. Sin investigación todavía estaríamos hablando del cáncer de mama como uno de los más dañinos para la mujer. Por el contrario, hoy sabemos que, detectado a tiempo, la supervivencia es superior al 80% de los casos gracias a los programas de cribado y a la disponibilidad de más y mejores tratamientos.
No podemos lanzar las campanas al vuelo, porque nos sigue preocupando la alta incidencia de la enfermedad, las recaídas, las metástasis, los efectos secundarios del tratamiento y un largo etc. Pero sí podemos decir que la investigación, la traslación de los hallazgos del laboratorio hasta convertirlos en fármacos es el único camino por el que debemos seguir avanzando entre todos.
Es necesario que los puentes entre el laboratorio y el hospital sigan abarrotados de oncólogos, de investigadores que van y vienen de sus pipetas al servicio, que se empeñan por traducir los hallazgos más básicos, nuestro conocimiento de la enfermedad en tratamientos eficaces y cada vez menos tóxicos. Más de 30 años después de los hallazgos sobre los linfocitos de Allison y el japonés Tasuku Honjo (coganador del Nobel de Medicina este año), la inmunoterapia es ya una realidad en el tratamiento que reciben día a día los pacientes con cáncer. E incluso en tumores como el de mama, comenzamos a entrever terapias basadas en el papel de nuestro sistemainmunológico. Esto es la investigación: convertir a los pacientes en la prueba viva de la ciencia básica.
En el caso del cáncer de mama, hablamos además del tumor más frecuente en las mujeres españolas (con 26.000 diagnósticos anuales, según las últimas cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica). Una enfermedad que afectará a una de cada ocho mujeres en algún momento de su vida y que, gracias a la investigación, ha alcanzado porcentajes de supervivencia inimaginables en muchos otros tipos de tumores.
Pero no queremos ni podemos detenernos aquí. Tenemos que seguir avanzando, para que esos porcentajes se puedan alcanzar en todos los estadios y subtipos de cáncer de mama. Porque la evolución es positiva, enorme diría, pero todavía insuficiente. Es necesario seguir investigando entre todos: desde el científico en su laboratorio hasta el médico que atiende a las pacientes, pasando por enfermeros, psicólogos, rehabilitadores, familias y las propias pacientes. Todos tenemos que involucrarnos en este esfuerzo colectivo para conseguir salvar cada vez más vidas.
Como coordinador científico de SOLTI, para mí es un orgullo hablar de la actividad que desarrollamos desde 1995 en el campo de la investigación. Somos un grupo académico de investigación de referencia que desarrolla ensayos clínicos de excelencia en cáncer de mama. Los avances en el abordaje de este tumor están llegando a un ritmo excelente, y solo la colaboración multidisciplinar y la existencia de grupos cooperativos como el nuestro hacen posible trasladar la investigación básica que desarrollan nuestros colegas en los laboratorios hasta convertirlos en fármacos que los oncólogos podemos administrar a nuestros pacientes para mejorar sus perspectivas y su calidad de vida.
Desde SOLTI nos comprometemos a seguir trabajando para conseguir los mejores resultados. Sabemos que la tarea es difícil, pero nuestras pacientes pueden estar seguras de que lo seguiremos haciendo con la misma ilusión, esfuerzo, creatividad y afán de superación. Este 19 de octubre va por ellas.
Dr. Aleix Prat
Coordinador científico de SOLTI